El valor del momento (Columna # 200)
Cuando fundé el Club del Arte de la Lectura y el Buen Pensar (2021), lo hice únicamente con la intención de brindar un espacio de reflexión, crecimiento, desarrollo del potencial y, sobre todo, incentivar esa lectura profunda que ayude a elevar el nivel de conciencia con lecturas cortas y algo pinchantes, con mi libro Cuatro minutos conmigo/El poder de la pausa, lo logramos. El siguiente paso fue pensar en algún slogan que nos identifique y fue ahí donde salió “La lectura es otra forma de arte y toda persona puede ser un artista”. A la fecha ya somos varios los que creemos lo mismo y nos juntamos para unir momentos que se convierten en un tiempo muy valioso.
Sin embargo, ese no fue el inicio del encuentro entre nosotros –escritora y lectores-, el inicio fueron los primeros escritos en esta revista (2015), cuando ustedes gentilmente me otorgaron el permiso de entrar en sus hogares, primero solo en papel y con los años por medio de la web también. Aprendí a valorar esos momentos que en silencio y a distancia misteriosamente nos conectábamos porque tarde o temprano los escritos y las personas se encuentran.
No podría pensar jamás en separar la escritura de la lectura, eso sería provocar un divorcio sin sentido y descuartizar una relación sin razón. Para mí escribir es la manera más profunda de leer la vida y cada columna que escribo es un conjunto de ideas que me reflejan, plasmo pensamientos, sentimientos, conocimientos y deseos. Y cada columna leída va cobrando vida propia en ustedes, quienes la leen y le otorgan su propio significado. Es increíble como una lectura llega de una forma para uno y de otra para otro. No podré olvidar jamás como titulé la Columna # 100 “Yo no soy lo que escribo, soy lo que tú sientes al leerme”, y esta frase la comprobé en las reuniones del Club del Arte de la Lectura y el Buen Pensar, donde cada lector ofrece su perspectiva, visión, interpretación y, lo mejor de todo, la aplicación para su vida. Parecería que cada reflexión llega en el momento preciso y es posible que eso pase con ustedes también, quienes me leen solo por “amor al arte”, porque nadie les paga por leerme y a mí tampoco por escribirles, pero haciendo eso tanto ustedes como yo nos damos cuenta que el amor al arte implica lo que cada uno crea, sin esperar nada a cambio y solo disfrutar el placer intrínseco del acto creativo…de mi parte, crear una columna y de la suya, la interpretación de lo escrito.
Quincenalmente me esfuerzo en crear algo con sentido y significado, algo que nos despierte la esperanza, nos induzca a la reflexión, nos presente a Dios o simplemente nos ofrezca otra perspectiva, pero ese esfuerzo en escribir si no tuviera quien me lea, sería insulso, por ello, hoy quiero resaltar el “valor del momento”, ese momento valioso que ustedes me regalan para conocerme, entenderme, cuestionarme o criticarme. A veces pienso que nunca sabremos el verdadero valor del momento hasta que se convierta en un recuerdo, tenemos la mala costumbre de pensar que el momento actual va a perdurar para siempre, sin embargo, el mañana le corresponde a Dios y desconocemos lo que pueda pasar. Es así que, ahora estoy reafirmando el verdadero valor del momento disfrutando el escribir y anhelando que ustedes lo hagan al leer. La vida está hecha de momentos, darle el valor a ese lapso de tiempo que pasa como relámpago nos está uniendo por varios años, espero rememorar este escrito con la Columna # 300 y no esperar a ella para darnos cuenta que la vida está hecha de solo momentos que debemos valorarlos.