Rivero: “Se lee con el cuerpo y por supuesto se escribe con el cuerpo”
Desde que Tierra fresca de su tumba se publicara en 2020 a través de la editorial Marciana (Argentina), la obra de la escritora boliviana Giovanna Rivero ha traspasado fronteras con ediciones en Chile (Los Libros de la Mujer Rota), en Bolivia (El Cuervo), España (Candaya), además de ser traducida al portugués (Incompleta/Jandaíra) e italiano (Gran Via).
El libro fue seleccionado por publicaciones como El Clarín (Argentina), Folha de Sao Paulo (Brasil) y El Universo (Ecuador) como una de las mejores obras de 2021.
Ahora, el más reciente libro de cuentos de Rivero tiene lista una edición en inglés (Charco Press) que, según el portal de venta de libros de Estados Unidos Barnes & Nobles, se publicará en junio de 2023. Asimismo, los derechos de la obra fueron adquiridos por RT Features, productora a cargo de películas como Ad Astra o Call me by your name.
En los cuentos de Tierra fresca de su tumba aparecen pescadores que atraviesan los mares de la muerte, niñas abandonadas en las estepas que encuentran en el góspel un puente hacia la belleza o una comunidad menonita en Bolivia que busca justicia tras un acto colectivo de violencia hacia las mujeres. Son parte de los personajes de seis relatos que combinan lo cotidiano, lo gótico, la distopía y el realismo más extremo, que intentan tocar, con las manos extendidas de la infancia, la dimensión sensual del más allá y se asoman peligrosamente a un abismo interior que acabara por devorarlos.
Los cuentos fueron escritos, entre 2015 y 2020, en medio de procesos de mudanza interna y externa entre Gainsville, Ithaca y Lake Mary, en EEUU, provenientes de estímulos en las noticias como las violaciones masivas en Manitoba o el caso del pescador salvadoreño que sobrevivió en el mar por más de 400 días, pero también de pérdidas sentidas para la escritora, como el fallecimiento de su amiga y colega Emma Villazón, así como la de su hermano. En Tierra fresca de su tumba hay una sensación de muerte muy fuerte, “muy plutónica”, que se convierte en un ejercicio de canalización para tratar de responder narrativamente a la pregunta: ¿cómo nos enfrentamos a las pérdidas y a los sucesos más extraños que nos rodean?
“Para mí era como que no podía construir un bienestar afectivo, que todo estaba muy movido y bajo esa luz tan llena de penumbras que generaba un sentimiento de inestabilidad total, de vulnerabilidad, escribí esos cuentos, de algún modo los personajes son para mí como exorcismos de mis experiencias”, explicó la también doctora en literatura hispanoamericana.
La autora de otras obras de cuento como Para comerte mejor (Aristas Martínez, 2020) o novelas como 98 segundos sin sombra (Suburbano ediciones, 2021), a lo largo de su bibliografía ha registrado la violencia social en América Latina a través de lo fantástico, lo corporal, lo erótico y lo poético. El cuerpo es uno de los tópicos que le interesa narrar, jugar y deformar y Tierra fresca de su tumba no es la excepción. “Cuando un texto te llega hay algo en el cuerpo que te responde, un erizarse de la piel, un tragar saliva o un estremecimeinto, se lee con el cuerpo y por supuesto se escribe con el cuerpo”, agrega.
Pero no sólo se queda con eso, ya que para ella la muerte de gente amada se convirtió en una fotografía que la acompañaba y la sigue acompañando. La idea de un cuerpo que se supone muerto, pero que sigue atravesando procesos vitales. “Este libro no puede ser pensado por fuera del cuerpo, está el cuerpo vivo atormentando, pero también está el cuerpo muerto hablándote, entonces creo que ese es un eje centralísimo en este trabajo. Fue una alucinación que estuvo tan presente en la corrección de los cuentos, durante la escritura de algunos de ellos. Encontraba como una vibración llevadera cuando estaba escribiendo, la escritura ha sido siempre una salvación”, afirma Rivero.