Mariana Bredow, heredera de un distinguido legado artístico
Ser la hija de grandes artistas no es fácil. Los zapatos que se deben llenar pueden ser demasiado grandes. Sin embargo, Mariana Bredow demostró con creces ser digna heredera del legado artístico de su familia.
Oriunda de La Paz, Mariana es hija de Ana María Vargas y del reconocido actor de cine y teatro boliviano Luis Bredow. El teatro y las artes escénicas corren por su sangre, pero también se dedicó a perfeccionar otras formas de arte. Esta dedicación la llevó a forjarse un nombre propio. En una entrevista exclusiva con OH!, la artista contó un poco de su vida.
- ¿Qué fue lo que la llevó a convertirse en actriz?
- Nací en una familia de teatro. Mi abuela materna, mi tía abuela paterna eran actrices e hicieron teatro juntas, ellas hicieron que mi mamá y mi papá entraran en el teatro. Yo crecí en el Teatro del Umbral, fundado por mi madre Ana María Vargas, mi padre Luis Bredow Sierra y mi tía abuela María Teresa Sierra. Los ensayos de mi familia, para mí, eran el lugar de la felicidad, acompañé las obras y me formé viendo, aprendiendo los textos sin darme mucha cuenta, sugiriendo ideas que mis padres fingían tomar en cuenta por ternura.
- ¿Puede contarnos sobre su formación profesional?
- Se inició en el Instituto Eduardo Laredo, en el taller dirigido por Leonor Guevara, una gran actriz y maestra que me inspiró mucho. Supo ser rigurosa, pero al mismo tiempo amorosa y firme. Allí me conecté con grandes amigas que también siguieron el camino de las artes escénicas, como Maju Ruiz, Ibelisse Guardia, Ivette Mercado, Carmen Collazos. Luego me fui al Conservatorio de Ginebra, y entré en las carreras de Canto Lírico y Teatro, donde tuve a Yvan Rhis como maestro.
Luego me fui a la Real Escuela Superior de Arte Dramático, en Madrid (Resad), para estudiar Dramaturgia y Dirección. Pero me vine a Bolivia en una vacación y me pasaron cosas que me hicieron quedarme y entrar en otros mundos de escritura, me fascinó Jaime Sáenz y me quedé en La Paz, la ciudad en la que nací, para intentar escribir desde mi propio ser, mi universo. Luego decidí entrar en el teatro boliviano a partir de la Escuela Nacional de Teatro, de Santa Cruz, en la que cursé la Licenciatura y conocí a mis compañeros con los que ahora construyo mi arte. Mis compañeros del Teatro con Leche, del Carne de Cañón, de Amassunu, elencos con los que he hecho hermosas obras y viajes por el mundo. Entre esos amigos, está Lorenzo Ariel Muñoz, que dirige AVE, la obra por la que acabo de ganar estos premios. Glenda Rodríguez, que dirige La Casa de Bernada Alba de Lorca, en la que también actúo actualmente.
- ¿Quiénes son sus ídolos, por llamarlos de alguna manera, en las artes escénicas?
- Un polaco llamado Tadeusz Kantor, director del Krikot Teater. Samuel Beckett, un dramaturgo irlandés; Antonín Artaud, un pensador visionario francés; Peter Brook, un director inglés; mis padres y mi tía Teruca Sierra, geniales actores bolivianos.
- Citando a uno de mis colegas que hizo una nota sobre su logro, usted hizo un doblete en los premios Peter Travesí conquistando las categorías de Mejor Actriz y Mejor Dramaturgia. ¿Cómo se sintió al recibir este honor?
- Fue extraño y hermoso, sentí que aún si era a mí, porque es mi nombre y mi ser, la sensación fue que no era a mí, sino a algo superior que me lleva en la obra, al espíritu poderoso que tiene AVE y que ejerce su magia a través mío y de mis compañeros. Eso hizo que la certeza y la alegría sean más grandes que las que mi ego de actriz o escritora podrían darme.
- Además de ser actriz, también es cantante y escritora. ¿Puede contarnos sobre estas habilidades? ¿A qué se debe esta multidisciplinariedad?
- No lo sé, soy así desde que nací, así me sale la improvisación de la vida, quiero hacerlo todo, vivirlo todo, experimentar el arte desde todos los lados que pueda. Supongo que los talentos nacen de las curiosidades que una tiene y que decide seguir hasta desarrollar maestría, pues yo decidí seguir varios caminos simultáneamente y creo que en todos me siento creciendo como un árbol con raíces que se extienden por distintas direcciones y nutren en distintas formas al ser único. No podría dejar ninguna de mis carreras y aspiro a unirlas todas poco a poco, como en AVE que pude usar tres. Espero que en el futuro pueda también meter la fotografía y la creación de música, la dirección escénica también y lograr alguna obra en la que pueda verter todo lo que me toca dar en la vida.
- ¿Quiénes son sus ídolos en las áreas de la música y la literatura?
- Amo a Bach, amo a Mozart y Chopin, y amo a Ella Fitzgerald en el jazz y a Janis Joplin, Amy Winehouse, Nirvana, The Doors y muchísimo a Lhasa de Sela y Stromae.
En la literatura amo a mis maestras: Giovanna Rivero y Magela Baudoin y amo muchísimo a Matilde Casazola como música. También amo a Shakespeare, a Chéjov, Brecht, Kawabata, Koltès, Kipling, Borges, y mucho muy a Clarice Lispector.
- ¿Qué visión tiene del ámbito artístico en Cochabamba?
- Estuve mucho tiempo en Santa Cruz y me es difícil tener una opinión porque no pude ver ninguna obra cochabambina en este último tiempo, pero por la buena organización del Peter, por el público que fue a las funciones y por lo que veo en redes, creo que es un medio lleno de talento y mucha fertilidad para dar a luz cosas potentes. Sin embargo, creo que los artistas deben aprender a trabajar más juntos, a hacer una comunidad más amorosa entre sí. Creo que esa es la clave de que el teatro en Santa Cruz sea tan productivo, porque allá los teatreros somos una familia muy grande, que se quiere mucho y crece en colectividad, en fiestas llenas de alegría. Sería lindo que en Cochabamba se cultivara así.
- ¿Qué consejos les daría a los jóvenes que quieran seguir sus pasos?
- Que tengan fe en el crecimiento aun cuando parece que de nada sirve, seguir practicando, creando, mirando el mundo desde el arte, porque llega el momento en que todo eso florece y brilla para el mundo, y cumple con su razón de ser y le da sentido a la vida.
- Sin entrar en spoilers, ¿tiene proyectos en desarrollo sobre lo que nos pueda contar algo?
- Volveré a vivir a Cochabamba, a trabajar para un inmenso proyecto del Grupo ONE, que me contrató para ser la directora artística de Alice Park, que se inaugura a fin de año. También seguiré presentando AVE y crearé nuevas obras y música, y publicaré mi libro de cuentos.