
DEBAJO DEL ALQUITRÁN
Sin lugar a dudas, la indiscriminada emisión inorgánica de billetes es, en sumo grado, peligrosa debido a que inexorablemente nos conduce, no solo a la inflación, sino a la hiperinflación. Y, como sabemos, la inflación vuelve más pobres a los pobres, por la significativa pérdida del poder adquisitivo. Sin embargo, los efectos de la hiperinflación son más espantosos: condena a millones de personas a la miseria y, a gran parte de estos, a la miseria absoluta.
Dada la guerra interna y la fractura del Movimiento al Socialismo (MAS), no cabe duda de que las circunstancias son considerablemente inmejorables para que por fin la oposición, después de casi 20 años de hegemonía del partido de gobierno, pueda desplazarlo del poder.
En esa repugnante querella por la candidatura y el control de la sigla, que no tuvo salida por las vías democráticas, y por ello trasladado a las calles, todo indica que la guerra al interior del Movimiento Al Socialismo (MAS) está ingresando a la última batalla.
Como había subrayado en una columna publicada a principios de año, la disputa por la candidatura y el control de la sigla del Movimiento Al Socialismo (MAS) se trasladaría a las calles, en la medida en que no existan otras opciones o salidas. Las calles, entonces, se constituirían en la última posibilidad de imponer la candidatura de Morales con marchas y bloqueos.
En esta coyuntura histórica urge, y es crucial, para el futuro de las próximas generaciones, salvar a Bolivia de Morales.
El infortunio de Bolivia con sus gobernantes es un rasgo esencial de nuestra historia. Entre esos males gobernantes, sin embargo, el más nefasto fue Evo Morales. Es también, vean el infortunio, el que más tiempo permaneció en el poder. Después de los últimos episodios donde se lo involucra en actos pervertidos y sombríos, es de terror pensar que vuelva al poder.
El término compuesto, anomia civil, es frecuentemente usado en la sociología y en la ciencia política. Tiene una multiplicidad de acepciones debido a sus múltiples causas y consecuencias.
En la política, por ejemplo, la anomia se interpreta como la ausencia de la ley, de normas y convenciones. En algunos casos se interpreta como la ausencia del Estado para hacer cumplir la ley. En la sociología se usa el termino para referirse al debilitamiento de las instituciones públicas y la disminución de la confianza en ellas.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), la madre de todas las Organizaciones Internacionales, fundada en 1945 en el final de la Segunda Guerra Mundial, nace con la principal misión de buscar la paz en el mundo, evitando a cualquier costo la guerra. Antes de las Naciones Unidas, con el mismo objetivo, evitar la guerra, se había conformado la Sociedad de Naciones (SDN).
En varias oportunidades habíamos enfatizado que, cuando los problemas de la política y sus soluciones no fluyen y no son procesados por los canales institucionales, la política se traslada a las calles.
Las calles, entonces, toman un protagonismo de primer orden, pues la política se define en las calles. En ese escenario, de acuerdo con los recursos de fuerza y violencia, se imponen salidas y soluciones.
La disputa por la candidatura, al interior del Movimiento Al Socialismo (MAS), tiene muchas batallas y varios capítulos.
A principios de año, cuando analizábamos los posibles escenarios políticos, había una coincidencia en torno a que el tema iba a cobrar una importancia de primer orden en la agenda política de 2024. En ese sentido, la denominada “marcha para salvar Bolivia” que parece ser la última batalla, concita la atención incluso de la prensa internacional, por el eventual desenlace que podría producir.
En aquella tarea, en la mayor parte de los casos un tanto mecánica y dicotómica, de buscar causas y responsables del mayor ecocidio y desastre ecológico producido en Bolivia, hay muchos puntos de vista.
En mi anterior columna, había adjudicado esa ignominiosa responsabilidad al expresidente Morales, al régimen y su partido. Los datos son elocuentes. Con el discurso del “vivir bien” se convirtieron en los más perversos depredadores de la Madre Tierra.