Colanzi triunfa con su obra "Ustedes brillan en lo oscuro”, que habla del tiempo como desecho
La escritora boliviana Liliana Colanzi se llevó el gran Premio Ribera del Duero 2022 por su libro “Ustedes brillan en lo oscuro”, un conjunto de seis cuentos unidos en torno a un interés por abordar el tiempo como desecho. La obra saldrá a la venta simultáneamente en Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile, Colombia, España, México y Uruguay el próximo 11 de mayo en el catálogo de la editorial Páginas de Espuma, el sello que convoca el premio.
El jurado, presidido por Rosa Montero, resalta una “obra de gran originalidad y potencia expresiva que construye mundos extraños aunando las claves de ciencia ficción y realismo para llevar a cabo una crítica que nos sitúa ante el desconsuelo y la inquietud de la vida”.
El Premio Ribera del Duero está dotado con 25.000 euros. Por primera vez, este año, a través de la convocatoria, se han recibido concretamente 943 manuscritos de 37 países. Ayer, en una rueda de prensa internacional, realizada de forma virtual, la escritora boliviana respondió las siguientes consultas:
¿Cómo se siente con este premio?
Para mí ha sido una alegría enorme ser ganadora de este premio que da un apoyo importante al cuento corto y la editorial Páginas de Espuma tiene una labor muy destacable en estas más de dos décadas apoyando y eso es una labor que valoro y aprecio mucho.
¿Qué van a encontrar los lectores en esta nueva obra?
Se trata de seis cuentos que están unidos en torno a un interés por abordar el tiempo desde diferentes aspectos. (…) Puedo proyectar un poco, o echarle imaginación, y tratar de imaginar cómo ha sido el planeta antes de que estemos, así como especies, y cómo podría ser después en el futuro. El tema de la mutación también está presente en el libro.
Por otro lado, hay un cuento en una colonia que mantiene usos y costumbres tradicionales, que rechaza el progreso y cualquier influencia externa, en especial aquella que tenga que ver con los avances tecnológicos.
Un tema que se repite en por lo menos dos de los cuentos es el tema de la radiación de los materiales radiactivos, los desechos tóxicos, en especial de los desechos agresivos -porque son desechos que creamos en esta época-. Uno de los cuentos, y el que da título al libro, está inspirado en el accidente radiológico de Goiânia, Brasil, en 1987, en el que dos recolectores de chatarra ingresaron a un hospital abandonado, desmantelaron equipos médicos para tratar el cáncer y vendieron esas piezas a una chatarrería, provocando involuntariamente una contaminación con material radiactivo que tuvo consecuencias terribles para Goiânia. El otro cuento que tiene que ver con la radiactividad está situado en la ciudad de El Alto en la que ya se ha construido una central nuclear -que de hecho es un proyecto actual que el Gobierno boliviano está llevando a cabo- y en el que hay unos adolescentes que viven muy próximo a esta central y a los hechos radiactivo.
Hay un par de cuentos situados en el Amazonas. Al departamento del Beni, que es de donde viene mi madre y mi familia materna, yo hice un viaje en 2019 con mi madre a Cachuela Esperanza, que es el lugar que dio el boom del caucho de la goma elástica a fines del siglo 19 y principios del siglo 20. A pesar de que el caucho generó una riqueza extraordinaria en esa época que hizo que existiera el primer cinematógrafo de Bolivia, la primera máquina de rayos X en un hospital de primer nivel, un teatro; todo eso está convertido hoy en día en ruinas semi devorada por el monte, por la selva. Me interesaba justamente ese contraste entre un pasado con mucha bonanza y un presente en ruinas.
¿Cuánto tiempo lleva trabajando en estos cuentos?
Estos cuentos los empecé a escribir en 2017 y estuve peleándome mucho con ellos. De hecho, creía que algunos ya los tenía listos, pero con la pandemia los volví a leer, me disgustaron muchísimo y lo reescribí casi por completo.
¿Qué le atrae de trabajar en la narrativa breve?
Me gusta la intensidad del cuento, su capacidad de buscar mucho en pocas páginas, también para mí es un reto crear mundos autocontenidos y complejos en pocas páginas. Para mí, el cuento, la forma breve, es justamente ese espacio en el que puedes combinar materiales, muchas veces contradictorios, disímiles, que supuestamente no tienen relación el uno con el otro y ponerlos en diálogos en ese espacio breve.
En sus libros anteriores hay cuentos que bordean los géneros del terror y la ciencia ficción, ¿encontraremos estos géneros en esta nueva entrega?
