Los descubrimientos arqueológicos más emocionantes del año
Este año fue bueno para la arqueología: la humanidad fue testigo de cómo nuevas técnicas como la inteligencia artificial (IA) pueden dar lugar a grandes avances, y la comunidad científica ha arrojado nueva luz sobre artefactos desenterrados en épocas anteriores.
Pero también ha sido un año de nuevos descubrimientos arqueológicos, como talleres de momificación en Egipto que revelan algunos de los secretos de esta antigua técnica de enterramiento; un templo sumergido en Italia construido hace 2 mil años por comerciantes procedentes de los desiertos árabes; y una inmensa ciudad maya que se había perdido en la selva pero que fue desvelada gracias a la tecnología láser.
He aquí siete de los nuevos hallazgos más interesantes:
Las espadas del mar Muerto
En junio, unos arqueólogos hallaron cuatro espadas extraordinariamente bien conservadas en una cueva del desierto de Judea entre los siglos I y III d. C., época en que la región era refugio de los rebeldes judíos al dominio romano. La madera y el cuero suelen pudrirse con rapidez, pero aquí el ambiente seco los protegió, de modo que las espadas están completas con sus empuñaduras y vainas.
Las espadas se descubrieron después de que se hallaran en la cueva, al sureste de Jerusalén y junto al mar Muerto, una punta de hierro de una jabalina romana llamada pilum y trozos de madera trabajada. Los investigadores registraron entonces la cueva con detectores de metales, que revelaron las cuatro espadas encajadas tras estalactitas.
Se cree que, probablemente, las armas fueron escondidas allí por rebeldes judíos durante la revuelta de Bar Kokhba, entre los años 132 y 136 d. C., después de haberlas recogido de un campo de batalla o robado de unidades romanas. Los arqueólogos están entusiasmados con la conservación de la madera y el cuero, que podría ayudar a precisar dónde y cuándo se fabricaron las espadas.
Cabeza gigante en Rapa Nui
En febrero, unos voluntarios desenterraron una nueva cabeza gigante de piedra llamada moai en Rapa Nui, también conocida como Isla de Pascua, en el océano Pacífico, a más de 3 mil kilómetros de la costa de Chile.
La estatua es pequeña para un moai: mide poco más de metro y medio, mientras que otras de las cerca de 900 que hay en la isla alcanzan los 10 metros de altura (un moai sin extraer habría medido más de 21 metros cuando se completó). Pero se descubrió en un lago de cráter seco, y los arqueólogos creen que puede haber más por encontrar.
Ciudad maya perdida
El revolucionario poder del LiDAR (Laser Detection and Ranging, en español: Detección y localización por láser) quedó demostrado en junio con el descubrimiento de una ciudad maya desconocida hasta entonces en la península mexicana de Yucatán.
Esta técnica utiliza equipos aerotransportados para escanear el paisaje con miles de pulsos de luz láser por segundo, lo que puede revelar detalles ocultos bajo los árboles y otras coberturas: las curvas y canales históricos del río Misisipi, por ejemplo, y los refugios construidos por los soldados durante la Batalla de las Ardenas.
Los arqueólogos que visitaron el yacimiento a pie han bautizado la ciudad perdida como Ocomtún, palabra maya yucateca que designa sus numerosas columnas de piedra. Creen que fue un centro importante desde aproximadamente el año 250 d. C. hasta que fue abandonado cuando la civilización maya se derrumbó entre los años 900 y 1000, posiblemente a causa de la sequía y las luchas internas.
Ocomtún cubre más de 48 hectáreas y cuenta con plazas, campos de pelota, casas de élite, plataformas elevadas, altares rituales y templos piramidales; los restos de la pirámide más grande tienen más de 24 metros de altura.
Un templo sumergido
Arqueólogos italianos anunciaron en agosto el descubrimiento, cerca de Nápoles, de los restos submarinos de un templo de 2 mil años de antigüedad, que creen que fue construido por los antiguos nabateos.
Procedentes de las actuales Jordania y Arabia Saudí, los nabateos, que también fundaron Petra, eran mercaderes del desierto que suministraban a los romanos los lujos de Oriente. Gran parte de su comercio llegaba al puerto de Puteoli, actual Pozzuoli, a pocos kilómetros al oeste de Nápoles; el templo de la costa del puerto había quedado sumergido durante la actividad volcánica de la zona, a la vista del monte Vesubio.
Las ruinas sumergidas incluyen un altar a los dioses nabateos, y los arqueólogos sugieren que el templo sirvió como “cartel publicitario” de la cultura nabatea, además de lugar de culto. Una inscripción en latín en un trozo de mármol relata que “Zaidu y Abdelge ofrecieron dos camellos a (el dios) Dushara”, un sacrificio que puede haber sido para beneficiar las negociaciones comerciales, o una bendición para un arriesgado viaje por mar.
Dos talleres de momias
Arqueólogos egipcios anunciaron en mayo que habían descubierto otros dos talleres de momificación en la necrópolis de Saqqara, cerca de las ruinas de la antigua ciudad de Menfis, a pocos kilómetros al sur de El Cairo (capital de Egipto).
Los talleres pertenecen a la XXX dinastía (380 a 345 a. C.) y al periodo ptolemaico (305 a 30 a. C.), que es tardío para el antiguo Egipto; la práctica egipcia de la momificación para preservar un cadáver para su vida después de la muerte se remonta a miles de años antes, en torno al 2600 a. C.
Uno de los talleres recién descubiertos en Saqqara presenta lechos de piedra destinados a la preparación de cuerpos humanos, mientras que el otro tiene lechos más pequeños que los arqueólogos creen que se utilizaban para momificar animales.
Piedras preciosas
Decenas de piedras preciosas talladas con representaciones de dioses y animales romanos fueron descubiertas en Carlisle, al norte de Inglaterra, entre las ruinas de un antiguo sistema de desagüe que transportaba el agua de los baños públicos en los siglos III y IV. Los arqueólogos anunciaron el hallazgo en junio; se cree que las gemas eran joyas que llevaban los bañistas adinerados, pero que cayeron a los desagües cuando sus engarces se aflojaron por la humedad y el calor de los baños.
Estas gemas incluyen piedras semipreciosas de ágata, jaspe, amatista y cornalina; algunas están talladas con imágenes de dioses romanos, como Apolo, Venus y Marte, mientras que otras muestran animales, como conejos y pájaros. Este tipo de piedras preciosas talladas, llamadas intaglios, eran utilizadas por los romanos como un tipo de firma, a menudo presionando un anillo en arcilla o cera para crear un sello.
Un fatídico naufragio
En abril, los buscadores australianos anunciaron que habían encontrado los restos del Montevideo Maru, un buque de transporte japonés que se hundió en 1942 con más de mil prisioneros de guerra aliados a bordo. El barco transportaba tropas australianas capturadas durante la invasión japonesa de Nueva Guinea, así como un contingente de marineros noruegos y más de 200 civiles capturados.
El barco se dirigía a la isla china de Hainan, entonces ocupada por Japón, cuando fue avistado por el submarino estadounidense U.S.S. Sturgeon cerca de la costa norte de Filipinas. Sin saber que el barco japonés transportaba prisioneros de guerra aliados, el Sturgeon lo rastreó durante varias horas antes de hundirlo con torpedos. Ninguno de los prisioneros sobrevivió, y el hundimiento es el peor desastre marítimo de la historia de Australia.
Sin embargo, algunos tripulantes japoneses sobrevivieron e informaron de que algunos de los prisioneros que habían logrado subir a balsas improvisadas cantaron una popular canción escocesa a sus compañeros muertos en el barco hundido.