Mujer, si puedes tú con dios hablar
En el Día de la Mujer Boliviana, rememoro al compositor A. Domínguez que con un tema considerado por algunos “corta-venas” y por otros un exponente de romanticismo, nos muestra con su canción “Perfidia”, un claro ejemplo de cómo una melodía puede convertirse en un tributo al amor —para algunos—, a la traición —para otros—, a la determinación de las mujeres —para los menos— y a la reflexión —como en este caso, para unos cuantos—.
En el vasto mundo de la música, existen canciones que no sólo se quedan en nuestra memoria auditiva, sino que también tocan las fibras más profundas de nuestro ser, como “Perfidia”, cuyo tema versa: “Mujer, si puedes tú con Dios hablar, pregúntale si yo alguna vez te he dejado de adorar”. Esta balada toca esas fibras porque nos confronta con dos emociones fuertes: el amor y la traición. Pero, además de eso, cuestiona la probabilidad de hablar con Dios
En los versos de la canción, el protagonista implora a su amada que busque en lo divino respuestas a la incertidumbre del corazón. Este acto de buscar la guía de Dios a través de la música es un recordatorio de cómo la música puede ser una expresión espiritual profunda. Es un momento de vulnerabilidad en el que se revela el deseo de comprender el destino de una relación y encontrar consuelo en la fe.
La Biblia nos enseña que la música puede ser un canal para la expresión de nuestras emociones más profundas y un medio para comunicarnos con lo divino. Los salmos, por ejemplo, son una colección de canciones y poemas que expresan una amplia gama de emociones humanas y sirven como una comunicación con Dios. En la música, encontramos una voz para nuestras inquietudes más profundas y una forma de acercarnos a lo divino.
Independientemente de nuestro género, todos podemos relacionarnos con la experiencia de buscar respuestas en momentos de confusión emocional y buscar la guía de Dios en nuestra vida. La música, cuando se utiliza para hablar con Dios, se convierte en una expresión espiritual que puede nutrir nuestras almas y brindarnos un sentido de paz y dirección.
Me encantaría que el compositor sepa que la interrogante a su pregunta es una respuesta afirmativa, ¡se puede hablar con Dios! y lo hacemos a través de una oración sincera, de una escucha activa y paciente que viene a través de su Palabra o mediante la música, brindándole canciones de adoración y alabanzas que enaltezcan sus cualidades y al mismo tiempo nos inyecten fe en Él.
En el Día de la Mujer Boliviana, cuyo tesón y valentía es conocido en todo el mundo, rescato una nómina de mujeres valientes que sostuvieron conversaciones con Dios y encontraron en Él la instancia de paz para sus almas y respuestas a sus preguntas; paz y respuestas que el compositor de Perfidia anhela encontrar en las notas musicales de su linda inspiración.
Sara, esposa de Abraham; Rebeca, mamá de Jacob y Esaú; Mirián, hermana de Moisés y Aarón; Débora, jueza y profetiza de Israel; Ana, madre de Samuel; Abigail, conocida por su sabiduría, y Esther, que, aunque no se menciona en conversaciones directas con Dios, desempeñó un papel crucial.
Éstas son algunas de las mujeres mencionadas en la Biblia que tuvieron algún tipo de relación con Dios. Sus historias son ejemplos de cómo las mujeres desempeñaron roles significativos en la historia y cómo sus vidas fueron guiadas por su fe y su relación con lo divino. Estoy segura de que existen miles de mujeres bolivianas que marcan significativamente y en silencio la historia del país solamente hablando con Dios.