Las reservas naturales están a merced de grupos de depredadores extranjeros
Alarmante. El Estado boliviano ha perdido el control territorial del Parque Nacional Madidi. Ha llegado a tal punto que los guardaparques piden permiso a los cooperativistas mineros para realizar sus habituales rondas de inspección. Ellos, los mineros, imponen sus reglas: quiénes entran y dónde inspeccionan.
Es nada más y nada menos que otro Chapare, sin ley y con poca presencia del Estado.
Al ser un área protegida de 1,8 millones de hectáreas, localizada entre las provincias Iturralde y Franz Tamayo, al norte de La Paz, el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi (PN-ANMI) es uno de los dos parques con la mayor biodiversidad del planeta.
El saqueo de la riqueza mineral, forestal y matanza de la fauna silvestre en esa región protegida beneficia a pocos y afecta a una gran mayoría. Al tratarse de grandes capitales, la justicia está sometida, la Policía y Fuerzas Armadas son permisivas con la delincuencia ambiental, los políticos no legislan, la mayoría de las instancias gubernamentales han perdido autoridad en esos territorios protegidos.
Para el guardaparques Marcos Uzquiano Howard, lo que pasa en el Madidi ya pasó en otras áreas protegidas de Beni y Santa Cruz y actualmente está pasando en Pilón Lajas, en La Paz, donde hay gran cantidad de concesiones y los mineros presionan a los indígenas originarios para su consentimiento y el saqueo correspondiente. “Hay mucho dinero en juego y mucha complicidad de las autoridades”, afirma.
Salta a la vista que los programas y proyectos para la conservación del Parque Nacional Madidi, implementados por este y otros gobiernos, son insuficientes, y los recursos económicos y humanos para su gestión son escasos.
Y, claro, no ha sido suficiente inviabilizar futuras concesiones mineras en la región protegida. Los mineros se dan modos para continuar su penetración a la reserva. “Normalmente, una sanción para el saqueador de oro es económica, la paga, lleva más maquinaria pesada y continúa con su actividad extractivista”, insiste.
La actividad minera en el Madidi, de acuerdo a la versión del guardaparques, “está camuflada” de cooperativista. En realidad, asegura, son capitales chinos, peruanos y colombianos los que incentivan la extracción irracional de oro en el área protegida.
A esta locura extractivista se suman los Gobiernos municipales locales que, en acuerdo con las “cooperativas”, permiten el ingreso de maquinaria pesada a cambio de raspar caminos. “Ahí radica la habilidad de los saqueadores de la riqueza mineral: disfrazar su actividad como comunitaria”, insiste Uzquiano.
El encuentro
En realidad, nuestro encuentro pactado en el hotel Marriot, del Down Town de Washington DC, era para hablar del documental Tigre Gente, y Marcos Uzquiano no puede evitar hablar del parque Madidi.
“Con el documental buscamos sensibilizar a la población sobre la importancia de proteger la fauna y respetar el proceso natural de vida en las reservas. Seguramente va a incomodar a muchos, pero una gran mayoría comenzará a ver con otros ojos la realidad ambiental del país”, advierte el guardaparques.
Cuando habla del Madidi cambia su tono y semblante, mira el piso, el techo. No encuentra razones para perder ese patrimonio natural. “Hay que hacer todos los esfuerzos en educación ambiental y no permitir la impunidad cuando se trata de cacería de animales silvestres, contaminación de ríos o deforestación”, agrega.
ENTREVISTA: Marcos Uzquiano Howard
—Has sido nominado entre 12 guardaparques del mundo. Tú y otro boliviano, Jorge Banegas Franco. Coincidentemente, el documental en el que eres protagonista, Tigre Gente, pasó a las ligas mayores, los derechos fueron recientemente comprados por National Geographic Channel y será estrenada el 22 de abril como parte de la programación del Día de la Tierra del canal.
—Si bien es cierto que recibir un premio es estimulante, el verdadero logro será generar conciencia y salvar al jaguar y su entorno natural.
Cuando comienza a revelar algunos detalles del documental Tigre Gente, sostiene que hay toda una estructura mafiosa detrás de la eliminación de jaguares para comercializar sus colmillos.
—¿Quién está detrás de este delito?
