El grano verde
Rosalba Guzmán
A nombre de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil (ABLIJ) y como miembro fundador y de número, quiero expresar a Stefan Gurtner el gran placer y gratitud por invitarme a presentar la segunda edición de su novela con La Editorial la Hoguera, “El Grano Verde”.
El Grano Verde, en su primera edición precisamente fue uno de los libros recomendados por ABLIJ por su calidad literaria y la originalidad de una temática poco utilizada en este campo como es el de la política y sus avatares.
En el Grano verde, que comienza con el diálogo de Stefan con un ratón confidente, lo que percibimos es el alma trasparente y conmovedora de su autor, su sentido crítico, su lúcida honestidad, su capacidad de transmitir una verdad política que nos atraviesa como país, como región como planeta.
Una obra de literatura infantil cuando está bien escrita, cuando cuenta con una lógica interna y cuando tiene un alcance creativo original podemos considerarla una obra de arte, entonces trasciende el prejuicio de que escribir para niños es una tarea destinada a la enseñanza, al adultomorfismo, o a la moralina.
Esta novela habla con los niños sin tapujos, con una simpleza sorprendente y a la vez con una gran profundidad. Habla sobre la estructura social y la política. Lo político, no debe ser sinónimo de corrupción, sinónimo de oportunismo; no debería ser el modo de detentar el poder y volcar la tortilla para lo mismo. Achaku, el ratón que habla con Stefan en el prólogo y que lo deja con un fuerte dolor de cabeza en el epílogo, le cuenta la historia de los pueblos, del suyo propio sin romantizarla.
Ubica cómo se reparten las clases sociales, los campesinos que dejan su tierra porque tienen hambre y no les queda más remedio que migrar, los mestizos de la clase media, que es siempre media; media indiferente, media acomodaticia, media de la viveza criolla, y la clase de los ricos que nunca pierden, que guardan todos los privilegios y se unen para conservarlos, sobre la estructura del poder, garantizando en nombre de “la lucha por la pobreza” a los menos privilegiados, no sin darles migajas para evitar su rebelión.
En este conglomerado social, hay conformistas que prefieren apoyar el sistema, hay traidores que por privilegios se pueden vender. También está el pueblo sin nombre y sin apellido que es víctima de las decisiones y los actos de otros, y hay rebeldes que creen que derribar a los “enemigos” consiste en una revolución de la tortilla y el odio que al final no revoluciona nada.
Achaku, el protagonista, transcurre su heroico camino confrontado las contingencias de su exclusión, confía en quién no debe confiar, se decepciona, los cálculos de su corazón atribulado suelen fallar, la realidad es mucho más compleja que la de los buenos y los malos, los amigos o los enemigos. Poco a poco es él quién logra leer la realidad, a comprender que los ladrones para los unos son los libertadores para los otros. Es un ratón que está siempre preguntándose lo que le muestra la experiencia, el ratón subjetivo que nos hace dudar de nuestras certezas y de nuestras apuestas frente a imaginarias verdades absolutas.
El sabio Apu da una sentencia: Los ratones salvajes han sido expulsados de la ciudad triste, nadie se preocupa por ellos, Deben tomar la comida por su cuenta. ¿Qué más vale, la comida, o el derecho? Y al respecto expresa el relator, “la voz que había murmurado estas oscuras palabras pertenecían sin duda alguna a Apu, pero resonaban de una forma tan extraña que parecían resurgir de la nada entre el murmullo del río y perderse en la nada de las lejanías infinitas.
Extraordinaria manera de explicar sin explicar lo que significa la bolsa o la vida. Si tienes la bolsa, pierdes la vida, si tienes la vida, pierdes la bolsa, pierdes, pierdes siempre, sin alternativa.
Entonces no es tan fácil una revolución basada en más de lo mismo. Tal vez haya algo nuevo que inventar.
El género de novela para niños, ya es difícil, pero el de novela política mucho más, Por eso, por su atrevimiento, por la sencillez y al mismo tiempo por la profundidad conque se trata de manera tan responsable y ética esta novela, sólo puedo felicitar a su autor y desearle el mayor de los éxitos a tiempo de decirles a ustedes “no se la pierdan.”