Leo Castillo, el “barón de la cerveza” cochabambino
Leo Castillo, más conocido como el “barón de la cerveza”, es un hombre apasionado que inspira un cambio en quienes lo conocen. Actualmente, posee una meticulosa y admirable colección de artículos provenientes del mundo cervecero en su museo personal.
Su colección en Cochabamba resguarda más de 300 botellas de cervezas artesanales nacionales de las más de 550 que tiene en total si se cuenta la colección en La Paz; alrededor de 5.000 latas de cervezas provenientes de 165 países, de las cuales 1.000 son bolivianas; más de 8.000 posavasos provenientes de 191 países lejanos e islas independientes, como las Islas de Curazao, y 1.500 etiquetas de botellas bolivianas.
Su antología de latas nacionales se remonta hasta ejemplares de los años 60 y entre sus artículos guarda cuidadosamente portavasos que están muy cerca a cumplir el siglo de antigüedad. Actualmente, Leo Castillo posee una de las colecciones de posavasos más exclusiva y grande del continente latinoamericano, con la modesta cantidad de 8.000 ejemplares.
Entre su anecdotario está la historia de la lata escurridiza, una de las primeras lata de la cerveza Taquiña que persiguió durante 14 años: “Como soy de La Paz, solía visitar la feria de la 16 de julio y buscar entre los cachivacheros en busca de antigüedades o curiosidades y en una ocasión encontré una lata de Paceña del año 1971, un artículo de colección vendido a 1 boliviano”.
Castillo también colecciona latas de cervezas de todo el mundo y para ello contactó a coleccionistas de diferentes países mediante notas por correo para intercambiar distintos artículos. Recuerda haber intercambiado una de las primeras botellas producidas en Bolivia por dos latas de cerveza provenientes de la República de Namibia. Actualmente, ha realizado más de mil intercambios con coleccionistas de más de 70 países.
¿Cuándo empezó a coleccionar y qué lo inspiró?
Fueron unas latas promocionales de la cerveza Paceña las que 20 años atrás despertaron la curiosidad en un joven Leo Castillo que con tan solo 13 años se vio interesado en tan peculiar envase. “Eran nueve latas, una por cada departamento que presentaban una imagen de la cultura y una reseña de cada región”
A partir de sus 22 años, inició el contacto con otros entusiastas y coleccionistas mediante blogs en internet que reunían a la comunidad cervecera esparcida en distintos países del mundo.
El “barón de la cerveza”
Castillo es un entusiasta y apasionado por el universo de la cerveza artesanal, un promotor de la cultura cervecera, de su consumo responsable destinado a la degustación y muy alejado del consumo por exceso. Se ganó el apodo del “barón de la cerveza” gracias a la pequeña colección de latas cerveceras nacionales que acumulaba siendo adolescente y en alusión al icónico personaje de Los Simpsons.
En 2014 viajó por Colombia donde aprendió mucho sobre la variedad de estilos y naturaleza de las cervezas artesanales.
Castillo reprueba la idiosincrasia de Bolivia y se opone rotundamente a la cultura de la borrachera difundiendo la alternativa de probar nuevos sabores y crear experiencias en torno al universo de la cerveza casera que busca posicionarse en el mercado boliviano.
“El barón” siempre apoya los emprendimientos locales mediante la difusión en sus redes sociales y, especialmente, en Instagram donde ha congregado a más de 5000 seguidores que forman parte de la comunidad cervecera nacional.
Para el coleccionista, la cerveza no deber ser un elemento de embriaguez que promueva el vicio y la discordia, al contrario, la define como un mecanismo de relacionamiento social y busca promover un consumo exquisito y responsable que nace de la pasión por la cultura cervecera. “Se puede conocer mucho de una sociedad y su cultura mediante la cerveza”, añade Castillo.
Una variedad infinita
El ecosistema de la cerveza casera es profundo y el vínculo entre los productores con sus colegas, además, con el público y la comunidad es más estrecho, contrariamente al esquema de consumo lineal que caracteriza a la industria de las bebidas alcohólicas producidas en masa.
Gracias a su pasión y trayectoria pudo ser testigo de la transición de este fenómeno conocido como cerveza artesanal.
Castillo narra la transición de los hechos, sobre cómo el proceso de producción artesanal pasa de la administración de pioneros a las manos de jóvenes innovadores.
Los cerveceros artesanales saben bien que si desean ser parte del mercado boliviano necesitan aunar esfuerzos para trabajar y posicionar una marca mediante la diferenciación entre estilos, ingredientes y sabores.
Las industrias cerveceras optan por abaratar los costos además de estandarizar sus productos. Ese modelo de negocios reduce las opciones que se ofertan al público y es una de las causas por las cuales en Bolivia la experiencia de la cerveza se ha reducido a tan solo dos estilos. Y en respuesta a esto, los productores artesanales de Cochabamba presentaron al mercado más de 50 variedades divididas en distintos estilos, tipos de bebida desde los ingredientes y composición. Existe un sabor para cada paladar en el mundo de la cerveza artesanal.
“No es lo mismo tomar cualquier cerveza”
Globalmente surge la figura del Beer Sommelier (Beer Sommelier), ese célebre personaje experto en cerveza. Leo Castillo es lo más cercano a un sommelier de la cerveza en Cochabamba que guía al consumidor hacia la mejor experiencia posible gracias a la determinación de gustos, sabores, entorno, acompañamiento y circunstancia para asegurar el deleite de entusiastas.
Por ejemplo, “no es lo mismo tomar cualquier cerveza a cualquier hora del día, personalmente prefiero una stout para saborear durante la noche y una IPA o pilsen para el calor del mediodía. La cerveza artesanal es un mundo de oportunidades”.
Y si no has escuchado de él es porque no estás en el canal correcto: Leo Castillo no se considera a sí mismo y repele la idea de ser un influencer en las redes. “No me gusta nada gratis, siempre pago por mis cervezas, lo que hago me hace feliz y únicamente difundo a los emprendimientos artesanales, verdaderos apasionados por la cerveza”.
Sin embargo, no todo ha sido grato para el “barón de la cerveza”, Castillo asegura que algunas marcas le enviaron presentes con el único objetivo de ser difundidos en sus redes; sin contar que el sommelier jamás recomendaría una mala cerveza para no comprometer la experiencia de sus seguidores, hecho que disgustó a más de un propietario que ahora lo califica como persona non grata.
¿Te atreves a conocerlo?
Castillo es ingeniero en sistemas y por horarios de trabajo solo recibe visitantes previa coordinación, los invitados podrán observar su colección, recibir guía personalizada sobre las variedades y estilos de cerveza artesanal que puede agradarles en particular además de catar una cerveza de su colección personal. Todo el recorrido y cata es totalmente gratuito, para él es un deleite ayudar a los demás. Puedes seguirlo en Instagram como @leobarondelacerveza para conocer más de su museo o coordinar una visita.