¿Te parece o es?
Estuve leyendo que la mejor forma de conocer si una obra de arte es original o no es estudiar la obra original, el artista, el estilo, pequeños detalles que caracterizan cada una de las obras y la marca personal de quien la creó. Hacer esto no sólo trae conocimiento, sino que permite al experto identificar cuando algo no lleva la marca del original. El experto no se dedica a estudiar las obras que se parecen al original porque sabe que entre más conozca el original más evidente a sus ojos serán aquellos detalles que para otros pasan desapercibidos.
Cuando vemos las imitaciones y nos enfocamos más en ellas entra la duda. Si hablamos de una pintura común y corriente, no habría mayor repercusión en la vida, pero si la obra de arte es tu propia vida y dudas de lo que Dios tiene preparado para ti como autor/artista de la misma, es un problema.
Desconocer al autor es desconocer las razones, intereses, causas y objetivos que tuvo al hacer la obra. Cuando tenemos la oportunidad de hablar con el autor de un libro, cuadro, escultura o cualquier otra expresión de arte siempre caben los momentos de “duda” y vale la pena aclararlas. ¿Qué lo llevó a escribir esto? ¿Por qué usó esta técnica? ¿Qué quiso mostrar con…? Y mientras más preguntamos, más respuestas fiables obtenemos. Entonces, la próxima vez que estemos frente a una imitación podremos discernir que no es obra original y no se perderá el tiempo analizándola. Cada vez seremos más expertos en ellas.
El título de este escrito versa ¿Te parece o es? Decidí escribir esto porque no sólo desconocemos el valor de nuestra vida como una verdadera obra de arte, también desconocemos al autor de la misma y su “trayectoria artística”, la Biblia es toda una exposición de su carácter y es la única manera de conocerlo. Pero, bueno, estoy hablando de un tema muy profundo y posiblemente de interés para pocos.
Llevemos la analogía a situaciones de la vida diaria donde “osamos” opinar e imponer nuestras ideas sin mayor conocimiento, es el caso de situaciones dramáticas como las que se viven en el Medio Oriente. Las personas “perciben” algo dejándose guiar por los sentidos, interpretaciones, medios de comunicación, redes sociales o tal vez por inclinaciones afectivas o emocionales. Hacen una valoración de una obra falsa y se enfocan en analizarla. Es necesario conocer la “pintura” original y al autor de la misma para poder diferenciar la historia.
Pero, tal vez es caso extremo y vamos a seguir andando por el sendero de la vida, nuestra vida.
“¿Te parece o es?” sigue siendo una pregunta inteligente cuando la esposa/o quiere una respuesta de su pareja o el hijo del padre o de la madre. Miren qué importante es ir al origen de lo sucedido, no dejarnos engañar con supuestos, con pensamientos erróneos que sólo nos dañan. No podemos enfocarnos en lo que “creemos” que está pasando —eso es quedarse apreciando una pintura falsa— es necesario acercarse al autor para conocer las razones y subsanar las dudas, no dejar espacios vacíos si algo no ha sido comprendido, esto nos da la oportunidad de profundizar sobre lo sucedido, despejar las incertidumbres, aclarar los malos entendidos y buscar la reconciliación.
Miren cuán importante es responder a esta pregunta: ¿Te parece o es?
Les expuse tres escenarios: uno en relación con Dios y la importancia de conocer su corazón. El segundo y vinculado al primero es un conflicto de orden humanitario de extrema sensibilidad porque justos están pagando por pecadores y el tercer escenario está montado en tu hogar.
Las dudas, si son usadas de la manera correcta, nos llevarán a profundizar en la verdad.