Carlos Cordero: “El desafío hoy es defender la democracia de los autoritarismos”
En un hecho virtualmente sin precedentes, los gobiernos de la mayoría de los países latinoamericanos se hallan en manos de gobiernos de izquierda. El destacado politólogo Carlos Cordero Carraffa analizó para OH! esta singular coyuntura continental.
- Lula en Brasil, el notable cambio colombiano con Petro, López Obrador en México y los más antiguos en otros seis países. ¿Cuál sería el antecedente más cercano a esa ola de gobiernos de izquierda tan extendida que llegó al continente?
- El antecedente más remoto con el cual podemos comparar lo que estamos viviendo es la década de los 70. Entonces, Latinoamérica tenía gobiernos no democráticos vinculados a las Fuerzas Armadas. Estos gobiernos dieron lugar a una transición a la democracia. Luego, durante casi 25 años surgieron, en la mayoría de los casos, gobiernos de centro derecha, a veces con vínculos con aquellos gobiernos militares. Y a partir de mediados de los 90 se desató una primera ola de gobiernos de izquierda y tendencias populistas. Vino con Lula, Chávez y los Kirchner, luego Evo Morales, que después también perdieron el poder.
Hoy, es cierto, hay una tercera ola, con gobiernos con ideología de izquierda y surgidos de las urnas. Es un escenario donde, entre otras peculiaridades, está la creación de lazos y de apoyarse mutuamente para que en los diferentes países ganen corrientes políticas afines. En líneas generales, hay una especie de retorno a gobiernos de izquierda y discurso radical para tratar de terminar o continuar reformas en los sistemas políticos y jurídicos.
-Alguien clasificaba a las izquierdas de uno y otro país latinoamericano como “vegetarianas” y “carnívoras”. Hay gente que teme que Bolivia sea cada vez más parte del segundo grupo y observa una tendencia creciente en ese sentido tras la consolidación de lo que pasa en Nicaragua y Venezuela. ¿Qué opina al respecto?
-Forman parte de los gobiernos de izquierda de carácter autoritario. Se están poniendo en vigencia estos gobiernos autoritarios de izquierda porque, en el ejercicio del poder, lo que cuenta es conservar y reproducir el poder, como una especie de mandato. Por eso, Maduro conserva el que le asignó Chávez, pero esa ampliación del poder la realiza mediante elecciones. Estos gobiernos de izquierda aprendieron que el camino son las elecciones, la manipulación de las elecciones.
Un camino apoyado desde el Estado y, a veces, de manera fraudulenta, abusiva con respecto a la oposición. Esa es una tendencia en Latinoamérica. Bolivia forma parte de esos gobiernos que, si bien nacieron mediante elecciones, tienen tendencias autoritarias, y puede formar parte de estas corrientes identificadas como más autoritarias. Ello porque estos gobiernos utilizan la justicia para perseguir y descabezar a la oposición política. Todos ellos junto a sus actitudes autoritarias, al mismo tiempo se victimizan.
Califican a todos los intentos de búsqueda de mayor democracia en sus sociedades como intentos desestabilizadores de sus gobiernos. Luego, cuando convocan a elecciones tienen todo el aparato estatal de su lado y, paralelamente, descabezada a la oposición. Esa ha sido la tarea fundamental de sus años de gestión. Eso parece también que está ocurriendo en Bolivia.
-¿Qué riesgos le parece que son los mayores en esta coyuntura de marcado signo de izquierda ya sea en Bolivia como en Latinoamérica?
-La democracia, como institución plural, que permite la competencia y vigencia de los derechos ciudadanos y un Estado que protege los derechos individuales, está en riesgo. Está en riesgo porque para este tipo de gobiernos lo más importante es la reproducción del poder a cualquier costo. Para ello utilizan la justicia, la violencia estatal, la propiedad de los medios de comunicación, las campañas sostenidas en su construcción de imagen. Manipula los procesos electorales, utiliza los recursos del Estado. En una competencia desigual, apoya al partido de gobierno y es permisivo con él. No le pide rendición de cuentas, recauda dinero.
