“Me siento solo”
Hoy en día se escucha muy a menudo aquella frase de “me siento solo” y la verdad es, que cuando ahondamos un poco más en el tema, la soledad tiene muchos matices y puede ser una experiencia positiva, pero también puede ser negativa, eso depende mucho si es una soledad deseada o impuesta y dependerá también de cómo se maneje. Se puede estar rodeado de gente y sentir soledad, de la misma manera, se puede estar solo y no sentirse solo.
Estar solo significa sin compañía. Es una soledad física, por voluntad propia, que puede servir como un tiempo propicio para la introspección, la concentración, la creatividad y la relajación. Estar a solas sin estar solos se puede convertir en algo que se puede disfrutar porque se trata de una soledad deseada.
Por el contrario “me siento solo” es una percepción personal, una experiencia subjetiva que causa dolor por la falta o insatisfacción en las relaciones interpersonales. Hace referencia a estar aislado, desconectado del resto y con la sensación de que no hay nadie que te comprenda.
En este punto es importante aclarar que sentirse solo o sola temporalmente es normal. A lo largo de nuestra vida, diferentes acontecimientos y situaciones pueden hacer que esto ocurra, el problema viene cuando ese sentimiento se prolonga por mucho en el tiempo y de alguna forma sientes que te has “desconectado” de tu presente, del aquí y del ahora. Si reconoces que es así, entonces es hora de buscar y encontrar ayuda, para poder recuperar tus ilusiones y objetivos de vida.
Una persona que piensa “me siento sola” a la larga puede ver afectada tanto su salud física como la psicológica. Las consecuencias para la salud física según varios investigadores pueden derivar en trastornos de alimentación, adicciones, ataques de ansiedad, estrés, compras compulsivas, etc.
Y entonces qué hacemos para no sentirnos solos, la respuesta parecería que lleva implícito que es posible controlar nuestros sentimientos y emociones, y la razón, precisamente, de atravesar esta experiencia interior dolorosa es que nuestras emociones y sentimientos hoy más que nunca no están pudiendo ser gestionadas y resultan un obstáculo para nuestra salud mental.
A partir de aquí es importante permitirnos experimentar un primer paso que es el de sentir nuestras emociones, incluso las más desagradables y tomar conciencia. Es probable que nos sintamos insatisfechos, confundidos y hasta molestos. Sin embargo, intentar llenar ese espacio con estímulos exteriores solo profundizará aún más el agujero interior, condenándonos a una soledad no elegida.
Conocerse a sí mismo, ese puede ser el antídoto, alimentar nuestro mundo interior. Solo cuando dejemos de escapar de nosotros mismos, podremos asegurarnos de que nunca más estaremos solos.