Jinchu Muruni: la Laguna Escondida
Alicia Cortés Soruco
Montañas envueltas en neblina profunda, aire húmedo y frío, que sopla entre la oscura y verde vegetación. El agua del lago, quieta y tranquila, refleja perfectamente el paisaje maravilloso que lo rodea. El silencio solo se rompe con el sonido de algún habitante curioso y la brisa helada. Un paisaje que bien podría sacarse del famoso Distrito de los Lagos, en Inglaterra, o de las Tierras Altas escocesas.
Tal como esos icónicos destinos europeos, el paisaje que UGN se encuentra, con su ambiente tan misterioso y bello, lleva a imaginarnos cosas fantásticas. ¿Qué podrá acechar bajo el tranquilo manto del agua? ¿Qué se esconde entre los altos y neblinosos picos? ¿Qué encontraremos entre las ramas y altos pastizales?
Pero hoy no escribimos sobre lugares en el Viejo Continente. Estamos hablando de lugares que están a dos horas o menos de nuestras ciudades, aquí en Bolivia. En el campo paceño, Una Gran Nación descubre un secreto celosamente guardado: la Laguna Escondida de Pongo, Jinchu Muruni.
Una zona de belleza etérea, de altos y delgados árboles que aparecen difusos sobre los escarpados cerros. La blanca niebla que se enreda entre los picos acariciando con suavidad todo el paisaje y otorgándole un brillo diáfano, mágico. Nos invade una sensación de estar siendo observados por entes gigantescos y antiguos: las sabias montañas, que se levantan firmes como guardianes del valle. Los sonidos del viento que nos recuerdan que no estamos solos y la delicada lluvia, incansable y dulce. Y, por supuesto, la Laguna Escondida o Laguna Verde, un tranquilo y precioso cuerpo de agua cristalina y helada, pura como sólo la hay en los valles altiplánicos. Es, sin lugar a dudas, un destino único donde la hermosura de nuestro país encuentra un nuevo nivel.
Como todos los destinos bolivianos, además de tener una belleza única y riqueza natural impresionante, Jinchu Muruni tiene una historia profunda, atada a la fuerte comunidad que todavía habita en la zona y se dedica a cuidar y proteger la laguna y sus alrededores.
Esta región fue un campamento minero durante largos años hasta que, en la década de 1960, la minería de Pongo encontró su fin. Esto nos ha dejado tanto con un legado muy potente: primero, el nombre que conocemos, Jinchu Muruni, es aimara y significa “Oreja Cortada”. Se sospecha que el origen de este nombre proviene de una leyenda de la zona sobre el castigo que recibió un minero al tratar de abusar a una mujer: la comunidad decidió, por supuesto, cortarle la oreja. El contraste entre la belleza del lugar y lo macabro de su nombre solo hacen que su historia sea más interesante.
Segundo, nos ha dejado una comunidad bien establecida, que todavía mantiene su pasado colonial y republicano como también construcciones abandonadas y reclamadas por la vegetación. Casitas de piedra negra, cuyos únicos habitantes hoy son el musgo y las enredaderas que las cubren. Mimetizadas con el paisaje, estas construcciones sólo aumentan el hechizo de Jinchu Muruni. También la famosa y encantadora iglesia colonial del pueblo sigue siendo una atracción preciosa, con su exterior rupestre y antiguo, que ha visto tantos años pasar.
Es tal la magia y belleza de la zona, que se ha convertido en un destino predilecto de los jóvenes bolivianos, quienes han iniciado tendencias en redes sociales, mostrando sus viajes hacia Pongo y la Laguna Escondida. Los videos de Jinchu Muruni han inundado las plataformas sociales y ponen en relieve las maravillas ocultas que nos esperan en el campo boliviano.
Son estos destinos los que cada vez nos sorprenden y nos demuestran que Bolivia es un tesoro que nunca deja de dar. A cada paso, una maravilla nueva. En cada giro, algo nuevo por descubrir. Es en estos preciosos e importantes lugares que encontramos nuevamente nuestra misión: mostrar que todos nosotros, bolivianos, venimos de Una Gran Nación.