Primero a Josip Ilicic, después a Jure Balkovec y finalmente a Benjamin Verbic, Diogo Costa detuvo cada lanzamiento de la tanda de penaltis de Eslovenia, único portero de la historia de la Eurocopa en detener tres tiros en un mismo duelo en esa destreza, aupado a héroe del avance a los cuartos de final de Portugal y encomendado a su instinto, una virtud innata del guardameta de siempre.