La democracia ha migrado a una especie de democracia dura a la que le quedan las elecciones, pero elecciones manipuladas. Entonces, lo que se pone en riesgo es la pluralidad, la diversidad, la alternancia, la transparencia. Esas actitudes autoritarias apuntan a reproducir indefinidamente el poder, incluso en el interior del propio partido. En el caso boliviano pasa eso: el Movimiento Al Socialismo (MAS) debe conservar el poder, independientemente si es con Evo o con Arce.
-¿Cree que este giro a la izquierda tenga larga duración?
- Si bien estos regímenes buscan conservar y reproducir el poder, lo tienen que hacer a través de procesos electorales. Y por mucho que usen todos los recursos del Estado a su favor, las elecciones son siempre un escenario de incertidumbre. Cualquier cosa puede pasar, incluido un triunfo opositor. Para eso se deben realizar elecciones libres y transparentes. Ese es el gran desafío hoy en América Latina.
Sin embargo, eso no depende tan sólo de los ciudadanos. La comunidad internacional, las organizaciones multilaterales, como Naciones Unidas y la Unión Europea, deben entender que en Latinoamérica hay partidos políticos que llegaron al poder a través de elecciones y luego se convierten en autoritarios y manipulan las elecciones. Entonces, es un desafío mundial el que en Latinoamérica o en cualquier lugar del mundo haya elecciones libres, transparentes, plurales y competitivas.
Ése es el gran desafío del siglo XXI. Antes era recuperar la democracia, consolidar la democracia, realizar elecciones, quitar el poder de las manos militares. Hoy hay que defenderla de los autoritarismos.
-¿Cuánto han cambiado las izquierdas del siglo XXI en relación con aquellas que eran, básicamente respaldadas, sobre todo, por la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas?
- No cambia mucho la agenda. La idea sigue siendo redistribuir la riqueza, evitar que se concentre en pocas manos. Es cierto que en el mundo hay una tendencia a esa concentración y que hay una distribución injusta de la riqueza. Es el viejo dogma que viene desde principios del siglo XX e incluso antes. El problema es que cuando llegan al poder sí pueden realizar acciones destinadas a la redistribución de la riqueza. Sin embargo, antes de redistribuirla hay que generar y seguir generando riqueza. También por historia sabemos que todos los movimientos revolucionarios cuando llegan al poder confiscan, se apropian de los medios de producción, descabezan a las instituciones, etc. Pero se vuelven altamente improductivos. Luego ya no hay nada que repartir. Se vuelven Estados grandes, pero absolutamente ineficientes.
Eso es lo que se está viendo en ese tipo de gobiernos en Latinoamérica.
La Revolución cubana ya dura más de 60 años y el único éxito que logró es mantenerse en el poder. Pero la sociedad cubana no ha logrado superar los límites de la pobreza. Es una sociedad miserable. Venezuela, de ser una nación próspera, pasó a ser el primer país expulsor de ciudadanos migrantes que van por el mundo para buscar un lugar donde tener la posibilidad de comer. Entonces, se está viendo que en América Latina este tipo de gobiernos fracasan porque no saben generar riqueza. También caen en flagrantes hechos de corrupción, basta ver el caso de la familia de Hugo Chávez y su condición de millonarios.
-¿Qué opina del caso peruano y las sucesivas frustraciones de la izquierda de ese país?
- La izquierda no es exitosa por definición y cada país tiene una institucionalidad particular. En Perú, felizmente, todavía conservan la democracia, pero están viviendo una profunda crisis. Ese país está viviendo los efectos de la intervención de distintas corrientes ideológicas. El dilema actual es si se realizan elecciones para que haya una renovación de la clase política. Eso es lo que su actual Presidente, Dina Boluarte, está buscando.
Ella quiere viabilizar elecciones y que haya una nueva competencia electoral para que se renueve el poder por la vía democrática y pacíficamente. Pero quienes conservan el poder, los parlamentarios, no quieren adelantar las elecciones. Esta negativa está convulsionando al Perú. Me parece que la crisis peruana se resolverá con más democracia. Si hay democracia en Perú, entonces tendrá que buscar más democracia. Eso viene de la mano de nuevas elecciones lo más antes posible y que sean transparentes, competitivas y pacíficas. Ojalá que los peruanos sepan encontrar ese camino para dicho objetivo.