¿De dónde viene el conejo de Pascua?
En los últimos años, la Pascua tomó un giro más comercial y uno de esos aspectos se dio con la creación del conejo de Pascua. El conejo y las canastas de Pascua tienen una historia muy interesante.
La invención del conejo de Pascua proviene de los países anglosajones y se remonta a las fiestas precristianas cuando el conejo era símbolo de fertilidad. Debido a esto se le relacionó con la diosa germana Ostara, también conocida como Eostre, a quien se le rendía tributo con la llegada de la primavera.
Los huevos de colores representaban la nueva vida y el inicio de la primavera, pero fue en el siglo XIX cuando nació la tradición de decorarlos y hacerlos de chocolate.
La religión católica retomó algunas tradiciones, una de ellas es no comer carne roja durante la Cuaresma a la que se sumaba la de consumir huevos.
En la antigüedad las familias recubrían los huevos con cera para evitar que estos se echaran a perder, tiempo después se incluyó la pintura para regalarlos a los seres queridos el domingo de Pascua.
De igual manera, en algún momento alrededor de principios del siglo XVII, los protestantes alemanes comenzaron a creer, o simplemente les decían a sus hijos, que una liebre colocaría huevos de colores en “nidos” improvisados: sombreros, cestas, entre otros, que se dejarían fuera toda la noche. Esta solo pondría huevos para niños bien educados. Y de ahí nacieron las tradiciones de dinámicas para recoger huevos que ahora comúnmente llevan dulces o incluso dinero.
Los colonos holandeses de Pensilvania trajeron esa tradición a América, donde su popularidad explotó durante la época victoriana. Por último, Osterhase u Oschter Haws, como antes se le llamaba a la liebre, se convirtieron en el conejito de Pascua, y las canastas se convirtieron en recipientes para dulces, juguetes y huevos de plástico que tanto disfrutamos en la actualidad.
Regalar canastas con huevos de chocolate a la familia o compartir un momento especial para que los niños busquen los huevos escondidos ya son parte de la tradición del domingo de Pascua.
La leyenda del conejo de Pascua
(Un cuento para los niños)
Esta curiosa leyenda cuenta que cuando metieron a Jesús en el sepulcro que les había dado José de Arimatea, dentro de la cueva había un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.
El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería ese señor a quien querían tanto todas las personas.
Así pasó mucho rato viéndolo; pasó todo el día y toda una noche, cuando de repente el conejito vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca!
El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar a todo el mundo y a todas las personas que lloraban que ya no tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado.
Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que, si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría, y así lo hizo.
Desde entonces, cuenta la leyenda que el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordar al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.