En las alas de la liberación: una experiencia transformadora
En el silencio que siguió a una profunda sesión de coaching, me aventuré a preguntar a mi cliente cómo se sentía, habitualmente lo hago como buena práctica para cerrar la consulta. Sin embargo, esta vez fue muy particular, pues su respuesta resonó en la oficina como una suave sinfonía de transformación. Sonrió, respiró profundo, me miró a los ojos y me dijo: “Fue muy liberador. Me voy con conceptos nuevos que me ayudan a ver la vida de otra manera”.
En el corazón del coaching yace la magia de la autorreflexión, una danza íntima entre el cliente y sus verdades más profundas. Durante nuestra travesía, exploramos las marañas de pensamientos que habían tejido su historia, desatando nudos que limitaban su vuelo. Al final, emergió una sensación de ligereza, como si sus alas internas hubieran sido desplegadas por primera vez en mucho tiempo. El brillo en sus ojos lo delataba y la expresión de sorpresa en su rostro lo confirmaba.
En ese espacio de vulnerabilidad compartida, se reveló un renacimiento emocional. Mi cliente no solo adquirió herramientas prácticas también se sumergió en una corriente de autodescubrimiento que fluye con la promesa de un mañana más brillante, en su caso en el exterior. El coaching ejercido de manera responsable no es solo un servicio, sino es un faro que ilumina los rincones oscuros de la autoconciencia. ¡Cómo disfruto llegar a este punto con ellos!
Lo emocionante de este viaje es la transformación de la perspectiva. Es como si al abrir los ojos después de un sueño profundo, mi cliente viera el mundo con nuevos matices. La vida, antes opaca, ahora resplandece con colores antes inimaginables. La liberación no solo es un acto de desprendimiento, sino un abrazo a una realidad más amplia. No es una venta de ilusiones como muchos pueden creer como clientes o lo que es más triste muchos lo pueden hacer con sus clientes, tampoco es un juego de espejismos destinados a engañar a quienes buscan autenticidad. La esencia de lo que pasa en el proceso reside en la honestidad, la exploración genuina y el compromiso del crecimiento auténtico.
En este testimonio late la verdad de que el coaching va más allá de la resolución de problemas. Es un viaje al centro mismo del ser, donde las capas externas se desprenden para revelar la esencia genuina. Cada lágrima compartida y cada risa liberadora construyen puentes hacia una conexión más profunda consigo mismo… Cada ¡ajá! que emitía o cada “mmmm” nunca lo vi así se convertían en afirmaciones de que estaba viendo algo diferente.
Así mientras los minutos transcurrían, mi cliente se elevaba hacia horizontes previamente inexplorados. El coaching, en su esencia, es una invitación a desplegar las alas internas y volar hacia la libertad de ser uno mismo, repito, ser uno mismo y ser lo que nació para ser. En cada sesión, nos encontramos no solo con conceptos nuevos, sino con la promesa eterna de la transformación continua. Por ello, titulé esta columna “En las alas de la liberación: una experiencia transformadora”. Es una experiencia transformadora identificar con lo que internamente cuentan. Tienen todo el potencial para volar pero no creen que lo pueden hacer, tal vez porque el sistema así se los dijo, la educación lo afirmó o su entorno íntimo les retiró la confianza, pero esto dura hasta que alguien los conduce a la cima de una montaña, los suelta y como no tienen piso abajo, solo hacen lo que nacieron para hacer…volar.