10 Destinos mágicos en Navidad
Son dos cosas diferentes visitar un lugar y visitarlo en Navidad. La época más mágica del año tiene la costumbre de transformar destinos de todo el mundo de forma espectacular: las ciudades se engalanan con deslumbrantes decoraciones, las calles se llenan de tradiciones locales y las plazas son tomadas por mercadillos festivos que reparten regalos y golosinas de temporada.
1 Nueva York, Estados Unidos
Desde el romanticismo de ensueño del patinaje sobre hielo en el Rockefeller hasta los deslumbrantes espectáculos festivos de Broadway, hay muchas razones por las que la Gran Manzana tiene tanta fama en Navidad. Nueva York es una opción festiva clásica y, con su selección de grandes almacenes, mercados y bazares, no hay ningún otro lugar como ella para ir de compras.
2 Londres, Inglaterra
Londres, la ciudad donde multitud de películas navideñas tienen lugar, brilla, literalmente, con todas las guirnaldas y juegos de luces iluminando parques, calles y centros comerciales.
El árbol navideño de Trafalgar Square, la pista de hielo bajo el London Eye (Eyeskate) o el mercado de Navidad Winter Wonderland en el corazón de Hyde Park son solo algunos de los alicientes para vivir estas fechas como un verdadero londinense. Para los golosos, es una buena época para probar el Christmas pudding inglés.
3 París, Francia
Además de ser una ciudad perfecta para visitar todo el año, París en Navidad es una verdadera delicia. Sus bulevares y cafés se encuentran cuidadosamente iluminados (si no has visto los Campos Eliseos en Navidad no has visto nada) y sus grandes almacenes (como Galeries Lafayette) son de los más vistosos del mundo. Un clásico.
4 Bratislava, Eslovaquia
El casco histórico de Bratislava parece el escenario de un cuento de Navidad. Su laberinto de calles empedradas y plazuelas con el castillo presidiendo en lo alto de una colina invitan a perderse en la ciudad. En uno de sus muchos coquetos cafés se pueden probar los deliciosos pastelitos navideños, como el loksa o el strudel.
En el mercado de la Plaza Mayor se puede comprar alguna artesanía típica como recuerdo, deleitarse con la comida casera preparada en el momento y en directo o montar (en este caso a los más pequeños) en el mágico carrusel.
5 Madrid, España
Otra ciudad que empapa sus calles de un gran espíritu navideño. La Puerta del Sol de Madrid con su gran árbol de Navidad iluminado es una cita obligatoria para despedir el año por todo lo alto. Hasta entonces, la fiesta está en el tradicional mercado de la Plaza Mayor, donde las pelucas, los disfraces y los artículos de broma convierten el lugar en un verdadero Carnaval al que acuden tanto locales como turistas. Para terminar bien la noche, lo mejor es llenar el estómago con una buena ruta de tapeo o calentarse disfrutando de un buen chocolate con churros en la cafetería de San Ginés.
6 Inari, Finlandia
Ubicado en el corazón de la pintoresca región de Ivalo, a la que se puede llegar en un vuelo de 1,5 horas desde Helsinki, Inari es un paraíso invernal colmado de hoteles y restaurantes que hacen que todo sea más acogedor.
Si de vivir una auténtica Navidad blanca se trata, es difícil imaginar unas más auténticas que las que se pasan montando en trineos tirados por perros, alimentando a los renos y persiguiendo la aurora boreal. El atractivo del lugar es un safari privado por la aurora boreal en un trineo con calefacción.
La Laponia finlandesa es conocida por sus alojamientos en iglús de cristal, así como por sus actividades invernales internas y sus acogedoras cabañas panorámicas en las que las ventanas con calefacción garantizan que la nieve no cubra la vista.
7 Ciudad de Quebec, Canadá
La ciudad de Quebec es una de las ciudades más antiguas de América del Norte y su arquitectura colonial francesa le da un aire inconfundiblemente europeo.
En diciembre, las calles adoquinadas del casco antiguo están repletas de pintorescas tiendas y deliciosos bistros, todos alegremente decorados para las fiestas, con la nieve como marco imponente.
Una de las atracciones de la ciudad es el tobogán Au 1884 del Château Frontenac —abierto desde mediados de diciembre hasta mediados de marzo—. Es una de las tradiciones más antiguas de la ciudad, a través del que se puede descender por pistas heladas con vistas a la ciudad en un trineo de madera alcanzando velocidades de hasta 45 millas por hora.
8 Río de Janeiro, Brasil
Sin nieve y ropa abrigada también puede celebrarse una Navidad soñada. Y si de celebrar se trata, en Río de Janeiro son expertos.
Río de Janeiro es una enorme ciudad costera de Brasil, famosa por sus playas de Copacabana e Ipanema, la estatua del Cristo Redentor sobre el cerro del Corcovado y el morro Pan de Azúcar.
La ciudad también alberga la exhibición de pesebres de tamaño real más grande del mundo durante su Festival de Presépios anual (“Festival de las cunas”), que se encuentra en Jardim de Alah, entre Leblon e Ipanema.
Para disfrutar de la mejor exhibición de la ciudad, los que saben recomiendan pasear en bicicleta por la laguna Rodrigo Freitas y disfrutar de las vistas del árbol de Navidad flotante más grande del mundo desde todos los ángulos.
9 Tokio, Japón
Al igual que en otros países asiáticos, en Tokio, la ciudad aumenta el voltaje cada año con sus iluminaciones invernales. Es que diferentes distritos compiten para crear exhibiciones verdaderamente sensacionales.
Los sitios de iluminación destacados incluyen las bolas de nieve de unos tres metros de altura con nieve que cae en Tokyo Midtown y una enorme lámpara de araña de cristal de Baccarat en Yebisu Garden Place. Las luces brillantes son tan populares que permanecen encendidas mucho después del día de Navidad, a menudo hasta enero o febrero.
Una de las iluminaciones más famosas es la Caverna Azul (Ao no Dokutsu) en Shibuya, que está inspirada en las grutas azules del Mediterráneo.
10 Reikiavik, Islandia
Hablamos de los “Yule Lads”, 13 jóvenes folclóricos que tradicionalmente dejan regalos en las botas a los niños bien educados de Islandia. Además, la Navidad es una época encantadora para visitar Reikiavik, ya que la ciudad ofrece mercados y patinaje sobre hielo, así como, gracias a sus largas noches, grandes oportunidades para ver la aurora boreal.