Forrest Gander: “En EEUU hay grupos de fanáticos de Jaime Saenz”
El laureado poeta y escritor Forrest Gander fue uno de los principales invitados a la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz 2022 (FIL 2022). Llegó más precisamente para participar del Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de los Anillos celebrado en el marco de la FIL 2022. Con una amabilidad y sencillez proverbiales, Garner conversó con OH! sobre algunas de sus experiencias, convicciones y sobre sus poetas bolivianos favoritos.
-¿Qué impresiones se lleva de la Feria del Libro y del Encuentro de Poesía Ciudad de los Anillos?
-Es increíble. Me gustó ver tanta gente, muy contenta, familias, niños, tantas editoriales. Además, estuve en compañía de un grupo internacional de poetas muy interesante. Ha sido un festín de literatura y cordialidad. El encuentro de poesía estuvo muy bien organizado por Gabriel Chávez, Gary Daher y Valeria Sandi. Supieron dosificar los tiempos y las actividades como para que estemos descansados y cómodos. Eso no suele pasar en otros encuentros.
Además, hubo una notable participación. Había 40 poetas, muy interesantes. Vine para descubrir a los poetas bolivianos que no conozco y varios de ellos me han impactado.
-¿Qué características tiene para usted un buen poema? ¿Cómo lo define?
-Emily Dickinson dijo: “Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía”. Un poema importante suena al principio como algo raro, impresiona y uno se pregunta: ¿qué es eso? Luego hay una resonancia de sentimientos.
Un ejemplo de un mal poema es cuando inmediatamente estás de acuerdo con todo lo que se ha leído. El arte importante, al principio tiene que sorprender, tomar riesgo y abrir nuestra sensibilidad.
-¿Y cómo se trabaja además para que un poema sea bello? ¿Qué es la belleza en la poesía?
-Belleza es un concepto muy difícil de interpretar, de saber si la belleza vive en el poema o en el lector. Un surrealista, André Breton, dijo: “La belleza debe ser convulsiva o no lo será”. El poeta Matsuo Bashö explica que la belleza cambia con el tiempo, que no necesariamente es una imagen bonita, sino algo más complejo.
La belleza cambia con los años. Los artistas tienen la responsabilidad de descubrir la belleza de su época. También, de su lugar.
-Entonces me imagino lo delicada que resulta la labor de ser un traductor de poesía. Seguramente, hay el reto de interpretar y comprender tantas cosas del entorno y luego del propio escritor a ser traducido. ¿Qué particularidades tiene la labor de traducir poemas?
-Es una actividad menos transaccional que espiritual. El traductor tiene que desaparecer para escuchar la música de otra mente, la mente del poeta que está traduciendo. El ego del traductor debe desaparecer para escuchar muy bien. No es algo que Google pueda hacer con la literatura porque se trata de una actividad intuitiva, una acción profunda de saber lo que se escucha.
No se debe escuchar simplemente los sentidos semánticos, sino también los ritmos, los sonidos, la textura de la lengua. Todo esto también hace sentido y debe capturarlo de algún modo. Es un milagro. Suena a imposible, pero es un milagro que todavía puede ofrecernos una oportunidad de encontrar la visión de otra cultura.
-Sin duda, un trabajo muy desafiante, muy exigente, de mucha paciencia y sacrificio, ¿no es cierto?
-Sí, lo es. Pero también es como resolver un rompecabezas, un gran crucigrama. Cuando uno tiene la suerte de hacerlo bien resulta muy gratificante.
-¿A qué autores latinoamericanos ha traducido?
-A muchos. En Chile, a Raúl Zurita, a Pablo Neruda, los poemas perdidos que descubrieron hace 10 años. En México traduje a muchísimos autores, por ejemplo, a Coral Bracho, Pura López Colomé, María Baranda. Es decir, he traducido a una generación de mujeres y también a poetas ecologistas como Alfonso de Aquino. Y en Bolivia, dos libros de Jaime Saenz.
-¿Cómo llegó a conocer e interesarse por la obra de Jaime Saenz?
-Gracias a un amigo que vivía en Montevideo que se llama Kent Johnson. Después de leer los poemas de Jaime Saenz por primera vez reconocí la necesidad de traducirlo. Y ahora en Estados Unidos ha sucedido algo milagroso: hay un interés muy grande por la poesía de Jaime Saenz. Los jóvenes están traduciendo sus otros libros y hay grupos de fanáticos de Jaime Saenz, hay mucho entusiasmo.
También en EEUU residen poetas bolivianos como Leonardo García Pabón, ese poeta fantástico que es Nicomedes Suárez Arauz y Eduardo Mitre. Ellos están expandiendo la audiencia por la literatura boliviana.
-¿Qué esfuerzos en particular debió realizar para traducir a Saenz?
-Es un poeta difícil de traducir porque es un poeta visionario que escribe sobre la permeable membrana entre la muerte y la vida. También, sobre la posibilidad de reconocer que en una persona hay otras personas, hay ciudades y hay la muerte. Hay que entenderlo cuando escribe a un “tú”, y Saenz siempre escribe a un “tú”.
“Tú” es una figura compleja de su ciudad, La Paz; de su amante, de la muerte. Por ejemplo, en la primera frase de “La noche” se refiere a “los cuernos”, “esos cuernos”. ¿Los cuernos de qué? Hay que imaginar.
Lo mismo cuando, también en “La noche”, se refiere a terroristas que invaden La Paz. Se llaman “los negros” y son figuras míticas de fascistas. Pero no se puede traducir “los negros” como “black” en los Estados Unidos porque tiene otra connotación.
-¿Y en lo referido al tipo de castellano que habla Sáenz?
-Sí, claro, palabras como “ranga ranga” no se utilizan en otras partes en su conexión al libro de la vaca. Por eso, tuve que explorar y conocer a sus amigos. Vine hace más de 10 años a La Paz para investigar la vida de Jaime Saenz. Vine a conocer los lugares donde vivió y sobre los que escribió en su libro “Imágenes paceñas”.
También busqué conocer su región y a sus amigos Luis Antezana, Blanca Wiethüchter y Leonardo García Pabón. Al hacerlo pude entender su habla vernácula mucho mejor.
-¿Cuánto tiempo le tomó traducir esos dos libros de Jaime Saenz?
- Varios años. El primer libro, que es una antología de varios libros, entre dos y tres años. Y “La noche” me tomó dos años aproximadamente. “La noche” me conmueve todavía. Es un libro espectacular.
-¿Qué otro autor boliviano le ha llamado especialmente la atención?
-Acabo de publicar un libro que se llama “Twice Alive” (Dos veces vivo). Allí la figura de los líquenes se conecta a mi idea de la intimidad. Ello porque en los líquenes hay dos elementos: un alga y una cianobacteria que conviven, cambian y se convierten en otro organismo. Sin embargo, algunos micólogos dicen que no necesariamente mueren.
Eso me recuerda la naturaleza de la intimidad humana. Cuando alguien tiene un amante y vive con él mucho tiempo llegan a ser otro organismo. Mi libro tiene que ver con esa figura, pero está muy influido por el libro “Temporada de líquenes” escrito por Julio de la Vega. Un libro que me impresionó mucho.
-¿Tiene planes para traducir a más autores bolivianos?
-He traducido algunos poemas de Jessica Freudenthal y tengo interés en la poesía de Jesús Urzagasti. Además, estoy acá en Santa Cruz para escuchar a los jóvenes poetas bolivianos que no conozco todavía para ver qué necesitamos producir.