Denuncian “masacre blanca” en la Fundación Patiño
Trabajadores de la Fundación Simón I. Patiño denunciaron ayer que se vive una “masacre blanca” en dicha institución.
“En fecha 21 de octubre fuimos convocados y se nos entregaron una serie de argumentos indicándonos que la institución tiene la necesidad de cerrar las bibliotecas y que por el bienestar y la sobrevivencia de la fundación había que hacer un sacrificio, pidieron nuestras renuncias. Así lo hicimos, pero ayer nos enteramos que todos estos argumentos no correspondían a la verdad y públicamente la Fundación indica que las bibliotecas no cerraran.
Queremos informar al público en general acerca de la masacre blanca efectuada por los altos mandos administrativos de la Fundación Simón I. Patiño, con sede en la ciudad de Cochabamba, el día jueves 21 de octubre, en contra de todo el personal de las bibliotecas de Cochabamba (Biblioteca Central y el Centro del Literatura Boliviana) y de La Paz (Cedoal, Centro del Cómic y la Animación)”, expresaron en una carta abierta.
En Cochabamba se despidieron a seis funcionarios que trabajaron en la institución un promedio de 25 años. Expresaron su preocupación ya que indican no conocer el motivo de su despido.
“Si no se cerrarán las bibliotecas como afirma el Señor Baudoin (Director Nacional de Cultura de la Fundación I. Simón Patiño), ¿cuáles fueron los motivos por los cuales nos obligaron a firmar nuestra renuncia? Exigimos una explicación”, expresaron en dicha carta.
El martes la Fundación Simón I. Patiño, informó que se ha iniciado un proceso de transformación interna que generará cambios en los centros de documentación y aseguraron que mantendrán intacto el funcionamiento de las bibliotecas, en La Paz y Cochabamba.
CARTA ABIERTA
A la ciudadanía en general a los directivos de la Fundación Simón I. Patiño en particular
Queremos informar al público en general acerca de la masacre blanca efectuada por los altos mandos administrativos de la Fundación Simón I. Patiño, con sede en la ciudad de Cochabamba, el día jueves 21 de octubre, en contra de todo el personal de las bibliotecas de Cochabamba (Biblioteca Central y el Centro del Literatura Boliviana) y de La Paz (CEDOAL, Centro del Cómic y la Animación).
Entre los seis empleados despedidos en la ciudad de Cochabamba, sumamos 147 años de experiencia profesional combinada, y cada uno de nosotros hemos trabajado en la institución un promedio de 25 años: y, conscientes de que la crisis sanitaria y económica se halla difundida a nivel mundial, nosotros, como profesionales comprometidos a nuestra labor durante décadas, deseamos dar a conocer que hemos jugado un papel fundamental para sobrellevar la pandemia, ya que mantuvimos funcionando la única biblioteca pública actualizada de libre acceso en la ciudad de Cochabamba. Esta mantuvo sus puertas abiertas al público gracias a que invertimos tiempo para expandir nuestras competencias y funciones al autocapacitarnos en el manejo de las nuevas tecnologías de informática y comunicación para llegar a nuestro público, compuesto de estudiantes de todos los niveles, investigadores, escritores, académicos, literatos y poetas, así como aficionados a la lectura. De esta manera, contribuimos a los esfuerzos realizados para mantener la contención social requerida durante la cuarentena y el distanciamiento físico para salvaguardar la salud de nuestra ciudadanía, encierro prolongado que incluso llegó a generar cuadros de enfermedad mental en muchos niños y adultos. Realizamos todo este trabajo en silencio, incluso cuando nuestros colegas de trabajo caían como resultado de haberse infectado con COVID19 por asistir a nuestras fuentes laborales.
A pesar de nuestra dedicación de más de dos décadas, desde hace varios meses hemos venido soportando acoso laboral: se nos decía de manera sistemática y repetitiva que la FUSIP se hallaba en una severa crisis; que el fondo destinado a la cultura decrecía constantemente; que la institución no podía sostener más al personal en ejercicio. Luego, en una reunión sostenida el 9 de septiembre de 2021 con el Director de Ginebra, Sr. Frédéric Debrey, este se comprometió con nosotros, garantizando nuestras fuentes laborales hasta el mes de diciembre de 2021, comprometiéndose a que no habría despidos pero sí una reducción importante de salarios a partir del mes de noviembre para sobrellevar la crisis. Se nos anunció que, en el mes de diciembre, se definirían el destino de las bibliotecas y, por lo tanto, que esperáramos hasta el mes de enero para conocer su decisión.
Sin embargo, y lastimosamente, el día jueves 21 de octubre, luego de darnos cuenta que, sin aviso alguno, ya nos habían cerrado las cuentas institucionales de correo electrónico, nos convocaron, uno a uno, de manera aislada, a una reunión personal puesta en escena para hacernos a firmar nuestra renuncia, en ese lugar y ese mismo momento, para así evitarnos posteriores complicaciones legales. Resulta importante añadir que, en la sala contigua, ellos tenían tres abogados preparados para hablar con nosotros, mientras que nosotros carecíamos de todo asesoramiento legal y apoyo sindical. La directora en ejercicio, señora Sussy Soto Portugal, afirmó que la institución carecía de los recursos requeridos para seguir solventando las bibliotecas y por ello era necesario cerrarlas. Se nos repitió insistentemente durante la reunión de despido que nadie tomaría nuestros cargos, que no nos obligaban a renunciar para que otra persona entrara en nuestro lugar, que no nos estaban retirando porque hayamos hecho algo mal. Incluso se nos dijo, de manera condescendiente, que por este motivo, de regalo podíamos llevarnos el teléfono institucional. Cuando preguntamos acerca del destino de la biblioteca y los fondos bibliográficos, pues nos preocupó que habrían de deshacerse de su valioso material bibliográfico y documental acopiado durante más de medio siglo, nos respondieron que no sabían qué harían con estos recursos y volvieron a garantizarnos que no contratarían a nadie más para realizar la labor que nosotros habíamos desempeñado por tantos y tantos años.
