Temporada del Nobel llega en medio de la guerra de Ucrania
La entrega de premios Nobel suele ser una ocasión de celebrar la paz y a los benefactores de la humanidad, pero este año tendrá lugar, a partir del lunes, con el conflicto de Ucrania causando estragos en el corazón del Viejo Continente.
Desde la Segunda Guerra Mundial, ningún conflicto entre Estados había tenido lugar tan cerca de Oslo y Estocolmo, las dos apacibles capitales en las que se atribuyen los famosos galardones filantrópicos (de medicina, física, química, literatura y paz) desde hace más de 120 años, además del reciente premio de economía.
Cada año, los primeros galardones que se anuncian son los científicos (medicina el lunes, física el martes y química el miércoles).
Después, se anuncia el de literatura el jueves y el de la paz el viernes. El de economía, el único que no fue creado por el famoso inventor sueco Alfred Nobel (1833-1896) cerrará la temporada el 10 de octubre.
El Nobel de la Paz, que se atribuirá el 7 de octubre y que suele ser uno de los más comentados, tendrá un eco particular este año, según los expertos.
“Lo más probable es un premio que vaya en apoyo de las instituciones que recaban información sobre crímenes de guerra”, declaró el profesor sueco Peter Wallensteen, especialista en cuestiones internacionales.
¿Un pronóstico de buen augurio para la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya? ¿O para los investigadores del portal Bellingcat?
El periodo para presentar nominaciones (este año hubo 343) terminó el 31 de enero, antes de que empezara la invasión de Ucrania, pero los cinco miembros del comité Nobel están autorizados a incluir nombres en la lista durante su primera reunión, que tuvo lugar a finales de febrero.
Varios miembros del Parlamento Europeo han pedido que el comité que otorga el Nobel de la Paz reconozca al presidente Volodímir Zelenski y al pueblo ucraniano por su resistencia a la invasión rusa.
¿Un premio anti-Putin?
“Algunos piensan que no atribuir el premio sería el mensaje más fuerte sobre la situación de los asuntos internacionales”, comentó Wallensteen.
El comité Nobel noruego, el jurado que decide quién gana el premio Nobel de la Paz, puede dejar ese puesto vacante si considera que nadie es digno de recibirlo, algo que hizo por última vez hace 50 años.
Un posible premio anti Vladímir Putin podría recaer en el opositor ruso encarcelado Alexéi Navalni, o en la opositora bielorrusa Svetlana Tijanóvskaya.
El año pasado, el galardón fue atribuido a una de las bestias negras del presidente ruso, el periodista Dmitri Muratov, que lo recibió junto a su colega filipina Maria Ressa. El galardón pretendía ensalzar la libertad de prensa.
Según los pronósticos, este año el premio también podría ser otorgado a la organización anticorrupción Transparency International, a la activista sueca contra el cambio climático Greta Thunberg o a otras figuras destacadas de la defensa del medio ambiente como la sudanesa Nisreen Elsaim o el ghanés Chibeze Ezekiel, así como al naturalista británico David Attenborough.
Pero ¿podría un premio como el de literatura, en principio menos politizado, llevar un mensaje implícito contra el Kremlin? La rusa Ludmila Ulitskaya, que ha aparecido en las quinielas de los últimos años, podría acabar llevándose ese galardón a casa, según los críticos consultados por la AFP.
Otros que llevaban tiempo en la lista de favoritos, como la estadounidense Joan Didion, la británica Hilary Mantel o el español Javier Marías, murieron este año y no podrán, por tanto, suceder al británico de origen tanzano Abdulrazak Gurnah, distinguido el año pasado.
Tratamientos contra el cáncer de mama, progresos en las biopsias prenatales o las vacunas basadas en la tecnología de ARN mensajero son algunos de los campos de estudio que, según los expertos en el Nobel, podrían ser premiados en la categoría de medicina.