Pornografía en etapa escolar
En la era digital, en la que la información fluye libremente y los dispositivos tecnológicos son omnipresentes, el acceso a la pornografía se ha vuelto más fácil que nunca. Este fenómeno, alarmante por sí mismo, se agrava aún más cuando los primeros encuentros de los jóvenes con este tipo de contenido ocurren a edades cada vez más tempranas, incluso en la infancia.
Hablar del consumo de pornografía por niños puede sonar descabellado, pero es una realidad que está impactando en su desarrollo emocional y psicológico de manera preocupante. Para comprender la magnitud de este problema y sus repercusiones, OH! conversó con el psicólogo Germán Burgoa Costas, director del Consultorio de Estimulación Temprana y Apoyo Familiar-Cimientos, quien ofreció una perspectiva experta sobre el tema.
Desde una edad muy temprana, los niños comienzan a explorar su sexualidad de manera natural. Según Burgoa Costas, la etapa más importante y delicada en este proceso ocurre entre los cero y los cinco años, y es crucial para definir la base de su estructura de personalidad. Es durante este período que las primeras experiencias sexuales, generalmente con los padres, pueden dejar una impresión duradera en la mente del niño, moldeando sus futuras relaciones y preferencias sexuales.
Sin embargo, el acceso a la pornografía en edades tan tempranas como los siete u ocho años está perturbando este proceso natural de descubrimiento. Los niños se enfrentan a un torrente de imágenes explícitas y contenido sexualmente gráfico para el cual no están preparados emocionalmente. Esto puede causar una “fijación”, en la que una escena o situación sexual impactante se graba en la mente del niño como un tatuaje, influyendo en sus deseos y comportamientos sexuales futuros.
“Esa mente todavía está muy limpia, muy en blanco, muy poco preparada para recibir un impacto tan fuerte de este material”, afirma.
En el contexto escolar, Burgoa advierte que el consumo de pornografía se ha infiltrado en los colegios, con consecuencias alarmantes. “Hemos encontrado en estos niños que están consumiendo pornografía desde los siete y ocho años, en varios colegios, juego sexual explícito, toqueteos hacia las niñas y masturbación excesiva. Todos influenciados por el acceso a contenido pornográfico”, revela.
Esto, indica el experto, también contribuye a la disminución de la edad de inicio de la actividad sexual entre los adolescentes. Además, no sólo afecta su desarrollo emocional y psicológico, sino que también puede tener consecuencias negativas en sus relaciones futuras.
LA NUEVA PORNOGRAFÍA
La “nueva pornografía” se caracteriza por su fácil accesibilidad a través del internet, su precio asequible (en su mayoría gratuita), la ausencia de límites en cuanto a las prácticas sexuales y, en ocasiones, la presencia de contenido ilegal, todo ello facilitado por su naturaleza anónima.
Según informa EFE, el pedagogo Lluís Ballester señala que estos videos, a menudo, contienen prácticas como el sexo sin preservativo o la violencia explícita, incluyendo estrangulamientos o golpes fuertes. El experto advierte que esta normalización de prácticas peligrosas puede influir en los jóvenes, incitándolos a solicitarlas a sus parejas o incluso a recurrir a la prostitución para llevarlas a cabo.
El consumo de este tipo de pornografía ha ido en aumento en los últimos años. Según Pornhub, el único de los grandes portales de acceso gratuito que publica informes sobre esta actividad, se registran tres millones de visitas por hora y mueve cada día ocho veces más volumen de datos que Facebook.
PERSPECTIVA DESDE DIFERENTES ETAPAS
El impacto del consumo de pornografía en adolescentes y niños puede ser significativamente diferente a largo plazo.
“Supongamos que el adolescente ha pasado por un proceso de crianza sólido, donde se han establecido valores, normas y relaciones de afecto, en este caso, el acceso ocasional a la pornografía puede tener un impacto limitado. Sin embargo, para un niño, el consumo de pornografía puede afectar profundamente su vida, especialmente si no ha desarrollado una base sólida de valores y relaciones saludables”, señala el experto.
Así, el tipo de material pornográfico que un niño consume inicialmente influye en sus comportamientos futuros. Por ejemplo, detalla Burgoa, un adolescente que accede a contenido de sexo grupal simplemente lo percibe como algo divertido o excitante. Pero para un niño, este tipo de experiencia, tiene consecuencias más graves. Podría desarrollar una fijación por recrear esas escenas en sus futuras relaciones amorosas, lo cual puede generar conflictos si su pareja no está de acuerdo.
