Un diálogo en el Día Mundial del Teatro 2021
A ser dicho en voz alta, por dos teatristas, como en el teatro.
UNO: ¿Leíste el Mensaje por el Día Mundial del Teatro? Este año le tocó escribir a la actriz inglesa, Helen Mirren.
DOS: Sí. Cortísimo, pero directo al grano.
UNO: Comienza exclamando: “¡Qué tiempo tan difícil!”.
DOS: Creo que ahí se quedó corta; yo hubiera exclamado “¡Qué catástrofe, qué cataclismo!”.
UNO: Pero tú no has sido educado a la inglesa. Los ingleses siempre usan eufemismos para expresar sus sentimientos.
DOS: Entonces me mostraré muy inglés y parco y no mencionaré el nombre de ese poeta educado en Inglaterra que termina su poema más famoso diciendo que “el fin del mundo no será un estallido sino un silencioso quejido”.
UNO: Lo haces bien. Lo mejor que se puede hacer ante problemas irresolubles es minimizarlos con humor inglés.
DOS: Pero cuidado, con tanto humor y neblina inglesa, la gente no va a percibir que el distanciamiento social no sólo prohíbe el teatro, sino que destruye su misma esencia.
UNO: La situación es grave. Y si vamos a desaparecer, es mejor desaparecer pataleando. A ver, ¿intentamos explicar la gravedad del problema? Comienza tú. Dicta, yo anoto.
DOS: Veamos, escribe: (Se aclara la garganta) La convivencia simultánea de público y actores es esencial al teatro. El teatro es un acontecer que ocurre cuando los espectadores y los actores pueden decir el mismo “aquí”, en el mismo “ahora”.
UNO: Yo añado: Distanciar al público de los actores es como quitar la forma y el color a la pintura …es como quitar el sonido a la música.
DOS: Te estas poniendo patético… Ese cataclismo no ha caído sobre las otras artes…
UNO: ¡Por eso la gente no se da cuenta que un cataclismo ha caído sobre el arte del teatro!
DOS: Eso es verdad. La gente ya está acostumbrada a que las obras de arte puedan ser reproducidas mecánicamente y cree que el teatro también puede ser reproducido.
UNO: Un ejemplo: Antes de la invención del fonógrafo, un violinista tocaba y las ondas sonoras se perdían en el aire. Por eso, los auditores sentían que la música era un momento único en sus vidas, que iba a desaparecer de manera inminentemente.
DOS: Hoy, el teatro es todavía como antes era la música, porque no existe ni existirá una máquina que lo pueda reproducir.
UNO: ¿Estás seguro de que “no existirá”?
DOS: No puedo imaginar una máquina así. Cuando exista, podrán decir que en mi tiempo era inimaginable. Sigamos.
UNO: OK, sigo: tan impactante era la fugacidad de la música que, todavía hoy, cuando queremos resaltar un momento único y tornarlo inolvidable, tocamos o escuchamos música o cantamos al unísono.
DOS: (Cantando) Happy birthday to you… O el Himno Nacional…
UNO: “¡Compañeros y compañeras…!”
DOS: ¡Eso! Un discurso pronunciado ante auditores reverentes es otra manera de tornar inolvidable un momento.
UNO: … y la palabra hablada ha pertenecido, por excelencia, al teatro…
UNO: … pero no existe una máquina para reproducir el teatro.
DOS: Eso ya lo dijimos. Estamos dando vueltas. Además, hay máquinas para reproducir discursos…
UNO: El afán humano de conservar la memoria ha conducido a que cada vez que aumentamos nuestra capacidad de recordar, al usar máquinas que registran y reproducen, cambiamos la civilización, el conocimiento. La imprenta, por ejemplo…
DOS: Eso es verdad, pero no es pertinente para el teatro…
UNO: Entonces ayúdame a volver al grano.
DOS: ¡El fútbol, por ejemplo! Desde que se inventó la filmadora y la pantalla, podemos ver un partido de fútbol años después de su fecha.
UNO: … pero su gracia ya se ha perdido porque ya no hay esa expectativa por lo que todavía no ha ocurrido. Es un partido “en diferido”.
DOS: ¡Ahí está! Una obra de teatro es como un partido de fútbol. Ocurre mientras ocurre. Se lo puede registrar, pero el efecto sobre el espectador no es perfecto.
UNO: … como el amor. Ocurre en el momento presente, durante la convivencia de los involucrados. Y ojalá pueda volver a ocurrir otra vez, pero no será el mismo acontecimiento, no será el mismo momento de amor. Será siempre diferente. Será mejor o peor o incomparable, pero siempre diferente.
DOS: Muy sugestiva tu comparación entre el acto de amor y el teatro. Pero hay que añadir que ahora, los enamorados del teatro están separados. La pandemia nos ha alejado los unos de los otros.
UNO: Claro, inevitable, porque dispersarnos es todavía la mejor estrategia para disipar los impactos de la muerte.
DOS: Esa estrategia es buena para la salud pública, pero terriblemente contraproducente para el teatro porque para vivir el teatro, necesitamos reunirnos.
UNO: Exactamente ahí está el problema actual del teatro. Helen Mirren no ha dado tantas vueltas como nosotros y simplemente lo ha llamado “Tiempos difíciles”.
DOS: No ha querido describir el problema sino simplemente ha hablado de su solución. Diplomática la Helen.
