Independencia de Cochabamba
Como estudiamos la historia por pedazos, nos hemos acostumbrado a decir que nuestras ciudades obtuvieron su independencia en las fechas que se sublevaron contra la corona española, es decir, el 25 de mayo y 16 de julio de 1809 en Chuquisaca y La Paz, el 14 y 24 de septiembre de 1810 en Cochabamba y Santa Cruz o el 10 de noviembre de ese año en Potosí. La verdad es que España no se quedó con los brazos cruzados y recuperó después esas ciudades y luego las volvió a perder y así durante 16 años.
El Perú obtuvo su libertad completa tras las batallas de Junín y Ayacucho, libradas el 6 de agosto y 9 de diciembre de 1824. La última tuvo carácter contundente porque hasta el virrey José de la Serna cayó prisionero y los realistas debieron firmar una capitulación que no era otra cosa que el reconocimiento de su derrota.
Pero en el territorio que hoy es Bolivia todavía quedaban fuerzas comandadas por el mariscal de campo Pedro Antonio de Olañeta que tenía intención de resistir a las tropas de Sucre que partió del Cuzco rumbo a La Paz. Mientras eso ocurría, las fuerzas realistas que estaban en Cochabamba al mando del coronel Antonio Saturnino Sánchez, que era subordinado de Olañeta, se sublevaron el 13 y 14 de enero, tomaron preso al gobernador Pedro Antonio de Assua y se proclamaron a favor de la causa libertaria.
Aunque se trató de un cambio de bando, el efecto que tuvo ese alzamiento se traduce en las cartas de la época. Sucre se refiere al hecho al escribirle a José Miguel Lanza desde Lampa, el 27 de enero, y dos días después manda una comunicación desde Puno al ministro de guerra del Perú diciendo que “tengo el honor de acompañar a V.S. originales (de) los partes que he recibido del coronel Sánchez, jefe de la división libertadora de Cochabamba; V.S. hallará en ellos los sucesos del 13 y 14 del corriente de que he dado cuenta a V.S. por las primeras noticias que tuve”.
Una carta que encontré en el Archivo Regional de Puno me mueve a pensar que Sucre se enteró, mediante esta, que José Antonio Álvarez de Arenales le envió al prefecto de esa región, adjuntando “la copia del parte que acabo de recibir para que mandándolo publicar se haga notorio por él el paso glorioso que ha dado Cochabamba por su libertad e independencia”.
CARTAS DE SUCRE EN SUCRE
También existen cartas que Sucre le envió a Sánchez, cuyas copias se conservan en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia y a través de ellas vemos el cambio de opinión que tuvo el mariscal de Ayacucho respecto a los sucesos de Cochabamba.
La primera carta es del 10 de febrero, un día después de emitido el decreto que posibilitaría la fundación de Bolivia, y, a su vez, esta acompaña otro decreto, como se puede ver a continuación:
Al señor Comandante general de Cochabamba Coronel Antonio Saturnino Sánchez
Señor Coronel:
Remito a V.S. para su cumplimiento el decreto expedido en favor de la División de Cochabamba. Al comunicarlo, V.S. le hará entender cuánto es mi aprecio a los servicios que ella hace a la Patria, y cuánto los estima el Ejército Libertador.
Dios etc.
Decreto
Antonio José de Sucre:
Teniendo en consideración que es el primero y más justo deber recompensar los servicios de los defensores de la Patria y concederles honores que los distingan, y habiendo adquirido un mérito sobresaliente en la causa nacional los individuos que puestos al frente de la transformación de Cochabamba libertaron aquel Departamento el 14 de enero; he venido a nombre del Gobierno en decretar:
1. Todos los jefes y oficiales que se pusieron en Cochabamba a la cabeza de las tropas para proclamar la independencia el 14 de enero llevarán al pecho izquierdo una medalla de oro, pendiente de una cinta verde, con esta inscripción: ‘La Patria a los fieles de Cochabamba: 14 de enero de 1825’, y al reverso el nombre del agraciado.
2. Los individuos de tropas que protegieron la empresa llevarán la misma medalla de plata.
3. El resto de los oficiales y tropa llevarán un escudo verde al brazo izquierdo con la misma inscripción en letras de oro.
4. Los individuos de que habla el artículo anterior podrán obtener la medalla concedida a los promotores de la transformación, por los servicios que hagan en la campaña, pero a ningún otro que a los de la División libertadora de Cochabamba se dará esta gracia.
5. Los padres, mujeres e hijos de los patriotas que murieron el 14 de enero gozarán el sueldo íntegro que correspondía a su hijo, esposo o padre, y tendrán derecho a las consideraciones del Gobierno.
