Mickey Mouse, el biocida
El año 2024 trae un hito para el mundo del espectáculo: la poderosa transnacional Disney Enterprises Inc. —más conocida como The Walt Disney Company, o simplemente Disney— ha perdido, por fin, sus derechos respecto a su figura principal, el ratón Mickey, que ahora es más familiar por su nombre original, Mickey Mouse.
Y si digo “por fin” es porque los derechos de autor sobre el personaje duraron mucho más de lo que debieran. Mickey y su pareja, Minnie, debutaron el 18 de noviembre de 1928 en el corto “Steamboat Willie” (algo así como “El barco a vapor de Willie”), estrenado en esa fecha en el Universal’s Colony Theatre, de Nueva York, que hoy lleva el nombre de Broadway Theatre. Por la legislación de “copyright” anterior al 1 de enero de 1978, en Estados Unidos, ya se planteó la pérdida de derechos en 1955, pero el propio Walt Disney los hizo valer con la lista de matrículas vigentes entonces.
Resulta curioso ver lo que decía la matrícula de “Steamboat Willie” que figuraba en el “Catalog of Copyright Entries” correspondiente a enero a junio de 1955 que presento traducida al español:
“(PWH); 28dic55; R162013. SQUARE SHOULDERS, un photoplay en siete carretes de Pathe Exchange. o 18mar29; Columbia Pictures Corp. (PWH); 28 de marzo56; R167439. BUQUE DE VAPOR WILLIE; una película de una sola bobina de Walter E. Disney como empresario contratado por UB Iwerks. o 21 de noviembre de 28; M2124. Walt Disney Productions (PWH); 22 de diciembre de 55; R162021, STEVE FRELA & JOHNNY PALACE EN BARTSCH-A-KALLOOP, una película en un carrete de Vitaphone Corp. o 10Feb28; M4716”.
Existen varios datos curiosos en esa matrícula, que los consideraremos en cuadro aparte, pero sigamos con los de los derechos de autor:
A partir de 1955, Walt Disney, cuyo nombre real era Walter Elías Disney, se puso en campaña para ampliar el tiempo de duración de los derechos de autor en Estados Unidos y su primer triunfo fue ampliar los suyos sobre “Steamboat Willie” por 30 años más a partir de 1956. El 1 de enero de 1978, se promulgó la Ley de Derechos de Autor en la que The Walt Disney Company jugó un papel preponderante, influyendo en congresistas. Disney había muerto en 1966, pero su empresa ya era una poderosa transnacional para entonces. La Ley de 1978 fija los derechos de autor en 70 años después de muerto el titular, así que los de “Steamboat Willie” debían extenderse hasta 1999, ya que se había inscrito en 1929, pero se los extendió hasta 2003. Luego, la transnacional consiguió otra ley, una de extensión de derechos de autor redactada a la medida de Disney, y, con esta, la protección se extendió hasta el 31 de diciembre de 2023.
Desde el 1 de enero de 2024, “Steamboat Willie” y sus elementos, es decir, Mickey y Minnie Mouse, pasan a ser de dominio público y cualquier persona puede usarlos, sin pagar derechos. Por eso es que se viene toda una ola de productos sobre el ratón ya sin el sello de Disney.
MALTRATO ANIMAL
Gracias a la liberación de los derechos sobre “Steamboat Willie”, el corto, que dura poco más de siete minutos, ya está disponible y puede verse en su integridad, sin pago de ningún tipo. Al mirarlo, me sorprendí por su fuerte carga de maltrato animal que probablemente era muy común en 1928, pero resulta inaceptable en nuestros tiempos.
En el audiovisual, el ratón maltrata sucesivamente a un loro, un gato, un pato, a seis cerditos, a la mamá de estos y, para rematar, asesina al loro. Si no me creen, busquen el video en internet y véanlo.
Comprobará que el primer maltrato se produce luego de que Pete Leg Pete, a quien conocemos más como Pete el Negro, expulsa a Mickey de la cabina de mando del bote. El ratón cae por las escaleras, se resbala con un jabón y cae a un balde con agua. El loro, que lo ve todo, le dice “Hope you don’t feel hurt, ¡big boy!” (“Espero que no te hayas herido, grandulón”) y se ríe con claridad. Mickey, molesto, le pone el balde encima.
Después aparece Minnie en la orilla y, cuando el barco la estaba dejando, el ratón logra levantarla con un gancho cuya ganzúa se prende nada menos que de su calzón. Una vez en el bote, una cabra se come las partituras de la ratona, pero Mickey descubre que podía hacer música así que, usando su cola como manija de vitrola, la convierten en un aparato musical.
