DESDE LAS REDES
Ecuador tuvo sus elecciones anticipadas el domingo pasado. Impera el absurdo constitucional de que todo este despliegue es para elegir a un Gobierno que sólo se quedará un año y medio en funciones (completando el mandato de Lasso).
Quizás por eso los partidos dieron lo peor de sí. Alimentan una transición más que un proceso nuevo.
Fue la ocasión para probar caras nuevas.
Javier Milei es hoy la figura de las primarias argentinas. Este domingo concentró más de 7 millones de votos echando por la borda todas las predicciones. Su partido, La libertad avanza, lo tenía como único aspirante, lo que le permitió eludir una pugna interna y ponerse bien alto en el escaparate.
La segunda fuerza es la oposición organizada por el expresidente Macri, que alcanza un poco más de 6 millones y medio de votos con los liderazgos de Bulrich y Rodríguez Larreta.
Fueron las elecciones más apresuradas. Al verse perdido, Pedro Sánchez adelantó reparto de cartas. Típico de él, uno de los líderes socialistas españoles más audaces.
Al apurar las cosas, logró poner un freno al desgaste de su gobierno, lastrado por las actitudes infantiles de Podemos. Y es que Sánchez se conoce a sí mismo. Es un lobo de campañas y se mueve muy bien en situaciones límite, que él mismo precipita.
Ya se sabía. En 2019, tras el adelanto de la auditoría electoral de la OEA y la paralización del país por 21 días, el MAS decidió generar un vacío de poder con el fin de impulsar una movilización social que restituya a Evo en el poder. Gente llorando para que regrese el Jefazo.
El guion es el mismo que usó Chávez en 2002 con la enorme diferencia de que en Venezuela sí había derrocamiento militar en curso. Además, en Caracas cientos de personas bajaron de los cerros para exigir la reposición de Chávez y lo lograron.
Tiempos recios, la última novela del Nobel Mario Vargas Llosa, se concentra en Guatemala. Allí, el escritor hace referencia a Bolivia. La de Octubre (Guatemala) y la de Abril (Bolivia) fueron revoluciones casualmente alineadas en tiempo e ideas. Precedieron a la cubana y sucedieron a la mexicana.
Pero Vargas Llosa comete un pequeño error. En la página 69 afirma que Jacobo Arbenz, continuador de la obra de Arévalo, miraba con ojo crítico la reforma agraria boliviana porque ésta dio mucho protagonismo al Estado y no así al campesinado.
El periódico El País de España publica la noticia de que Página Siete ha desaparecido en Bolivia. A su nada equidistante corresponsal no se le ocurrió mejor titular que uno dotado de un calificativo objetable: diario opositor (¡ay caray!) cierra por falta de recursos.
Hemos creído hasta ahora que Sánchez de Lozada no abrió la boca hasta hace poco (propuesta de Constitución). Veinte años de silencio.
No es verdad. En 2010, Goni fue invitado a dar una conferencia en la Universidad de Chicago, donde obtuvo su último grado académico. Se trató de un encuentro organizado por el Comité para el Desarrollo Económico CED, por sus siglas en inglés.
Nos topamos con esta publicación venezolana. Se trata de la revista Elite y probablemente salió a los quioscos en 1965.
El entrevistado es un dirigente demócrata cristiano (Copei). En Venezuela gobernaba en ese momento Raúl Leoni, el sucesor del socialdemócrata Rómulo Betancourt. El país andino-caribeño está construyendo afanoso su democracia.
En el titular se menciona al boliviano Víctor Paz Estenssoro, quien acababa de ser derrocado por su vicepresidente Barrientos.
Pocos latinoamericanos saben que en el momento mismo en el que Estados Unidos adquiría sus primeras colonias (Filipinas, Puerto Rico, Hawai, Guam), tras haber derrotado en una breve guerra a los españoles, en la ciudad de Boston numerosos ciudadanos notables formaron la llamada Liga Antiimperialista. Era el año 1898.
En esta extensa asociación civil, participaron los expresidentes del Partido Demócrata y el Partido Republicano, el próximo candidato demócrata a la presidencia, numerosos senadores, escritores, empresarios y periodistas.