Rebobinando el año
En décadas pasadas se retrocedía una grabación para volver a ver partes que nos habíamos perdido, tal vez palabras que no hemos escuchado, escenas que nos gustaron, eventos que ameritaban una segunda mirada o, simplemente, porque queríamos perpetuar algún momento que como todos los momentos se esfuman entre los recuerdos.
¿Qué recuerdos guardas tú del año que despedimos? ¿Cómo se portó 2023 contigo o cómo te portaste tú con él? Me encantaría explorar las lecciones aprendidas y atesorar los momentos que han esculpido nuestro viaje por la vida en los últimos doce meses.
Estoy segura que, tú al igual que yo, vivimos cosas inesperadas, tal vez experiencias difíciles, alegrías o tristezas extremas; sea cual sea el recuerdo invocado dejó lecciones de vida valiosas, todo lo vivido nos enseña algo, siempre nos enseña algo, solo que lo hace si estamos dispuestos a aprender.
¿Llegaste a alguna meta trazada?, no importa si el logro es grande o pequeño para los ojos de los demás, lo importantes es que sea tuyo. Si llegaste, ¿lo celebraste?, ¿tu cerebro se enteró de lo feliz que te puso el haberlo hecho? Y si no lograste lo que pensabas hacer, ¿te tomaste el tiempo para reflexionar en las razones? Si querías cambiar algo, ¿hiciste algo diferente para obtener el cambio o esperaste que las cosas sucedan porque sí? Es tan linda la vida, que reiteradamente nos da la oportunidad de trazar nuevos horizontes, ¿qué hice bien? ¿Qué no hice tan bien? ¿Qué puedo hacer mejor?
¿Conociste alguien significativo?, ¿alguien que te invitó a ser mejor? ¿Qué conexión nueva cobró importancia este año en tu vida que te cambió la perspectiva? Estoy segura que tuviste oportunidades para fortalecer tu bienestar emocional y espiritual, ¿las tomaste? ¿Ya te animaste a recibir a Jesús en tu corazón?
¿Qué me cuentas de temas que se relacionen con tu adaptabilidad? No cabe la menor duda, si es que eres como la mayoría de las personas, que tuviste que adaptarte a circunstancias cambiantes. ¿Te mudaste de casa o trabajo? ¿Tus hijos salieron de casa y sientes el nido vacío? ¿Te salió la beca añorada o tal vez te negaron la misma? ¿Te trasladaste a otra ciudad y estás conociendo a tus nuevos vecinos? Estoy segura que tuviste mayor resiliencia que la que sospechabas. A veces decidimos creer que somos más como una madera pudiendo ser más una plastilina, la primera es rígida y dura, la segunda es moldeable, colorida y amigable.
¿Celebraste acción de gracias con el mismo ímpetu que Halloween? Te lo pregunto porque ambas festividades son extranjeras, pero, por alguna razón extraña, muchos abrazan los colores naranja y negro en formas de calabaza más que la oportunidad de sentarse alrededor de una mesa dando gracias. Desde ya, agradezco a mi hijo Nahim que este año nos invitó a pensar en una persona, suceso, lugar, comida o cosa por lo cual podemos de manera consciente dar gracias a Dios; ser selectivo y buscar intencionalmente algo puntual hizo que el motivo de la gratitud cobrara mucho más sentido. También agradezco que más personas incorporen la gratitud en su día a día porque sin que lo sepan reciben bendición de lo alto.
Con la llegada del nuevo año, llega la oportunidad de escribir un nuevo capítulo en nuestra historia, abracemos lo aprendido y evitemos los errores, vamos a seguir equivocándonos, sí, claro que sí, pero, por favor, que no sea en lo mismo. Miremos con esperanza lo que tenemos por delante, vivamos con espontaneidad pero siempre presentables para la grabación, pues en un abrir y cerrar de ojos estaremos nuevamente rebobinando el año; estoy segura que no nos querremos ver no solo algo más viejos, también vamos a querer vernos algo más sabios.