“No denuncie esto doctora, no voy a salir vivo de aquí”, clamó el dirigente cocalero César Apaza, en noviembre del año pasado, cuando fue trasladado de la cárcel de San Pedro a Chonchocoro y fue llevado a una celda a la que ingresaron un grupo de reos que le dieron la “bienvenida”, propinándole una feroz golpiza.