—Es toda una estructura. Son chinos los que inducen a matar jaguares a cambio de buena paga, 100 dólares por un colmillo de jaguar para un poblador que vive en extrema pobreza es llamativo…
—¿Los chinos que compran colmillos están establecidos en Bolivia?
—Han llegado con las empresas chinas que operan en el país sacando oro del Madidi o construyendo carreteras, usan todos los medios a su disposición para ofrecer dinero por colmillos del gigante felino.
—Los jaguares tuvieron que escapar de cazadores para proteger su piel, sobrevivir a la expansión agrícola, forestal y ganadera, salvarse de los chaqueos e incendios provocados. Los humanos no tenemos límites…
—Hay otro problema más, los nuevos asentamientos expulsan a este felino de su territorio natural de caza y vida… y esto no va a parar nunca. El justificativo para matar jaguares es que los han visto por la zona y ponen en peligro a las familias. Eso es una verdad a medias. En realidad, los pobladores matan jaguares para comercializar sus colmillos y punto.
Todavía estamos a tiempo, el Parque Madidi es nuestra carta de presentación contra el cambio climático, cómo hacemos entender a nuestras autoridades que la función del parque se relaciona principalmente con la conservación de la biodiversidad y los servicios ambientales como recarga hídrica y captura de carbono, cómo hacemos que entiendan que nuestra vida está ahí, en ese pequeño territorio y cuidarlo debería ser la mayor prioridad.
—Los expertos han señalado que Alto Madidi, en Ixiamas, es el segundo refugio con mayor cantidad de jaguares del mundo y ya está en riesgo y amenazada por la presencia ilegal de mineros y asentamientos humanos irregulares.
—Hay 14 nuevos asentamientos humanos en el municipio de Ixiamas y están en áreas muy cercanas a los límites del Parque Nacional Madidi. Es real y peligroso por los daños que se causarán a los ecosistemas, en detrimento de la diversidad biológica.
—A la irregular presencia china depredadora, hay que sumar la legal presencia de menonitas en poblaciones colindantes con las reservas naturales. ¿Qué lectura tienes?
—Los menonitas son tan responsables como los chinos en el deterioro ambiental. El norte de La Paz se está llenando de gigantes campos de soya, sorgo y arroz. Desaparece la flora y la fauna y los Gobiernos municipales toman este hecho como un avance hacia el progreso, qué ridículo. Ya pasó con Santa Cruz y Beni.
—Cuando escuchas hablar de la Madre Tierra en discursos y leyes, ¿qué sientes?
—¡Náuseas! Hablan de proteger a la Madre Tierra, le hacen tributos en las ciudades, pero en la práctica están matando a la Madre Tierra, permitiendo el saqueo de minerales, madera, incendios forestales, expansión de la frontera agrícola hacia las reservas. Estamos perdiendo la batalla, la Madre Tierra se muere.
—Vives amenazado para no dar entrevistas denuncia sobre este tema. ¿No tienes miedo?
—Lo hablé con mi familia. Voy a seguir. Estoy consciente de las consecuencias de mis denuncias. Lo vuelvo a repetir: no es una pelea mía contra el Gobierno y menos contra el Sernap, no es mi intención hacerle daño a nadie, no me interesa la política. Sólo pido más acciones responsables y serias en las reservas naturales.
A la hora de la despedida, Uzquiano le entrega una bolsa de café Madidi al periodista con el siguiente mensaje: “Cuando bebas este café estás bebiendo vida, recuerda de dónde viene, es el mejor café orgánico del mundo, comprar un café Madidi ayuda a preservar el medioambiente”.
DATOS
La directora del documental Tigre Gente, Elizabeth Unger, declaró a EFE: “Esperamos que las audiencias en América Latina, muchas de las cuales viven en las ciudades, empiecen a reconectar con el jaguar y a sentir la intensidad, el poder y lo que significa para sus propias comunidades y, quizá, esto ayude a animar a la gente a protegerlo”.
Unger tiene una licenciatura en Biología de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington y ha trabajado como asistente de investigación de doctorado para proyectos de grandes felinos y primates en América Latina. Además, Unger ha realizado trabajos de fotoperiodismo y videografía para la revista National Geographic digital y en NatGeoTravel.