
NOTAS DE CAMPO
“En el principio de los tiempos, cuando nadie conocía el fuego…”, los mitos que narran el origen del fuego se inician de esa manera. Y todos cuentan que el momento que, de una u otra manera, el fuego apareció, este no quiso ser compartido y fue “patentado”, a veces por avaricia y egoísmo, y otras por la desconfianza del uso que el ser humano le daría. Sin embargo, se relata también, que no faltó quien se diera la tarea de robarlo.
“Se oyó una voz en Ramá, llantos y grandes lamentos. Era Raquel, que lloraba por sus hijos y no quería ser consolada porque ya estaban muertos” (Jeremías 31:15). Herodes lleno de ira al darse cuenta que había sido engañado, mandó a matar a todos los niños de dos años para abajo que vivían en Belén y sus alrededores.
“Mi delito es ser indio”, es una de las frases que reiteradamente emitió el expresidente Evo Morales. Y así lleva por título el libro que presentamos en Cochabamba, La Paz y Santa Cruz, María Teresa Zegada y mi persona. Con base en una investigación, analizamos el vínculo entre el discurso político y el racismo, con especial énfasis en los últimos años.
“Bolivia se nos muere”, fue la frase que resumía el discurso del 29 de agosto de 1985 del entonces presidente Víctor Paz Estensoro cuando que anunciaba que se aplicaría el Decreto Supremo 21060 ante la crisis económica que atravesábamos.
“Pachamama no los perdones, porque saben lo que hacen”, reza un incisivo grafiti. Y en esa frase se resume lo que el planeta Tierra vive y soporta por la acción del ser humano. En agosto, mes de la madre tierra, cabe hacer un recuento de lo mucho que ella sufre.
“Han pensado que no iba a poder subir la escalera y he podido. Ahora voy a quedarme aquí hasta morir”, fueron las palabras de Amparo Carvajal, la octogenaria defensora de los derechos humanos, después de subirse a la terraza de la sede de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (Apdhb), en La Paz.
“Todos aquellos elementos que contravengan al decreto ley (de Seguridad Nacional) tienen que andar con su testamento bajo el brazo, porque vamos a ser taxativos, no va a haber perdón”, de esta manera Luis Arce Gómez, ministro del Interior del dictador Luis García Meza, sembró terror en la población boliviana.