Sin duda. No todos los cuentos de este libro son cuentos especulativos, es decir, es cierto que hay cierta ficción, hay cuentos que podrían considerarse de horror o cuento fantástico, pero también hay algún que otro cuento donde el fenómeno de lo sobre natural no está presente, pero que no tienen tampoco una relación mimética con la realidad. Incluso en esos cuentos que podrían considerarse realistas de este libro está la cuestión de lo extraño como elementos que distorsionan lo real.
¿Existe algún elemento, personaje o situación con la que tenga alguna relación especial?
Aunque los cuentos no hablen necesariamente de mi experiencia, yo necesito tener un vínculo con los cuentos, ya sea temas que me obsesionan durante un largo tiempo, ideas que me rondan, imágenes que me persiguen; y en ese sentido sí mi vínculo es personal. No me interesa necesariamente estar yo como personaje o que mi propia experiencia vital se refleje en los cuentos. De hecho, me parece que la literatura es un gran canal para explorar aquello que es otro, que es diferente y que no podremos ser nunca. Pero sí necesito sentir una conexión vital muy profunda con cada uno de los de los cuentos, de lo contrario pierdo el interés muy rápido.
¿Cuál es su opinión sobre los finalistas que te acompañaban en la terna?
Yo pensé que cualquiera de ellos iba a ganar antes que yo, para mí el premio fue una sorpresa grandísima y me costó un buen tiempo creerlo precisamente porque respeto mucho el trabajo de los escritores, de mis colegas que han sido finalistas.
¿Cuándo y cómo descubrió la escritura como una forma de comunicación?
La escritura y la lectura han sido parte de mi vida desde que yo tengo memoria. Toda mi infancia recuerdo haber estado leyendo y escribiendo, tal vez porque no me gustaba mucho hablar con las otras personas, era muy tímida. Entonces la literatura para mí era una forma de conectar con otras voces, de pensar, de expresarme de una manera que no implicara el tener que hablar. Durante muchos años lleve un diario, ahora ya no lo hago. Durante mucho tiempo también publiqué en periódico cuentos infantiles que yo mandaba con seudónimo, me gustaba mucho la práctica del seudónimo y así fue como empecé a publicar. La primera vez que publiqué con mi nombre, en una antología, fue en un volumen de relatos que se llama “Memoria de lo que vendrá”, cuando tenía 18 años.
¿Cuáles fueron sus referentes literarios al momento de escribir estos relatos?
De hecho tenía varios autores y autoras en la cabeza cuando escribía los cuentos. Necesito siempre tener a mano o en la imaginación la obra de otros autores que alimentan mi imaginación. Algunos relatos de este libro los escribí pensando en la obra de Amparo Dávila, una escritora mexicana de horror y de lo extraño. Hay algún relato también que lo siento como una reescritura de un cuento muy breve de Silvina Ocampo. Otro cuento también está muy inspirado en un cuento largo que se llama “El cementerio de elefantes”, del escritor boliviano Miguel Esquirol. También tenía en la cabeza, sobre todo últimamente, a la escritora Marie Vieux-Chauvet, que tiene una novela que se llama “Amour”, que es extraordinaria. También fue importante para mí la “trilogía de la destrucción de la cultura” del escritor argentino Rafael Pinedo.
Entonces mi escritura es un dialogo con otros autores que me vuelan la cabeza y en algunos casos ese dialogo es más evidente y en otros está un poquito más difuminado o más escondido, y también para ayudarme a solucionar algunos callejones sin salida en los que inevitablemente me pierdo en el proceso.
¿Qué le interesa explorar en su literatura?, ¿está determinado por la violencia, la migración, la desigualdad social?
Me interesa, y está también en varios de los relatos, el tema de la destrucción medioambiental, el tema de la contaminación, de la polución, aunque no necesariamente, me interesan en un sentido apocalíptico, sino me interesan como conflictos del presente, pero no necesariamente para proyectar siempre un futuro que tiene que ser ruinas, sino justamente como estrujada de la imaginación para plantearnos qué hacemos a partir de este conflicto, cómo resolvemos esto de una forma que no siempre nos conduzca a la catástrofe no. Ese también es un desafío para mí como escritora.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Lo que tengo ahora en la cabeza es un libro de cuentos en el que cada uno de ellos hable sobre alguna planta o sobre algún árbol que tiene una historia particular, que está vinculada a nuestra historia humana de alguna forma. Me interesa mucho el reino vegetal que es muy enigmático, muy complejo también y al que solemos ver también como una suerte de fondo. No sé qué va a salir de este proyecto, siempre comienzo con una idea de lo que me gustaría hacer, pero la escritura me va llevando por lugares que no estaban planeados.