Seis asesinatos ligados al narcotráfico se perpetraron en el país en menos de dos semanas. Lo ocurrido en Porongo, Santa Cruz, e Ivirgarzama, trópico de Cochabamba, no son hechos aislados y se relacionan con el “modus operandi” del sicariato que se establece en Bolivia ligado a venganzas, ajuste de cuentas, deudas y la intención enviar mensajes de advertencia para sembrar miedo, según expolicías y analistas.