Piotr Nawrot: "El arte de Chiquitos es como la música de Wagner o Mozart”
Como es sabido, uno de los mayores tesoros musicales descubiertos en América está en la Chiquitanía. Sobre esta obra que ha alcanzado fama mundial OH! conversó con su descubridor y principal investigador. Piotr Stanislan Nawrot (67 años), el reconocido sacerdote católico máster en estudios musicales y doctor en musicología, describe en esta entrevista las características del tesoro chiquitano. Además, señala un anhelo que tiene en relación con sus ya 31 años de vida en Bolivia.
- Usted ha señalado varias veces que el tesoro musical de Chiquitos debe ser considerado patrimonio universal y que, por lo tanto, merece una máxima promoción. ¿Cuánto de esa promoción ideal se ha alcanzado en estos años?
- Creo, otros también lo confirman, que el caso del manuscrito de Chiquitos es considerado el mayor descubrimiento musical de la segunda mitad del siglo XX. Un manuscrito que conocían entre seis y ocho personas llegó a conocerse en el mundo entero. De la pequeña Chiquitanía, San Rafael y su complemento en Santa Ana, en menos de tres décadas, fue proyectado en salas de concierto importantísimas. Se proyectó, por ejemplo, en Wigmore Hall de Londres, Carnegie Hall de Nueva York, Kennedy Center de Washington D.C., Concertgebouw de Amsterdam… Se proyectó en Japón, en Polonia, incluso en el África, Johanesburgo.
No hay otro manuscrito de América o del mundo que tuviese una historia tan singular. Muchos buscaban este manuscrito. Hay otro semejante al de Chiquitos: el de Moxos. Pero fuera de estos ya no hay nada. Toda América tenía colecciones como ésta o, tal vez, más grandes. Entonces, la humanidad lo recibió con un entusiasmo único. No hay otro manuscrito que nos ayude a entender qué pasó cuando la música europea llegó a las misiones y cómo reaccionó el indígena.
Nos permite además entender cómo la estética indígena, la fe indígena, el talento musical del indígena iban a influenciar en la música de Europa. Por eso, se trata de un patrimonio que no solamente debe ser considerado boliviano, sino universal. Como manuscrito es de Bolivia, pero como arte musical, como testimonio, pertenece a toda la humanidad. Es como la música de Wagner, de Mozart que sin ella la humanidad no sería la misma. La humanidad sin la música barroca de las misiones que se salvó en Bolivia no sería tan rica como lo es.
- ¿De cuántos volúmenes está compuesto el conjunto de los manuscritos?
- De Chiquitos son un poco más de 3.000 folios. Pero un folio tiene dos páginas, entonces son más de 5.500 páginas de música de Chiquitos. De Moxos son cerca de 7.200 páginas. Pero, además, mientras se hacían estos festivales de música, aparecieron manuscritos de las misiones franciscanas en Guarayos. Apareció también algo en Tarija y tenemos música misional de Apolobamba.
Entonces, lo de Chiquitos despertó adicionalmente el interés de buscar qué otros testimonios hay. Y siguen apareciendo, no tan grandes como los de Chiquitos o de Moxos, pero en este caso hasta una página tiene un valor muy grande.
- Hipotéticamente, si le pidieran que envíe la mejor, la más selecta, ¿cuál de todas las composiciones que hay en el archivo de Chiquitos usted elegiría?
- No estoy tan convencido de que escoger una obra de un compositor es válido para considerar que es la más representativa o la mejor. Estoy 31 años de mi vida investigando en Chiquitos y en Moxos. Y lo que, a lo mejor, hace 10 años era considerado el logro más grande de pronto cambia. Por eso, yo le doy suma importancia a cada nota de este archivo.
Es semejante a las pirámides de Egipto. No hay una piedra más importante que la otra. Todo este legado, este testimonio, este valor que allí encontramos se puede diferenciar, pero lo entendemos mejor si lo vemos en conjunto.
- ¿Qué tipos de música y qué clases de compositores hallamos en Chiquitos?
- Tal vez, volviendo al valor particularmente grande, allí tenemos música barroca con textos en lenguas indígenas. Eso marca la procedencia de este archivo frente a otras. También hay música de Domenico Zipoli, el gran compositor italiano que dejó Roma porque creía que entre los indios podría expresarse mejor y lograr más. Zipoli nunca estuvo en Chiquitos ni en Moxos. Pero la música que compuso en Córdoba se perdió y fueron los chiquitanos y moxeños quienes lo hicieron inmortal.
También encontramos la única ópera del mundo con el texto en lengua indígena: la ópera de San Francisco Xavier. Fue la única que se salvó. Igualmente, se pensaba que había sólo una sola ópera en toda América, la Púrpura de la Rosa de Lima. Pero, de repente, encontramos en Chiquitos y Moxos cinco óperas.
Hay también música de grandes compositores italianos que migró a Chiquitos, donde los chiquitanos la escribieron de nuevo. Convirtieron el barroco italiano en chiquitano. En suma, el repertorio de Chiquitos es un repertorio completo. Tiene misas polifónicas, óperas, vísperas, música popular y música instrumental. Entre Chiquitos y Moxos hay más de 90 misas polifónicas, hay cantatas, hay de todo. Y esto quiero guardar como un repertorio único.