UNO: Claro y, además, puede mostrarse optimista y celebrar la capacidad de los teatristas de trabajar formas de comunicación “inventivas, imaginativas, conmovedoras, todo esto por supuesto gracias al Internet”.
DOS: Pero lo presenta como si fuera fácil y no es fácil: Los teatristas tenemos que inventar una manera de escribir, sobre un nuevo escenario. Hay que inventar nuevas maneras de dar ritmo y pausa, nuevas maneras de mostrar cercanía y distancia, entradas y salidas, ausencia y presencia…
UNO: Además, el teatro no gana nada si imita al cine. Por eso se prohíbe echar mano a las riquezas del cine porque su gracia es justamente narrar historias sin mostrar las cosas sino solamente aludiendo a ellas. Así estimula la imaginación del espectador.
DOS: Es que para el teatro es importante que el espectador sepa que es él mismo el que está inventando sus propias visiones…
UNO: La dama Mirren no corre detrás de ese objetivo. Ella es actriz de cine.
DOS: Es también actriz de teatro.
UNO: Pero a nosotros nos consuela rápido y nos dice que seremos “más capaces de sobrevivir, con ingenio y coraje, a esta pandemia”.
DOS: Y nos augura “una nueva energía y una renovada comprensión del mundo que compartimos”.
UNO: Ojalá tenga razón.
DOS: ¿Y en Bolivia, vamos a encontrar una nueva energía?
UNO: En este último tiempo los teatristas han trabajado mucho. Cada obra que se ha presentado ha sido una demostración de esfuerzo e inventiva. Hubo éxitos y fracasos, pero el ímpetu no ha cesado, sino que va creciendo porque los intentos de unos estimulan los intentos y la inventiva de otros.
DOS: Pero eso ocurre en el mundo entero. La pandemia ha estimulado la inventiva de los teatristas. He leído unas estadísticas que muestran cómo...
UNO: … tú lo has dicho: “en el mundo”. Pero el teatro en Bolivia ocurre en un planeta aislado, lejano, perdido. Los teatristas de aquí no participamos en los trabajos de los teatristas de los países vecinos. Por eso, no inventamos junto a ellos.
DOS: Eso es muy malo.
UNO: La soledad no es buena. No tenemos la oportunidad de trabajar con teatristas que se desenvuelven en ambientes teatrales muy creativos y no recibimos esos estímulos.
DOS: ¿Pero no hay nada que hacer?
UNO: Ya lo hicimos “pero no contamos con su pereza” ni con el rebote de la pelotita...
DOS: Explícate.
UNO: En 2017, forzamos al Gobierno de entonces a incluir a Bolivia en el Programa Iberescena, que financia coproducciones entre varios países latinoamericanos y España. El gobierno boliviano se comprometió a pagar anualmente una cuota de 45 mil dólares para que el teatro, la danza y el circo de Bolivia recibieran 100 mil dólares para poder participar en la creación de obras en otros países. En 2017 creímos que comenzaríamos a salir de esta nuestra soledad de años…
DOS: ¿Y?
UNO: Este es el tercer Gobierno que no paga la cuota…
DOS: ¡Plop!
UNO: Sí, plop. Y, claro, pedimos explicaciones. Y nos dijeron que un funcionario del Ministerio de Culturas debe pedir a su ministro que envíe una carta al Canciller para que éste ordene a otro funcionario que haga pagar… Así hemos visto saltar la pelotita durante cuatro años. Unas veces la pelotita no encuentra ministro, otras veces no encuentra al funcionario, a veces no hay ministerio y ahora quizás ya no hay presupuesto…
DOS: Triste.
UNO: Ridículo, diría yo. Tristes fueron los duelos de este año.
DOS: Verdad. En 2021, los teatristas nos hemos reunido en tristezas colectivas por el fallecimiento de algunas personas muy queridas por todos…
UNO: Personas que nos dejaron su generosidad y compromiso. Nos dejaron su ejemplo sin ningún reproche. Así nos enjugaron las lágrimas.
DOS: ¿Recuperaremos la alegría?
UNO: ¡Sí, la estamos recuperando! Es una alegría segura de que algo bueno va a suceder.
DOS: Una alegría como la de Helen Mirren que acaba su mensaje confesando que está impaciente de que suceda lo mejor.
UNO: “Estoy deseando que así sea”.
DOS: Venga un abrazo con distanciamiento, compañero.
UNO: Feliz Día Mundial del Teatro 2021.
DÍA MUNDIAL DEL TEATRO
¡Qué tiempo tan difícil para la actuación en vivo! Muchos artistas, técnicos y artesanos han necesitado luchar en una profesión que ya de por sí es tensionada por inseguridades.
Quizás la costumbre a la inseguridad los está tornando más capaces de sobrevivir, con ingenio y coraje, a esta pandemia.
En esta nueva circunstancia, su imaginación ya ha inventado formas entretenidas y conmovedoras de comunicar; por supuesto gracias, en gran parte, a Internet.
Desde que en este planeta hay seres humanos, éstos se han reunido para contarse historias.
La bella cultura del teatro vivirá mientras vivamos aquí. El afán creativo de escritores, diseñadores, bailarines, cantantes, actores, músicos, directores no será nunca sofocado, y en un futuro muy cercano volverá a florecer con una nueva energía y una renovada comprensión del mundo que compartimos.
¡Estoy deseando que así sea!
Hellen Mirren.
(Traducido por Luis Bredow)
Instituto Internacional del Teatro