Escuelas de Capital Social de Banco Sol llevan 15 años forjando talentos
Después de cuatro meses de estudio, Luciana Mía Fabián Salinas construyó su propio auto robot. Las ruedas eran de tapas, el cuerpo una botella y la decoración incluyó pegatinas y un muñeco en la parte superior. El artefacto se realizó con materiales reciclados como asignatura de un curso de robótica. Si bien no suele ser una materia independiente en los colegios bolivianos, sí forma parte de las Escuelas de Capital Social de BancoSol.
“El robot era un autito que se movía con un propulsor. No tomó mucho tiempo armarlo y me gustó la experiencia. Aprendí a reciclar, a usar componentes de otros juguetes y a reutilizar”, manifestó la joven, sobre su experiencia.
Las Escuelas de Capital Social de BancoSol celebran este año su 15º aniversario como parte integral de los programas de inversión social de la entidad. Con un enfoque centrado en la inclusión, el acceso a la educación y la generación de oportunidades, estas escuelas dejaron un impacto duradero en la vida de miles de niños, niñas y adolescentes.
Con esta iniciativa, la entidad no sólo potencia las habilidades y conocimientos de jóvenes de bajos recursos de entre 4 y 17 años, sino que indirectamente los inspira a soñar en grande con vistas a un mejor futuro. Además, contribuye activamente al Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, que se refiere a la educación de calidad.
Desde 2010, 21.022 jóvenes bolivianos fueron beneficiados con la formación gratuita de las Escuelas de Capital Social. Un impacto que BancoSol aspira a expandir esta gestión, ofreciendo cursos de música, robótica, programación e inglés, tanto en niveles iniciales como avanzados.
“Esperamos que esto se mantenga para el futuro, que continúe y que siga ayudando a tantos niños. Agradecerles por el trabajo que han realizado, agradecerles por el esfuerzo que hacen para poder apoyar a estas familias bolivianas. (...). El beneficio es realmente enorme”, expresó Tania Coca, profesora de ClaveSol Santa Cruz, en el Plan 3000, una de las siete escuelas de música distribuidas en los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba, Chuquisaca y La Paz.
Precisamente, la música fue la primera disciplina dictada en las escuelas junto a clases de fútbol. Con los años, se fueron sumando materias como matemáticas, lectura comprensiva, redacción y oratoria. Esta expansión respondió a datos, como los del informe del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) 2022, que advierten sobre una profunda crisis de aprendizaje en América Latina y el Caribe, que afecta, sobre todo, a los estudiantes de comunidades vulnerables.
Según este informe, el 75% de los alumnos en la región está por debajo del nivel básico de competencia en matemáticas y el 55% está por debajo en lectura. Previo a ello, un diagnóstico sobre Bolivia, publicado por la Unesco en 2020, ya apuntaba a una gran concentración de estudiantes con bajo desempeño, que empeoraba conforme avanzaban en su proceso educativo.
Al cierre del año pasado, se efectuaron encuestas a los familiares de los estudiantes de las Escuelas de Capital Social, obteniendo resultados notables. El 100% de los encuestados recomendaría los cursos a otros, el 94% opinó que estos aportaron al desarrollo de los niños, niñas y adolescentes, y el 93% estuvo de acuerdo en que tuvieron un impacto positivo en su desempeño escolar.