- ¿Hay composiciones que trascendieron en el tiempo y se mantuvieron vigentes desde esas épocas en las comunidades?
- Sí, hay música que se preservó no sólo en el manuscrito, sino que nunca dejó de interpretarse. En el siglo XVII comenzaron a cantarse. Algunas fueron compuestas por un misionero o por un músico indígena y escritas en notación musical, pero también se cantaron de generación en generación. Destacan, especialmente los cantos en lenguas indígenas.
Pero, además, por ejemplo, en Moxos, la música barroca se seguía copiando en 2005. Era una tradición ininterrumpida. Entonces, mucha de esta música nunca dejó de interpretarse.
- Igualmente emociona y sorprende cómo en este tiempo es interpretada frecuentemente en otros continentes, ¿no es cierto?
- Sí, esta música, que hace 30 años era prácticamente desconocida, actualmente, en Europa, cada año, tiene entre 40 a 50 exposiciones. En América, mucho, pero mucho más. Las reacciones resultan notables. Grandes sellos discográficos han grabado la música de estos archivos. Ello porque esta música, en cuanto a estética y valor espiritual, es muy grande.
Se la aplaude de pie, se la compra en grandes cantidades y se la enseña en los conservatorios de música de todo el mundo. Es una música que conmueve los corazones. Sin embargo, los conmueve mucho más cuando realizamos nuestro festival y es interpretada por los músicos locales. Es una experiencia increíble.
Yo voy a los pueblos y superviso la preparación de conjuntos musicales para el festival. Cuando los veo preparados y anuncio que el conjunto fue aceptado para participar del festival, muchas veces, los músicos se conmueven hasta las lágrimas. Saltan de alegría, se abrazan y viven una gran fiesta.
- ¿Cuánto se ha consolidado la labor de preservación de este patrimonio y de profundización de su estudio?
- La Asociación Pro Arte y Cultura (APAC) tiene un fondo editorial. Gracias a este fondo he publicado más de 40 estudios sobre la música recuperada de los archivos de Bolivia. Pero, además, he publicado en Europa y otros lugares. Actualmente, también otros musicólogos bolivianos están publicando estudios, por ejemplo, la señora Ana Luisa Arce de Terceros, entre varios otros.
Se ha publicado también los libros de historia de la música en las Misiones. También circulan en el mundo grabaciones de encuentros y entrevistas. Y, a pesar de los 40 libros que he publicado, considero que es sólo el anuncio de lo que vendrá en el futuro. Bolivia tiene la colección de música más grande de América.
Y hay un buen respaldo en diversas instituciones académicas del país, donde también se interpreta y estudian estas obras. De hecho, en el próximo festival internacional de música renacentista y barroca (el número XIII) que estamos organizando participarán 800 músicos bolivianos. Es una fuerza tremenda. Vendrán de Potosí, La Paz, Cochabamba, Oruro, Tarija, Sucre, etc. Vendrán 19 conjuntos musicales del exterior representando a 16 países del mundo, de Asia, Europa y toda América.
- A propósito del festival, tras los dos años del efecto Covid, ¿qué se está haciendo para repotenciarlo?
- Los músicos de toda Bolivia, a pesar de la Covid, nunca pararon. La Covid impidió que se reunieran como conjunto musical. Pero yo pasé por todas las misiones y no vi ni un violín cubierto de polvo. Practicaban en casa individualmente porque no pueden vivir sin esta música. Esta música ya es parte de su identidad. Luego comenzaron a practicar entre dos, entre cuatro, entre ocho, y ahora, durante las audiciones, ya trabajan todos.
El festival tendrá 130 conciertos más 15 misas barrocas. Se realizará en casi 20 sedes. En Santa Cruz habrá cada noche por lo menos dos conciertos, en la capilla de Los huérfanos y en la iglesia de San Roque. Tendremos conciertos en Porongo, Cotoca, Pailón, San Julián, San Javier, Concepción, dos espacios de San Ignacio, Santa Ana, San Rafael, San Miguel, San José, Roboré, Santiago de Chiquitos y Tarija.
- Usted ha sido y es el baluarte de este rescate de la música de la Chiquitanía, sin duda, con un notable esfuerzo. ¿Qué otra aspiración o ideal tiene?
- Fui muy bendecido y afortunado. Ello porque el pueblo boliviano, la música de Chiquitos y otros archivos de Sucre me hicieron vivir grandes profundidades de realización personal. Me enseñaron mucho, me enriquecieron y logré comunicar al mundo algo de un valor único. No cambiaría esto por nada en el mundo, absolutamente por nada. Si Dios me diese la chance de vivir nuevamente mi vida, pediría Bolivia, Chiquitos.
Es un increíble país con increíble gente. Es tanto que considero que lo único que no me hace boliviano sucede cuando tengo que anotar dónde he nacido, mi nombre y apellido. Pero mi alma, mi modo de pensar y sentir son absolutamente lo que Bolivia me enseñó y adopté como mío. No pude escoger para mí el lugar de nacimiento, pero puedo escoger el lugar donde voy a morir. Y voy a morir aquí, donde se canta el barroco misional.