Aramburo: “Con el teatro tengo una relación esquizofrénica”
El teatro es un escenario en el que la creatividad se entrelaza con la realidad, y artistas como Diego Aramburo encarnan esta fusión tan profundamente. Él ha desafiado los límites del arte escénico cosechando múltiples premios a lo largo de su camino.
En una entrevista con Los Tiempos, Aramburo nos invita a adentrarnos en su universo teatral, una esfera que describe como “esquizofrénica”, donde múltiples facetas, formatos y sentidos sincronizan a la perfección.
- ¿Cómo describirías tu trayectoria en el mundo del teatro hasta este punto, especialmente considerando tus múltiples premios nacionales?
Con el teatro tengo una relación que siempre describo como “esquizofrénica” porque la vivo en varias facetas, varios formatos y varios sentidos, todos casi a la vez, saltando de una a la otra. Es decir, defiendo crear en y desde Bolivia, por eso opté y sigo optando por vivir y trabajar aquí. A la vez, sabemos que hacer teatro profesionalmente en Bolivia, y vivir de ello, es una misión casi imposible, suicida. Pero ser de aquí, vivir nuestras realidades, nuestras circunstancias y nuestras particularidades es lo que me hace como artista.
Sin embargo, y paralelamente, crear afuera es fundamental también para mí, como otra forma de nutrirme profesionalmente, así como para balancear los ingresos. En eso me ayuda mucho cada reconocimiento obtenido, los del país y los de afuera.
- ¿Cómo definirías el estilo distintivo de tus obras de teatro, y qué crees que las hace destacar entre otras producciones?
Yo diría que tengo una forma de pensar el arte “metalingüísticamente” y que todo lo proceso de forma conceptual, abstrayendo lo que me inspira, por ejemplo algo proveniente de mis raíces, para llegar a propuestas en las que busco haber simplificado y, por ello, simultáneamente haber potenciado lo que presento, sea a nivel de sus contenidos y de su formas. Eso y que desde el inicio pongo a la mujer en el centro de mi creación.
- Ususi y Cesura son dos obras que presentas este mes. ¿Qué temas o mensajes intentas transmitir a través de estas producciones?
Ususi es un relato que entrelaza varias historias de hijas y padres, es un trabajo que se basa en vivencias reales y testimonios de quienes participan, es un tejido muy delicado y sutil de emociones que invitan a cada espectado a conectar con su propia experiencia o memoria en cuanto a la imagen paterna y las relaciones familiares al respecto.
Cesura, en cambio, es una ficción, la ficción de una investigación sobre un posible crimen a ser representado por cuatro personas en un escenario.
- ¿Qué esperas que el público experimente o comprenda después de presenciar estas obras?
Me parece importante decir que el público siempre “comprende”, siempre. Es decir, toda persona que ve una obra, de teatro por ejemplo, al salir describe algo que vio, sea una historia o no, lineal o no, describe algo que percibió. Y esa es la comprensión perfecta de la obra. La descripción que hace cada espectador, desde su sensibilidad y con la experiencia, formación e información que cuente, la que sea. Y si una persona no sabe nada de arte o de teatro, es exactamente lo mismo, su descripción será la percepción perfecta de la obra.
Luego esa persona dirá si esa obra, esa percepción, le gustó o no. Y eso también es innegable y perfecto.
Finalmente, seguro que me interesa que cada espectador tenga una vivencia, ojalá que se motive o emocione con algo de lo que ve en cada obra que propongo. Eso sí. Y, con trabajo y dedicación, creo que se lo consigue, no siempre, pero se lo consigue. Me animo a decir que sucede con Ususi y Cesura.
- ¿Cómo seleccionas el elenco y el equipo creativo para tus producciones teatrales?
Cada obra pide su elenco. Tengo colaboradores habituales, gente muy profesional y de confianza que suele repetirse en mis trabajos. A ello sumo personas que me parecen interesantes de acuerdo a cada proyecto y, por su puesto, el “destino” me regala encuentros inesperados y maravillosos, tanto en el país como en el exterior.
- ¿Qué proyectos futuros puedes adelantar después de estas presentaciones?
Luego de estas dos obras, en junio voy a Ecuador a retomar Cóclea, una ópera contemporánea que escribí y puse en escena con Nelson García, músico de Quito que me invitó a hacer esta creación con él, en base a su experiencia, la de estar perdiendo la audición.
Paralelamente, sigo un para de escrituras que realizo junto a dos artistas de Suiza y, en la segunda mitad del año, vuelvo a Europa con otro par de compromisos.