La batalla de Canchas Blancas
Mario Barragán Vargas, Historiador y presidente de la Sociedad de Etnografía e Historia de Tarija (Soethis)
El 13 de noviembre, el Fondo Editorial del Concejo Municipal de Tarija presentó el libro La batalla de Canchas Blancas de 1879 en la Guerra del Pacífico, del autor y editor Hugo Roberto Suárez Calbimonte, con la calificada coautoría del doctor Carlos Augusto Cardona Ayoroa.
En la víspera, la Casa de la Libertad concluyó otra edición del mismo libro, en formato digital, que será presentada próximamente en Sucre por el director de la Casa de la Libertad, Mario Linares Urioste.
“La iniciativa y desarrollo de esta investigación se originó paradójicamente en y desde Tarija… De aquí partió el bien y el mal en esa desgraciada guerra que nos llevó obligados por la abyecta invasión del hermano Caín de América”, se expresa en la contratapa del libro, a modo de resumen de su contenido.
El punto de partida
El problema de investigación fue si la batalla de Canchas Blancas en la Guerra del Pacífico de 1879 había ocurrido y, si ocurrió, cuáles fueron los motivos para su ocultación.
Fieles a la verdad histórica, fundamos el trabajo en fuentes primarias, concluyendo que esta batalla ha ocurrido entre el 12 y 13 de noviembre de 1879, gracias a la decisión de un sector de militares patriotas de la V División, que resolvió marchar al oeste a cumplir con su deber, teniendo que superar la oposición de su comandante, Narciso Campero Leyes, quien decidió marchar al norte para “hacer política”, en vez de cumplir las órdenes superiores y su sagrado deber de enfrentar al invasor, según las memorias del coronel Ezequiel Apodaca, de Isolina Morales viuda de Pantoja —hija del general Lino Morales— y de otros autores.
El comandante Campero dejó para la historia, y para su descargo, sólo documentos oficiales que él mismo ordenó que se publicaran, dejando para la historia el argumento de que la V División no estaba preparada para marchar al oeste, fundamento que se torna endeble, porque existen fuentes que informan que la V División era la más y mejor equipada del país y dotada del mejor personal de élite del ejército de entonces.
Las acciones de Canchas Blancas y luego las de Tambillos contradicen manifiesta y elocuentemente la posición pasiva favorable al agresor del indicado comandante; en efecto, Bolivia contaba en 1879 con un formidable Plan Estratégico Militar Binacional de Guerra “formulado por el ministro del presidente Hilarión Daza, don Julio Méndez, que consistía en organizar núcleos de defensa, uno en Bolivia y otro en el sur peruano, aguardar en las alturas y atraer al ejército chileno a las montañas”, de acuerdo con José Eduardo Pradel Barrientos y otros autores.
Y es eso lo que hicieron los bolivianos en forma exitosa en las indicadas acciones bélicas. Si no continuaron aplicando ese Plan Estratégico fue porque derrocaron con un golpe de Estado al presidente Daza y asumieron el poder político boliviano quienes favorecían el avance chileno, como se afirma en el nuevo libro.
Los motivos
No se tenía suficiente claridad historiográfica sobre este hecho bélico y los motivos de su ocultación; a la conclusión de la investigación, con el libro, adquirimos la certeza de que los principales motivos que llevaron a chilenos y algunos antipatrias nacionales, para invisibilizar esta hazaña de características singulares, fueron los siguientes:
Primer motivo para la ocultación: el errático y frustrado plan de la geopolítica chilena, que pretendía ampliar su invasión y apropiarse también de Potosí, el sur de Bolivia e invadir el norte argentino, con la alianza del Paraguay, reencendiendo la tirria guaraní por la invasión genocida sufrida en la Guerra de la Triple Alianza. La batalla de Canchas Blancas evitó la pérdida de Potosí y el sur de Bolivia, además de la invasión del norte argentino. Canchas Blancas desnudó la vergüenza chilena del fracaso de su plan geoestratégico para lograr una amplia hegemonía continental, según las memorias de Apodaca.
El segundo motivo: el Ejército de Chile tenía y tiene la permanente y pública doctrina militar, arraigada en su país, de que cuenta con un ejército jamás vencido, que no habría sido derrotado en ninguna batalla; las derrotas que ha sufrido Chile en Canchas Blancas y en Tambillos desmienten categóricamente esa teoría.
A estas alturas de la civilización, en el siglo XXI, las memorias del coronel Ezequiel Apodaca gozan de aceptación y plena validez historiográfica y son consideradas fuente primaria para la historiografía de la Guerra del Pacífico, extremo reconocido por dos eminentes historiadores de Chile, los doctores Aldo Garrido y Pablo Lacoste.
La extrema paradoja es que hasta hoy en Bolivia algunos historiadores, hasta militares, todavía niegan la existencia de la batalla de Canchas Blancas, anacronismo atávico que aún se mantiene en algunos militares bolivianos, corriente, cada vez menor, que se sostiene exclusivamente en documentos oficiales de la V División del ejército en la Guerra del Pacífico y la subrepticia influencia mapochina en Bolivia; aquellos documentos oficiales de esa fuente parcial fueron escogidos por el propio comandante Gral. Campero y presidente de Bolivia, haciendo de juez y parte para la historia, porque fue él quien ordenó qué documentos se publicarían y cuáles no.
Precisamente, los encargados de redactar, compilar y publicar lo ordenado por dicho comandante y Presidente de la República fueron el abogado Manuel V. Alba, auditor de Guerra y comisario de Guerra (dos funciones antitéticas en manifiesto conflicto de interés) y el abogado Severino Campuzano, secretario privado del presidente Campero.
Los documentos de la batalla de Canchas Blancas han sido vedados y proscritos; caso contrario, en estos tiempos no sería un problema relevante de investigación científica, de manera que los negacionistas de la batalla no sólo buscan continuar con la ocultación, ingresando en el campo de lo que metodológicamente se conoce como “fragmentarismo o reduccionismo histórico”, que colisiona estrepitosamente con la corriente metodológica holística desarrollada.
Hacia el Bicentenario
Próximos a celebrar el Bicentenario de Bolivia en 2025, este trabajo es una ofrenda al país, y en particular al Plan Estratégico del Bicentenario, buscando que esta injusticia de casi siglo y medio de ocultación histórica cese y se constituya en un hito para permitir a Bolivia lograr recuperar su territorio invadido y fundamentalmente su acceso ancestral al mar, atributo natural que es y debe entenderse así, como un derecho humano natural universal, como nación con libre acceso y cualidad marítima, estado coartado por la fuerza, fruto de la artificiosidad de la conducta humana, reñida con lo que debe ser la justicia internacional y el Derecho Natural de acceso natural a los mares; si queremos paz, debe llamar poderosamente la atención de la comunidad y organismos internacionales, en estos tiempos de cambio, de era en el mundo en que vivimos.
En el Derecho interno, postulamos la urgente necesidad de que se constitucionalice un nuevo derecho humano de la ciudadanía de conocer su verdad histórica por parte de sus gobernantes, derecho que, más que sólo un derecho más, sea elevado a un atributo humano colectivo, convertido en un Derecho Humano Constitucional de Última Generación.
Con este libro, develamos que han mediado grandes y muy graves motivos geopolíticos y geoestratégicos de alcance continental para la ocultación de la batalla de Canchas Blancas; por eso es que hoy afirmamos con seguridad que ha empezado a cumplirse la sentencia del expresidente Hilarión Daza Grosellé, quien afirmó que de “esta traición a la patria, alguna vez la historia los acusará”. Nos tocó a nosotros, ahora sí, Dios guarde a Bolivia.