Reciclón: transformando basura en tesoros
Fernando Fernández Vega, un escultor autodidacta de 45 años, ha encontrado en los escombros y materiales desechados su lienzo perfecto. A través de su proyecto, Reciclón, Fernando transforma residuos en impresionantes esculturas de tamaño real y otras figuras populares. Lo que para muchos es basura, para él es una fuente inagotable de inspiración y creatividad.
“Primero llega la basura, visualizo y comienzo a crear las figuras”, explica Fernando. Este enfoque no solo crea arte accesible y atractivo para el público, especialmente para los niños, sino que también promueve la sostenibilidad.
Las esculturas de Reciclón, que van desde personajes icónicos como Iron Man y Spider-Man hasta huevos de dinosaurio, son ligeras y robustas, hechas completamente de materiales reciclados como cartón, tecnopor y otros desechos de construcción.
De la inspiración a la acción
En 2018, un año antes de la pandemia, Fernando tuvo una epifanía al ver la basura desparramada por el viento en una noche de regreso a casa después de ayudar a su madre con su puesto de venta. Esa imagen de desorden y desconsideración ambiental lo inspiró a tomar acción. “Dije, ‘tengo que hacer algo’”, recuerda. Comenzó a investigar sobre el manejo de materiales reciclados, inspirado especialmente por las técnicas de reciclaje en México.
Aunque Fernando es odontólogo de profesión, siempre tuvo una inclinación por las artes. De niño, le apasionaba pintar y dibujar, y más tarde, dedicó sus noches y madrugadas a aprender sobre escultura a través de Internet. “Prácticamente estuve dos años investigando y practicando. Las primeras figuras me salieron mal, pero poco a poco fui adquiriendo la técnica”, dice. Su primera escultura fue un Iron Man, aunque se derrumbó por falta de conocimiento estructural. Sin desanimarse, continuó perfeccionando su arte.
“Hemos enviado a Toro Toro los huevitos de dinosaurio y la gente extranjera es la que compra, les encanta estas figuras”, señala Fernando, destacando la ligereza y durabilidad de sus creaciones, que no son de yeso sino de materiales reciclados.
Macario Fernández Flores, el padre de Fernando, también juega un papel crucial en Reciclón. Carpintero de oficio, Macario ayuda en la creación de las estructuras de madera que sostienen las esculturas. “Si mi papá, que es mayor, aprendió, ¿qué sería un niño? deberíamos inculcarles más estas cosas a nuestros niños”, reflexiona Fernando, destacando la importancia de educar a las nuevas generaciones en el arte del reciclaje y el trabajo manual.
Macario, que también comenzó desde cero, es una fuente de inspiración para Fernando. “Mi papá, mi mano derecha, fue carpintero, este taller es de él y comenzó también de cero, armó su taller con material que era también basura”. Juntos, buscan inculcar en los niños la importancia del trabajo manual y el valor del reciclaje, en contraste con la omnipresencia de la tecnología en la vida moderna.
Fernando y Macario utilizan materiales reciclados, como cartón, maples de huevo y desechos de construcciones. Sin maquinaria avanzada, el proceso es manual y meticuloso: picado, moldeado, adición de aditamentos para conservación, lijado y pintura. “Tratamos en lo posible de no utilizar productos comprados. Todo es reciclado y reutilizado”, añade.
Al principio, Fernando tuvo que comprar algunos materiales como los maples de cartón. Sin embargo, después de la pandemia, los vecinos empezaron a colaborar de manera desinteresada, donando materiales para sus creaciones. “Como soy odontólogo, mis pacientes vienen, ven las esculturas, las figuras y al día siguiente llegaban directamente con los maples”, relata Fernando. Esta solidaridad espontánea demuestra un creciente interés por el medio ambiente y el arte del reciclaje.
Más allá de las fronteras de su taller modesto, la obra de Fernando ha cautivado a personas de todo el mundo. Sin embargo, detrás de esta admiración internacional y las oportunidades tentadoras de colaboración en el extranjero, se encuentra un hombre profundamente arraigado a su tierra y comprometido con su país y en particular con su amada Cochabamba.
“Cuando la gente del exterior ve mi trabajo, lo valora, piensa que tengo un gran galpón o taller con trabajadores, no sabe mi realidad”, comparte Fernando con una mezcla de orgullo y pesar.
A pesar del reconocimiento internacional, Fernando prioriza el impacto local de su trabajo. Su compromiso con Cochabamba va más allá de las palabras: es una parte integral de su identidad. “Primero está mi país. Primero está mi Cochabamba. Yo soy muy querendón con mi país”, afirma con determinación.
Desafíos, logros y proyección
El camino no ha sido fácil. “Todo cuesta, lo que es de mi trabajo tengo que sacar la mitad prácticamente para emplearlo a este proyecto”, comenta. A pesar de la falta de apoyo institucional, recursos limitados y de haber tocado muchas puertas en busca de apoyo, las respuestas han sido escasas; pero Fernando ha logrado captar la atención del público. Su primera exposición en la Fexco 2024 fue un éxito, presentando figuras como Spider-Man, Venom y Guasón, sorprendiendo a los asistentes con la calidad y originalidad de sus esculturas hechas de materiales reciclados.
“Por suerte en la Fexco hubo gente que estuvo bastante interesada. De todo tipo. Ahí dije, ya sé dónde va a entrar. Ya sé dónde voy a ir a enfocarme”, explica Fernando. Reconociendo las oportunidades locales, decidió concentrarse en proyectos como decoraciones para Halloween, fiestas de cumpleaños temáticas y estructuras para restaurantes, una tendencia creciente en la ciudad. “Está pisando muy fuerte. Entonces, dije ‘ahí nos vamos a enfocar. Ahí está el mercado’. Podemos hacer cualquier cosa, no hay límites”, indica con optimismo.
Los precios de sus esculturas reflejan el esfuerzo y tiempo invertidos, pero también la intención de mantenerlas accesibles. “Los huevos simples los mandé con un precio de 50 bolivianos cada uno y los más detallados, ya llegué a cobrar 100 bolivianos”, explica Fernando. Sin embargo, para esculturas más grandes, sus precios son significativamente más bajos en comparación con el mercado, cobrando entre 4.000 y 5.000 bolivianos.
El siguiente paso para Fernando es combinar el reciclaje con la electrónica para crear esculturas animatrónicas. “Hay muchos jóvenes inteligentes que, lastimosamente, no se les llega a dar una cobertura. Yo quisiera que se les pueda dar un especial incentivo a lo que es la parte electrónica”, afirma. Su visión es incorporar movimiento a sus esculturas, dándoles vida y fascinando aún más a los espectadores.
El objetivo de Fernando es fusionar arte, educación y cultura del reciclaje. Con su proyecto, Reciclón, busca concienciar sobre el manejo adecuado de recursos y el impacto ambiental.
También está expandiendo su visión. Ahora trabaja en un proyecto experimental usando cáscaras de fruta para crear utensilios biodegradables como vasos y también hacer de sus objetos funcionales, como lámparas que emiten sonido.
Fernando sueña con ver a Cochabamba convertirse en una ciudad ecoturística, donde el arte y la sostenibilidad se fusionen para crear un entorno más limpio y atractivo. Si desea colaborar con Reciclón, puede contactarse con Fernando a través de su número 76486159.
Las esculturas de Reciclón son ligeras y robustas, hechas completamente de materiales reciclados como cartón, papel, tecnopor y otros desechos de construcción.