Dado en el cuartel general de La Paz a 9 de febrero de 1825.
Y si al inicio hubo algarabía y trato amable, las siguientes actuaciones de Sánchez motivaron un cambio de actitud por parte de Sucre ya que, por una parte, comenzó a hacer nombramientos inconsultos y, por otra, solicitó pago de sueldos, puesto que había cambiado de bando.
Pero, además, los primeros informes de Sánchez sobre el estado de la guarnición que se había sublevado no correspondían a la realidad y así se lo hizo notar Sucre en carta del 11 de febrero: “Yo la creía con mayor número de plazas”, decía y, más adelante, se quejaba en estos términos: “Había tenido muchos informes de que había en esa División 700 excelentes caballos y sólo veo que existen 400. Dígame V.S. qué se han hecho los demás”.
En esa misma fecha hay otras dos cartas. Una contiene instrucciones respecto a Olañeta y la otra es un reclamo por los ascensos inconsultos que hizo el coronel:
Señor Coronel:
He visto las cuatro relaciones que V.S. me incluye con su oficio del 4: la una que contiene la razón de los 15 oficiales que se distinguieron en el importante suceso del 14 de enero, y las otras tres en que se expresan los 70 ascensos que V.S. concedió en la clase de oficiales a los individuos de la División de Cochabamba. Se les remitirán sus títulos, pero debo decir francamente que V.S. ha concedido tres veces más premios respectivamente por este suceso que los que yo he dado al Ejército por la batalla de Ayacucho. No sé cómo siendo 15 los distinguidos, han sido 70 los premios. Este abuso es el que ha desmoralizado siempre las tropas del Perú, y para cortarlo prohíbo que nadie, nadie dé ningún ascenso, sino que se me dirijan las propuestas. La Patria recompensará con justicia a sus servidores, pero la Patria, el Gobierno, y los jefes deben hacer estimable la carrera militar y no prodigar sus ascensos.
Dios etc.
Pese a estos conflictos, otras ciudades imitaron pronto el ejemplo de Cochabamba. El 12 de febrero se sublevó Vallegrande y el 14 lo hizo Santa Cruz, dejando a Olañeta sin ningún apoyo. El 22 también se alzó Chuquisaca, de manera que el mariscal realista quedó a tiro de fusil para Carlos Medinaceli, que le plantó batalla el 1 de abril en Tumusla, donde Olañeta fue herido de muerte.
Esas fechas son las de las verdaderas independencias de las referidas ciudades.
(*) Juan José Toro es fundador y vicepresidente de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).
Versión de Lofstrom
En su libro “La presidencia de Sucre en Bolivia” [1983 (2919)], William Lee Lofstrom resume así lo sucedido:
“En ningún lugar fue el conflicto civil-militar más agudo que en el Departamento de Cochabamba, donde un arbitrario oficial extranjero trató de imponer su voluntad a los civiles del Departamento. “En enero de 1825 la guarnición realista se amotinó en favor de la independencia bajo el liderato del coronel Antonio Saturnino Sánchez, nativo de Buenos Aires, quien asumió el comando de la antigua intendencia. Las impulsivas y arbitrarias medidas de Sánchez para reclutar soldados y sus exigencias de mulas, caballos, forraje y alimentos a fin de unirse a la campaña de Sucre para eliminar a los realistas que aún quedaban (sus antiguos compañeros de armas), levantó rápidamente la oposición del Cabildo municipal de Cochabamba.
“El 22 de febrero, el Cabildo envió a Sánchez un largo memorial en el que detallaba las quejas civiles contra sus actividades. Los cochabambinos habían perdido la paciencia con las continuas demandas del ejército y estaban cansados de ser tratados como enemigos. El reclutamiento forzado y el robo campeaban en el valle, y agotaban la paciencia de la gente y los recursos de los agricultores. Al día siguiente, en otra carta, los padres de la ciudad llegaron a acusar a Sánchez de estar motivado por ‘un capricho obstinado y los impulsos de la crasa ignorancia’, y al mismo tiempo se dirigieron a Sucre, quejándose de que Sánchez parecía motivado por su propio interés más que por el deseo de promover el bien público. El conflicto entre el Cabildo y Sánchez continuó creciendo hasta mediados de marzo, cuando los padres de la ciudad enviaron finalmente a dos representantes para que se entrevistaran con Sucre en Oruro, y le presentaron las quejas de la comunidad contra su gobernador”.
La solución fue reemplazarlo por José María Plaza.