No hay calles que lleven sus nombres, fechas cívicas que recuerden sus gestas ni plazas que atesoren sus bustos bañados en bronce. Son como fantasmas que de tanto en tanto reaparecen testarudos para evitar ser engullidos por el paso del tiempo. Se trata de los héroes anónimos de la Guerra del Chaco, hombres y mujeres comunes y corrientes que escribieron historias extraordinarias en medio del zumbar de la metralla.