Mientras se escucha la música, Mickey agarra a un gato de la cola y, sin motivo alguno, le da vueltas y lo arroja. Enseguida toma a un pato y le aprieta repetidamente para que sus graznidos acompañen la música. Luego va donde seis cerditos estaban lactando y les estira las colas al ritmo de la música. Levanta a la madre y hace que los chanchitos dejen de lactar. Como uno se mantiene prendido a la mama de la cerda, le hace soltar de una patada. A continuación, marca a la chancha y le aprieta las mamas. Cada vez que la cerda de queja es al compás de la música y sus cerditos se ríen. Pudo ser chistoso en 1928, pero a mí ese espectáculo me parece grotesco ahora, incluso cuando hay caricaturas que son peores.
Termina la música y Pete sorprende a Mickey holgazaneando así que lo arroja a la cocina y le pone a pelar papas. Eso está haciendo, de mala gana, cuando aparece el loro en el portillo, o ventana, y repite la frase anterior, “espero que no te hayas herido, grandulón”, y vuelve a soltar su nítida carcajada. Furioso, el ratón le arroja una papa, provocando que el loro caiga al mar, encontrando la muerte. Sus últimas palabras encierran humor negro: “Help! man overboard!” (“¿Socorro!, ¡hombre al agua!”).
¿QUIÉN ES WILLIE?
Aunque el primer corto en el que aparecen Mickey y Minnie Mouse titula “Steamboat Willie”, después de 96 años no me ha quedado claro quién es Willie en ese audiovisual.
Mickey Mouse ya es presentado con ese nombre, en los créditos, mientras que Minnie es mujer, o más bien hembra. Willie tampoco es el capitán del barco, que es Pete. Es más, este personaje es anterior a los ratones, pues apareció en la serie de cortometrajes Alice Comedies y posteriormente en los cortometrajes de Oswald, el conejo afortunado. Por cierto, Oswald sí fue creado por Walt Disney, antes de “Steamboat Willie”, pero resultó un fracaso.
El verdadero padre
En el parque de atracciones que Disney tiene en Orlando, Florida, está una estatua de Walt Disney de la mano de Mickey Mouse pero, a pesar del potente mensaje de esa imagen de bronce, la verdad es que aquel no creó a esta caricatura.
Si volvemos a revisar la matrícula de “Steamboat Willie” en el “Catalog of Copyright Entries” de 1955 encontraremos este detalle: “Walter E. Disney como empresario contratado por UB Iwerks”. Este último es el nombre de Ubbe Ert Iwwerks, que firmaba como Ub Iwerks, quien fue el verdadero creador de Mickey.
Su historia fue contada en el documental “The Hand Behind the Mouse: The Ub Iwerks Story” (“La mano detrás del ratón: la historia de Ub Iwerks”) que fue estrenado en 1999. Dos años después fue presentado el libro “La mano detrás del ratón: una biografía íntima de Ub Iwerks”, de Leslie Iwerks y John Kenworthy.
En esos trabajos se cuenta que, en 1920, Ub y Walt Disney fundaron una compañía llamada Iwerks-Disney Commercial Artists, que no tuvo éxito. Dos años después, Disney comenzó a fundar sus propias compañías, junto a su hermano, e Iwerks pasó a ser su empleado.
El rompimiento se produjo en 1929, a raíz del registro de “Steamboat Willie” a nombre de Disney. En 1930, Ub abrió el Iwerks Studio, en el que desarrolló otros personajes, como Flip the frog, pero ninguno tuvo el éxito de Mickey Mouse. Finalmente, cerró y quebró. En 1940, aceptó la oferta de Disney de volver a trabajar como su empleado. En esa condición, dejó de reclamar sus derechos de autor sobre los ratones que había creado y animado para el corto “Steamboat Willie”.
Al comenzar el corto, los créditos que se lee son “Disney Cartoons present a Mickey Mouse sound cartoon Steamboat Willie a Walt Disney comic”, pero más abajo se lee “by UB WIKERS”.
Aunque para nosotros parezca una novedad, la historia del robo intelectual de Mickey Mouse por parte de Walt Disney es bastante conocida en Estados Unidos, tanto que fue reflejada en el capítulo “El día que murió la violencia” en la séptima temporada de Los Simson en la que se cuenta la historia de Chester J. Lampwick, un vagabundo que habría sido el verdadero creador de Tomy y Daly, pero cuyos derechos enriquecieron a Roger Meyers Jr., que es el que tiene los derechos. Como se ve, son claras referencias a Ub Wikers y Walt Disney.