Homero Carvalho: Asumo nuevos retos estilísticos
El escritor beniano Homero Carvalho Oliva continúa cosechando galardones en el contexto nacional. Ayer se confirió el Premio Departamental de Novela “Jesús Lara” con la obra “El nombre elegido”.
Por su parte, Luis Fernando Martín Molina Monasterios se llevó el Premio Departamental de Ensayo “Gustavo Rodríguez Ostria” con el título “La cultura política”.
El concurso fue impulsado por el departamento de cultura de la Gobernación de Cochabamba.
Carvalho recibirá 20 mil bolivianos y la publicación de su libro. Molina percibirá 10 mil de la misma moneda y también editarán su obra.
Carvalho expresó su satisfacción por la nueva estrella que suma a su extenso palmarés literario.
Homero, ¿cómo recibió esta buena noticia?
Si bien ya he ganado otros dos premios de novela, 1996 y 2008, éste me llega en un momento en el que intento reinventar mi literatura, asumiendo nuevos retos estilísticos, como el de “non fiction novel”, como llaman los norteamericanos a este género que narra desde la historia y el testimonio, sin importarme que haya gente que intenta moldearnos diciéndonos lo que debiera ser una novela; además el nombre del concurso: Jesús Lara, uno de los mejores escritores bolivianos le da su prestigio y ganar la primera versión, en la que participaron decenas de escritores, es un orgullo para mí.
¿De qué trata la obra y en que se inspiró para escribirla?
La novela se desarrolla en la década de los ochenta, dictaduras de por medio, Bolivia se vio inmersa en el oscuro y sanguinario mundo del narcotráfico, al extremo que la prensa internacional nos denominó un “narcoestado”. La época de Roberto Suárez, en Bolivia, y de Pablo Escobar, en Colombia, por eso mismo la trama recorre varios países latinoamericanos. Lamentablemente la plaga contaminó, también, los primeros años de la recuperación de la democracia. “El nombre elegido” es el título de la esta novela que fue finalista en un concurso internacional, es una obra que se sumerge en ese mundo y hace del narcotráfico y la política los protagonistas principales que se encarnan en varios personajes, algunos de ellos con nombres ficticios y otros con sus nombres reales, porque para escribirla decidí convertirme en un exégeta de la época en la que el país inició su descenso al infierno.
Me armé de valor para publicar esta obra, memoria de la herida nacional, ajuste de cuentas de una época de la que nadie quiere hablar porque el presente está más jodido aún, porque en mis pupilas está la verdad de las escamas del pez, del polvo de estrellas; he conocido a narcos, políticos y amigos que fueron víctimas y victimarios y, no quise morirme sin antes contribuir a desmitificar a estos criminales, denunciar la corrupción que genera y, si es posible, aportar a la construcción de una mayor conciencia social sobre este flagelo de la humanidad que, en nuestro país, ha corrompido todos los niveles gubernamentales, creando la maquinaria del narcopoder, que se ha transformado en un monstruo que ya no podemos ocultar en el patio trasero, porque cada día se evidencian asesinatos y torturas atroces como representación explícita de la violencia que genera la droga. Con este libro pretendo dejar evidencia del cinismo con el que los bolivianos “enfrentamos” el tema del narcotráfico, cuando, en realidad, lo asumimos como tal.