CIUDADANO X
El discurso pronunciado por Javier Milei la semana pasada en el Foro Económico Mundial, que anualmente se celebra en Davos, Suiza, causó remezón por la frontalidad de varios conceptos y por su encendida defensa del libre mercado como mecanismo para la reducción de la pobreza a escala global.
Esta idea concuerda con las estadísticas, que ratifican una correlación muy clara entre los buenos indicadores de desarrollo humano y el ambiente de libertad para emprender que existe en cada país.
En Ecuador, al proceso de acumulación de fuerzas de movilización que se venía impulsando “a la boliviana” (con organizaciones sociales) contra Lenin Moreno y Guillermo Lasso, ahora se han agregado las milicias narco “a la mexicana”, como las que mueve el cártel del Golfo. El eje narcosocialista va ensamblando metodologías.
Durante la firma de un convenio con productores cañeros de Santa Cruz, el presidente Luis Arce anunció una mayor apertura a la biotecnología en el agro, una medida de liberalización económica que veníamos reclamando desde esta columna con reiteración.
Lamentablemente, el mandatario envolvió el anuncio con los ropajes de una obsoleta ideología cepalina, más propia de hace medio siglo, hablando de “una biotecnología que sea nuestra”, para “romper la dependencia” y, claro, “sustituir importaciones”.
En los años 60, se había puesto de moda en las izquierdas radicalizadas de América Latina la crítica de las “formalidades de la democracia burguesa”, como si los procesos electorales y parlamentarios, además de las garantías constitucionales, fueran un simple cúmulo de protocolos prescindibles, que no hacen a la esencia del sistema democrático.
Siguiendo la pequeña tradición iniciada hace un par de años, por estas fechas pauso el comentario de la actualidad para hacer un recuento de las actividades literarias y otros hechos del rubro, que marcaron en lo personal este 2023 que ya termina.
En enero, estuve entre los finalistas de un premio literario de la revista española Zenda (fundada por el novelista Arturo Pérez-Reverte), con un cuento que recrea la leyenda de los Reyes Magos en clave de ciencia ficción.
En torno a la concepción de Friedrich Hayek, que en Camino de servidumbre señala que los colectivismos triunfaban porque primero lograban instalarse hegemónicamente en el mundo de las ideas, el ensayista chileno Axel Kaiser planteó en Santa Cruz la necesidad de dar “batalla cultural”, impulsando las ideas de la libertad.
Capital cultural. Se trata de potenciar un capital cultural favorable al emprendimiento privado, a la autonomía de la sociedad civil frente al Estado y a la soberanía del individuo ante los colectivos.
En días pasados, en el marco de la toma de mando de Javier Milei, Buenos Aires fue escenario para reuniones estratégicas sostenidas por el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, con varios de sus pares.
Zelensky, que fue el mandatario extranjero más aclamado por la multitud congregada en Plaza de Mayo, sostuvo entrevistas con los presidentes Lacalle Pou (Uruguay), Daniel Noboa (Ecuador), Santiago Peña (Paraguay) y, obviamente, con el flamante presidente argentino.
Expuse en la Argentina sobre la situación política actual de Bolivia y acerca de las probables perspectivas de evolución.
En cuanto a lo primero, estimé que hay dos grandes variables que influyen en el escenario: a) las luchas en el MAS, que de internas han pasado a ser centrales en la política boliviana; y b) el acelerado desgaste del modelo económico “social-comunitario”.
Hace no mucho, el expresidente chileno Sebastián Piñera dijo que en 2019 tuvo que enfrentarse a un intento de “golpe de Estado no convencional”. No se equivoca, ya que su país estuvo ante una reedición casi milimétrica del tipo de golpe no tradicional, o “estallido social planificado”, ensayado antes en la Bolivia del año 2003.
Luego, la metodología sería aplicada también en Colombia en 2021, contra el gobierno de Iván Duque.
El sábado pasado, se desarrolló en Santa Cruz de la Sierra el “Encuentro por la libertad”, que congregó a economistas, analistas, dirigentes políticos, empresarios, activistas y estudiantes, con el objetivo de plantear una alternativa liberal para Bolivia.
El congreso fue por demás nutrido, superando por mucho la expectativa de 300 participantes que preveían sus organizadores.