Las reuniones duraron un promedio de 45 minutos y al final de cada reunión, el convocado salía en un estado emocional deplorable, visiblemente agitado y en shock, escoltado por dos personas hasta su respectiva oficina para realizar un inventario de activos fijos y sacar sus objetos personales ese mismo instante. Es importante aclarar que, habiendo trabajado en esta institución por varias décadas, llegando a considerarla nuestro segundo hogar, no era fácil ni posible vaciar nuestros espacios de trabajo de inmediato como ellos nos exigieron que hiciéramos. De esta manera, no solo incumplieron la palabra dada por el Señor Frédéric Debrey expresada en el momento arriba referido, sino que nos sometieron a humillaciones públicas delante de nuestros demás colegas, de quienes no recibimos el mínimo apoyo y observaron todo el proceso en silencio. Se nos despojó de nuestra fuente laboral de décadas sin permitirnos por lo menos entregar de forma decente el material que por más de 20 años hemos resguardado celosamente.
Grande fue nuestra sorpresa cuando el 25 de octubre José Baudoin, Director Cultural de la Fundación Patiño, emitió un comunicado oficial difundido por varios medios:
“Nuestra Fundación jamás dejará de promover la cultura y el cuidado de la producción intelectual del país. Es por ello que realiza ajustes necesarios que permitirán dar larga vida a las bibliotecas de la Fundación y así mantener las obras y el patrimonio”, y mantendrá intacto el funcionamiento de las bibliotecas, en La Paz y Cochabamba. (eju.tv, 2021).”
Dicha afirmación contradijo abiertamente todo lo que se nos había dicho para forzar nuestras renuncias. Esto se puede evidenciar actualmente al ver que las bibliotecas que habían garantizado funcionarían de manera intacta, están cerradas, a diferencia de lo que ocurrió en medio de lo peor de la pandemia, debido al despido masivo.
Entonces, los empleados despedidos no sabemos hasta ahora el motivo de nuestro despido puesto que, si no se cerrarán las bibliotecas como afirma el Señor Baudoin, ¿cuáles fueron los motivos por los cuales nos obligaron a firmar nuestra renuncia? Exigimos una explicación. Nosotros, los empleados despedidos y el público usuario al que atendimos durante tanto tiempo, merecemos saberlo.
Es importante entender que estas bibliotecas constituyen un patrimonio cultural boliviano: llevan funcionando más de dos décadas y albergan material precioso e invaluable como la “Biblioteca Mendicante” del gran historiador boliviano Josep Barnadas; la colección completa de libros de los escritores Jesús Lara y Augusto Guzmán, escritores que forman parte vertebral de la historia y literatura nacional, además de la colección más completa en el país de producción de escritores bolivianos, acervos que confirman el patrimonio documental del pueblo boliviano, acorde a lo establecido en el art. 99 de la Constitución Política del Estado del 2009. Por otro lado, el cierre de estas unidades de información, constituye un atentado contra la cultura y educación de Bolivia, una horrenda falta de respeto hacia el trabajo de los investigadores de nuestra realidad nacional y de los bibliotecarios que vimos nacer esta institución y ayudamos primorosamente a nutrirla, en el espíritu de Cero Despidos instituido por Don Simón I. Patiño desde el principio de la Fundación. Recordemos que fue él quien personalmente mandó a grabar en la entrada del Palacio Portales su principio rector de vida, mismo que ha infundido la operación institucional desde hace décadas: “Amor al trabajo y respeto a la ley”.
¿Cómo puede esta institución afirmar ahora que es un pilar educativo cuando es evidente que demuestra una actitud tan despectiva, de indiferencia y desinterés hacia las bibliotecas y los profesionales que las operan? Recordemos que en nuestro medio no existe una carrera de Bibliotecología que ofrezca una nueva generación de gente formada para reemplazarnos, ni que demuestre la dedicación requerida por estos valiosos recursos.
Sin bibliotecas no se puede hablar de educación y cultura: esta no se mide en términos de costo-beneficio: no constituye un gasto absurdo ni innecesario. Mientras nosotros, como profesionales comprometidos, luchamos por llegar a la población y preservar nuestra memoria histórica, nuestro patrimonio documental, bibliográfico, artístico y cultural, existen otros que se dan el tiempo y trabajo para cerrar bibliotecas en el momento que más se las necesita para reconstruir nuestra educación e impulsar nuestra cultura y aportar al desarrollo integral del país en el momento que más se necesita, y descartar libros a tiempo de, públicamente, afirmar que continúa su compromiso con la cultura. Asimismo, en días recientes, a tiempo de promover nuevas actividades como la exposición “La vida judía de la Alemania actual”, la institución insistió que utilizarán “el arte como instrumento de educación y conocimiento”. Nos preguntamos: ¿acaso los libros, las bibliotecas y los bibliotecarios no son parte fundamental en esta misión? ¿No es acaso el bibliotecario un agente educativo importante, un difusor y promotor de la lectura, cimiento de la educación humana? Hallamos en estas afirmaciones nada más que un discurso retórico sin fundamento ni principio.
Sin otro particular saludamos a ustedes
Por la estabilidad laboral
Por el apoyo a la cultura
Por los derechos de los trabajadores
Atentamente,
Los abajo firmantes
Lic. Jackelinne Mejia Arias
Lic. David Córdova Ramírez
Tec.Sup. Maria Elena Sabja Daza
Tec. Sup. Sergio Rocha Aranibar
Tec. Sup.. Carla Montaño Montaño