Desmontando mitos: 6 falsas creencias del yoga
Aunque la práctica del yoga está en auge, son muchos los que todavía se muestran escépticos de sus beneficios o tienen una idea preconcebida y falsa sobre ella. Sin ánimo de persuadir al lector, dos maestras expertas bolivianas desmontan los mitos más comunes y revelan lo que en verdad es e implica esta disciplina.
01 El yoga es una religión
La instructora de Adhyatma Yoga, María Eugenia Badani, comenta que uno de los primeros mitos y el más común es pensar que el yoga es una religión. Explica que el yoga es una filosofía milenaria nacida en la India. “Trabaja con el equilibrio cuerpo-mente y despierta la sabiduría interna. Aporta serenidad, da carácter, mejora el humor y te ayuda a relacionarte mejor contigo mismo y con los demás”, añade.
Maricarmen Palacios, única profesora certificada del método Iyengar en Bolivia, acota que el yoga nació al sur de India, en una región donde sus habitantes practican la religión hindú (hindi), que no es expansionista. “Una de sus reglas más estrictas y respetadas es que ningún extranjero puede convertirse al hinduismo por ningún motivo, puesto que esa religión se la hereda por nacimiento”, manifiesta y agrega que para ellos quien nace dentro de cierta religión, debe vivir según esos valores y morir dentro de la misma. Resume que el yoga es una ciencia para la buena salud y para el desarrollo integral del ser humano. “Es una disciplina que la ofrecen como un regalo para la humanidad. Todo ser humano puede beneficiarse de la sabiduría del yoga, tenga la religión que tenga o las creencias filosóficas que prefiera”, subraya.
Sin embargo, Palacios resalta que la práctica del yoga orienta al practicante hacia valores universales, hacia una vida compasiva, generosa y de empatía con el prójimo. “Sus valores más importantes son: la no violencia, la verdad, la moderación, el servicio, la autodisciplina, la pureza, la interiorización y la confianza en la vida o en Dios”, apunta.
02 Para hacer yoga tienes que ser vegetariano
Badani asevera que el ser vegetariano parte de un principio más humano que nace del respeto a un ser viviente. “No es una condición. Nadie debería ser rechazado en ninguna clase de yoga por comer cualquier tipo de carne”, enfatiza.
Palacios coincide con ello y añade que el yoga es una disciplina que se practica en todo el mundo. Recuerda lo que dicen los maestros: es una ciencia para la raza humana, sin importar las costumbres culturales ni alimenticias de cada lugar. Destaca que si bien esta disciplina nació en India, entre gente de cultura y costumbres vegetarianas, ningún profesor suyo le sugirió alguna vez volverse vegetariana. “Ésa es una decisión personal que la dejan en manos de cada practicante”, asegura.
Sin embargo, manifiesta que los practicantes de yoga buscan una alimentación saludable, que no necesariamente pasa por ser una alimentación vegetariana.
03 Sólo pueden practicar las personas delgadas y jóvenes
Badani señala que el yoga es una práctica inclusiva que llega tanto a niños, jóvenes adultos, adultos mayores e incluso a personas que tienen poca movilidad. Hay formas de ayudar a practicar para lograr resultados en todo sentido físico, energético, emocional y mental, además de la conexión y que logren el reconocimiento con su ser espiritual, adiciona.
Aclara que la intención del yoga no es la pérdida de peso; la conexión con la práctica es encontrarse a sí mismo, aceptarse y amarse.
04 Es sólo para gente mayor
Si bien una parte piensa que el yoga es para gente joven y atlética, otro grupo piensa que sólo beneficia y agrada a personas mayores. “Todo lo contrario, es para gente joven llena de energía… o no”, indica Palacios.
La profesora destaca que hoy en día el estilo de vida lleva a tener una mente muy inestable y un cuerpo físico, en la mayoría de los casos, sedentario que llevan a un desequilibrio en la salud. “Una mente inestable es una mente nerviosa, ansiosa. Un cuerpo pesado, aunque la persona sea delgada, es un cuerpo congestionado. En esas condiciones, la práctica del yoga es una verdadera panacea, puesto que devuelve la fuerza, la energía, descongestiona el cuerpo y permite una buena circulación sanguínea y linfática con los grandes beneficios que la buena oxigenación aporta a todo el organismo”, enfatiza.
Recuerda que es una práctica que no excluye. Sin embargo, advierte que es importante trabajar de acuerdo a los niveles de las personas.
05 Tienes que ser muy flexible
“La flexibilidad es un resultado de la práctica constante, no es una condición”, afirma Badani. Explica que aquellos que tienen dificultad de realizar asanas o posturas más exigentes irán avanzando poco a poco, con práctica y constancia. “Hay posturas muy fáciles que pueden tener un excelente beneficio, abriendo ciertos espacios y trabajando muy bien con la columna, sinónimo de salud para toda la vida”, añade.
Palacios acota que quienes presentan mayor rigidez necesitan con mayor razón una práctica de yoga. Expone que la contracción causa el cierre de espacios intervertebrales e interarticulares que deben trabajarse. La profesora de Sadhana (centro de yoga iyengar) persiste en que éste es un ejercicio que, en cualquier condición que esté el cuerpo, dotará siempre grandes beneficios para su salud. Entendiendo por salud, no sólo el bienestar del cuerpo físico, sino un equilibrio y armonía de la mente y las emociones. “La gente flexible y no flexible recibe grandes beneficios del yoga para mantener una salud completa”, sintetiza.
06 No fortalece el cuerpo
Palacios desmitifica esta percepción y asegura que uno puede fortalecer el cuerpo con esta práctica e incluso lograr mucho más.
Detalla que en el yoga se usa el cuerpo al 100 por ciento, porque se atienden todas las zonas de éste sin excepción. No se desarrollan sólo ciertos grupos musculares o ciertas partes del cuerpo, lo cual causa desarmonía y malestar. “La esencia de un asana (postura física de yoga) son movimientos estables e intensos, pero armónicos”, dice y resalta que éstos dan estabilidad a la mente protegiendo al sistema nervioso, el cual es mal tratado en una práctica física exigente y torpe, que lleva al desequilibrio, a la tensión y a las fatigas física, mental y emocional.
En cambio, manifiesta que en yoga, se hace un trabajo integral y simultáneo del cuerpo, desarrollando una acción armónica y conjunta con el control de la respiración. Todo ello dosifica la buena distribución de la energía. “El practicante va ganando, además de gran flexibilidad, mucha fuerza y gran resistencia”, acota.