Gaby Vallejo: Mis libros me abrieron el mundo
La destacada escritora cochabambina Gaby Vallejo Canedo sumó recientemente un galardón más a su extenso palmarés, tras obtener el premio mundial Gabriel Mistral que entrega la Cámara Internacional de Escritores & Artistas de Chile (Ciesart).
La eximia autora nacional expresó su satisfacción por este nuevo reconocimiento a su trabajo que, según ella, es la retribución al valioso aporte que realiza a la literatura boliviana e internacional.
Haciendo una retrospectiva, ¿qué balance hace de su trayectoria como escritora?
Fui acogida con mucho entusiasmo y respeto por mi primer editor Werner Guttentag y luego los demás editores también. Siempre fui bien recibida. El tener editores fue una ganancia desde un principio. También tener lectores y comentaristas que me recibieron con aprecio y admiración. Bolivia me aceptaba y me daba su aprecio. Después llegaron los premios y reconocimientos. Alguna vez un escritor varón trató de enjuiciarme negativamente, pero lo callaron en el camino. Todo siguió su curso y empecé a recibir invitaciones de organismos del exterior. Viajé mucho gracias a los libros. Llevé mis textos, charlas, conferencias. Pronto el mundo se abrió para mí. Tengo muchos amigos escritores que me incluyeron en sus proyectos.
¿Cuántos de sus textos han sido llevados a otros géneros?
Mis textos llevados a otros géneros son Hijo de opa, llevado al cine con la película Los hermanos Cartagena, por Paolo Agazzi y el grupo Ukamau.
El cuento Del placer del fuego y Del placer y la muerte, convertidas en obras de teatro por el elenco de Sonia de la Rosa.
Wara y el sudor del sol llevado al teatro por el grupo Los Cirujas y al video por el Ministerio de Educación de nuestro país.
Juvenal Nina llevado a ballet, por siete años, por el Ballet Municipal de Cochabamba, por el artista y maestro Edson Ontiveros.
Amor de colibrí expuesto en títeres y muñecos por el grupo Botones y trapitos y por varios grupos de elencos de colegios.
¿Qué hubiera sido si no es escritora?
Con seguridad hubiera sido artista de la música. Yo toqué charango y guitarra en el primer grupo femenino de folklore en los años 90. Mi grupo se llamaba Wayrasonko, pero la palabra escrita tuvo más fuerza.
¿Cómo califica a la literatura boliviana en la actualidad?
La literatura boliviana tiene tres figuras femeninas de gran nivel internacional en este momento: Giovanna Rivero, Magela Baudoin y Liliana Colanzi, que escriben rompiendo cánones tradicionales, incluso con sus propias ediciones, como Mantis. Muy reconocidas por sus aportes con premios internacionales y comentarios sobre sus libros.
Homero Carvalho ha cruzado fronteras, tanto con ediciones internacionales de sus textos, como con traducciones a otros idiomas. No hay un día en que no aparezca con una novedad bibliográfica.
Muchas escritoras aparecen en antologías mundiales, como la boliviana-brasileña Marcia Batista Ramos o la fecunda escritora y promotora potosina Andreyna Herrera.
Muchos poetas tienen una vida artística internacional, como Gabriel Chávez, que siempre aparece en encuentros y entrevistas internacionales.
Creo que el internet está promocionando más a los escritores que las editoriales, que han disminuido sus ediciones. Fenómeno que es mundial debido al desarrollo universal de la virtualidad.
Pero tenemos enorme orgullo por lo que se edita. Libros como los de Amalia Decker, Gonzalo Lema, Cristina Botelho, Vanessa Giacoman, Francisco Bueno, Cesar Verduguez, Teresa Rodríguez, Daniel Averanga siguen publicándose, mostrando un buen signo de permanencia. La pregunta amerita mucho más espacio. Queda mucho por recuperarse y estudiar de lo que se publica en la actualidad, por ejemplo, libros de microcuentos.
¿Un proyecto a corto plazo?
Quizá un segundo volumen de ensayos, parecido al Ensayos del siglo XX, para ser leídos en siglo XXI, o segundo tomó de Papeles de viaje, porque he encontrado muchos recuerdos en agendas y notas de viajes y en la misma memoria que son muy valiosos para entender y profundizar en la vida de una escritora viajera como he sido.