Chávez: Creo que Bolivia es un país con vasta tradición poética
A propósito del Día Mundial de la Poesía, que se conmemoró ayer, el reconocido poeta y periodista boliviano Gabriel Chávez Casazola afirmó que este género literario en Bolivia, por su tradición, ha alcanzado cotas de gran estatura, de gran calidad.
—En algún momento, usted dijo que la poesía boliviana es atípica, ¿por qué?
—Considero que la poesía boliviana, puesto que después de la guerra del Chaco y probablemente a raíz de este acontecimiento, tuvo un proceso de ensimismamiento, de insularización. Al insularizarse, la poesía boliviana se diferenció de otras poéticas de los países vecinos, se sustrajo de los movimientos de esa época. El surrealismo no tuvo en Bolivia ni las vanguardias la misma preponderancia que en otros países. Se desarrolló una forma de expresión muy particular, se desarrollaron voces atípicas, voces singulares, voces fuertes. En todo el periodo en que la poesía boliviana estuvo, como digo, insularizada, que fue como desde los años 40 del siglo XX hasta hace apenas 20 años, es en el siglo XXI cuando la poesía boliviana vuelve a atender un diálogo fluido y constante con otras tradiciones poéticas contemporáneas.
—¿Qué influencia tiene la poesía boliviana?
—Creo que la poesía boliviana recoge muchas influencias porque cada poeta tiene sus propias influencias y cada época también. Cada etapa tiene sus propias lecturas, obviamente hay algunas lecturas constantes que son los poetas clásicos, pero también cada generación elige sus lecturas, elige a sus maestros.
Lo que sí que me parece importante subrayar es que Bolivia, a diferencia de otros países, no tiene una tradición poética parricida, sino que más bien es un país donde hay un diálogo, un diálogo creador, un diálogo que a veces también parte de la diferencia, de hacer una escritura diferente que las generaciones anteriores, pero hay un diálogo entre generaciones, hay un mirarse a los ojos entre una y otra generación y hay reverberaciones, hay ecos de una generación en la siguiente.
Yo creo que los poetas contemporáneos hemos leído a Jaimes Freire, hemos leído a Tamayo, hemos leído a Sáenz, hemos leído a Cerruto, hemos leído a Otero Reiche, hemos leído a Wiethüchter, a Camargo, a Urzagasti, a Jorge Suárez y leemos a poetas vivos de los 30, de los 40, Terán Cabero, Matilde Casazola, Norah Zapata Prill, Blanca Garnica y así en adelante a los de los 50, de los 60, de los 70 y así sucesivamente hasta los poetas jovencísimos y cada generación lee a las anteriores y probablemente resignifica, reinterpreta e incluso cuestiona estas influencias y estas lecturas, pero según quiera. Pero como digo, de todas maneras, creo que las influencias suelen ser muy individuales.
—¿Cómo califica a la poesía boliviana en la actualidad?
—Creo que Bolivia es un país con una vasta y fecunda tradición poética, pero es una tradición viva, es decir, hay poetas de todas las generaciones, poetas vivos desde los nacientes, en los años 30, hasta poetas que ya han nacido en el siglo XXI, en los primeros años del 2000. Creo que eso nos da una muestra, una señal de que hay una vitalidad en la poesía boliviana que merece la pena destacarse. Y, al mismo tiempo, aunque siempre hay autores que probablemente tienen un trabajo de mayor calidad que otros, y hay distintas sensibilidades, distintas etapas de madurez y de crecimiento en el trabajo de escritura de cada quien, creo que, en general, la poesía boliviana, por su tradición, ha alcanzado cotas de gran estatura, de gran calidad. Hay poetas bolivianos de muchísimo nivel, es una poesía que se encuentra entre las mejores del continente, aunque quizás no haya tenido la visibilidad que han tenido algunos poetas de países vecinos.