CÓMO ACTUAR
Burgoa indica que, cuando un niño fue expuesto a contenido pornográfico, es crucial buscar ayuda de inmediato. Un psicólogo es fundamental en este proceso, ya que puede evaluar el tipo de material que el menor ha consumido.
“Es importante entender qué está viendo el niño para poder educarlo de manera adecuada. Por ejemplo, si los padres intentan hablar con el niño sobre anatomía mientras él ha visto escenas explícitas, el impacto será mínimo. Por lo tanto, los padres deben revisar las páginas web que el niño ha visitado y el tipo de material que ha visto. A partir de esta información, se puede trabajar para redireccionar la mentalidad y la comprensión de la sexualidad del niño. Es fundamental comprender qué tipo de contenido está consumiendo el niño”.
En estos casos, la búsqueda de ayuda profesional es primordial. Los castigos no son la solución, ya que pueden empeorar la situación. En su lugar, se necesita educación. Después de que el niño consumió este tipo de material, es crucial recurrir a recursos educativos que fomenten el respeto hacia los demás.
Al analizar una escena de un material pornográfico, es posible identificar numerosos aspectos negativos, como la violencia, el incesto, la infidelidad, la promiscuidad y la ausencia de valores, como el respeto a las relaciones de pareja. Es esencial no sólo centrarse en la escena en sí misma, sino en los mensajes que ésta transmite.
“Por lo tanto, el papel del psicólogo es determinar qué situaciones se han visto vulneradas en la mente del niño y tratar esas situaciones específicas. No se trata solo de la escena en sí misma, sino de la interpretación y el impacto que esta tiene en el desarrollo emocional y psicológico del niño”, indica Burgoa.
Los colegios enfrentan el desafío de abordar el consumo de pornografía de manera efectiva y comprensiva. Burgoa sugiere que la educación sexual debe ser una prioridad, es preciso enseñar a los niños desde una edad temprana a respetar sus cuerpos y los de los demás. Además, se necesitan estrategias de control para supervisar el acceso a dispositivos tecnológicos y prevenir el consumo de pornografía durante el tiempo escolar.
En el hogar, Burgoa enfatiza la importancia de establecer límites claros y fomentar una cultura de respeto y privacidad desde una edad temprana. “La educación sexual es una actitud”, subraya. Los padres deben enseñar a sus hijos a respetar sus propios cuerpos y los de los demás, así como a comprender los límites adecuados en el uso de la tecnología.
“Establecer límites y supervisar el acceso a dispositivos electrónicos es crucial para prevenir el consumo de pornografía en niños y adolescentes. Los límites son fundamentales, ya que proporcionan reglas claras que guían al niño y lo enseñan a utilizar estos dispositivos de manera adecuada. Es importante entender que el dispositivo en sí no es el problema, sino cómo se utiliza. Es también importante fomentar una comunicación abierta y de confianza entre padres e hijos”, resalta.
Igualmente es esencial establecer reglas claras sobre el uso de dispositivos electrónicos en la noche. Muchos menores consumen pornografía durante las horas nocturnas cuando no hay supervisión. Por lo tanto, implementar normas, como dejar los celulares fuera de la habitación en la noche, puede ser una medida efectiva para prevenir este tipo de comportamiento. Los padres deben recordar que los aparatos electrónicos son herramientas de comunicación y no son necesarios mientras el niño duerme.
En el ámbito escolar, también es importante establecer políticas claras sobre el uso de tecnología. Prohibir el uso de dispositivos electrónicos fuera del horario escolar o limitar su uso dentro del aula ayuda a prevenir el acceso a contenido inapropiado. Sin embargo, estas medidas dependerán de la metodología y las normas de cada institución educativa.
La prevención y la intervención temprana son fundamentales para mitigar los efectos negativos del consumo de pornografía de los estudiantes. Identificar las señales de advertencia, buscar ayuda profesional y promover una educación sexual saludable son pasos esenciales para proteger el bienestar emocional y psicológico de los niños y adolescentes en un mundo digital cada vez más complejo.
MÁS ALLÁ DE LAS IMÁGENES
Al analizar una escena de un material pornográfico, se identifican numerosos aspectos negativos, como la violencia, el incesto, la infidelidad, la promiscuidad y la ausencia de valores, como el respeto a las relaciones de pareja. Es esencial no sólo centrarse en la escena en sí misma, sino en los mensajes que ésta transmite.