Bolivia tuvo dos oportunidades claras de evitar el fracaso e incluso de beneficiarse con el tema del conflicto transfronterizo que tiene con Chile por las aguas del Silala, sin embargo, rechazó ambas. La primera fue en 2009, cuando el país vecino ofreció pagar por el uso de los manantiales, y la segunda, en 2019, cuando la diplomacia chilena propuso negociar una salida extrajudicial y desestimar el litigio que ya se desarrollaba en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.