Salir del clóset: El camino hacia la aceptación y la libertad para las personas LGBTI+
En un acto de valentía y autenticidad, las personas LGBTI+ atraviesan revelan su orientación sexual o identidad de género y lo muestran abiertamente a la sociedad. Este importante paso les permite experimentar una sensación de alivio y bienestar, especialmente en sus relaciones cercanas y consigo mismos.
Según Bruna Morales, estudiante de psicología y profesora de inglés, quien ha pasado por este proceso; salir del clóset fue un acto impulsivo motivado por la expectativa de liberarse de la carga emocional que llevaba. Aunque sus padres no reaccionaron de manera perfecta, lo aceptaron mucho mejor que otros. “Fue más alivio que nada, dentro de todo. Pensaba en cómo sería mi vida después de quitarme ese peso de los hombros: sería libre, se abrirían muchísimas más oportunidades en mi vida. Me emocionaba salir del clóset. La emoción fue más fuerte que el miedo esa noche”, cuenta Bruna.
Por su parte, Sarah Albarracín, tiktoker cochabambina y presentadora de televisión, relata que su experiencia fue complicada. “Desde mis 15 años yo me planteé la idea de salir del clóset, pero ¿qué hago? Tardé ocho años en asumir el día en el que iba a salir del clóset. Tenía miedo. Comencé contándole a mi mamá, para ella fue complicado, pero poco a poco fue afrontándolo. Tuve mucho miedo porque es mi vida antes que la de los demás. Te abres a las personas que más quieres y esperas recibir amor y apoyo”.
No obstante, las personas LGBTI+ enfrentan diversos desafíos en su vida diaria. La discriminación y la exclusión en diferentes ámbitos sociales, así como la falta de apoyo y el rechazo por parte de los amigos y familiares cercanos son algunas de las dificultades que deben afrontar. Además, la presión social y la necesidad de ocultar su verdadera identidad generan ansiedad y estrés.
Bruna destaca los desafíos que ha enfrentado en su camino. “El primer desafío fue reconocerme como LGBT+. Es difícil darse cuenta cuando nunca se te enseña que es una opción. Solo sientes que eres diferente, rara, solitaria. El segundo desafío fue lidiar con ideas suicidas y, finalmente, tuve un intento de suicidio. Este fue un reto que toda mi familia tuvo que sobrellevar, y fue muy duro. El tercer desafío que estoy viviendo ahora es encontrar mi lugar en este mundo como una mujer trans de 25 años, aceptarme, quererme, poner límites, conocerme y cuidarme”.
Sarah también señala que la discriminación cerró muchas puertas en su vida. “Es frustrante que tengas capacidades para hacer muchas cosas y no puedas hacerlo”.
LA SITUACIÓN EN BOLIVIA
En cuanto a la situación en Bolivia, se lograron avances significativos en el reconocimiento legal de los derechos LGBTI+. En diciembre de 2020, se reconoció legalmente una unión civil entre parejas del mismo sexo a través de las “uniones libres”. Luego, en marzo de 2023, la Corte Constitucional de Bolivia legalizó el matrimonio del mismo sexo en el país con la sentencia constitucional N-0577, lo que significa que las parejas del mismo sexo podrán casarse en Bolivia.
“Es lo mínimo que se puede pedir, y se consiguió apenas. La abogada Monica Bayá se esforzó mucho para que la unión libre se aplique a parejas del mismo sexo, y es un paso importante y útil para la calidad de vida de personas LGBT+. Pero repito es lo mínimo, y no podemos conformarnos por esto. No hay ninguna razón para no reconocer matrimonios entre personas LGBTI+. Es uno de los agujeros legales de la ley de identidad de género. Una vez que cambiamos legalmente nuestro dato de sexo, no podemos casarnos, ni con hombres ni con mujeres. Simplemente no somos candidatos para el matrimonio, y es absurdo”, menciona Bruna.
“La sentencia N-0577 es algo tardío, que espero que vayamos avanzando en temas de derechos, cuando se habla de matrimonio muchas personas no están de acuerdo porque los consideran maricones casándose. Primero, se tiene que entender que el matrimonio es una unión civil, es un vínculo jurídico y es un derecho, es una figura legal que se dio después de mucha evolución. El matrimonio en primera instancia se crea para proteger a la pareja, darle beneficios. Muchos matrimonios al casarse adquieren derechos y también obligaciones en el tema de seguros, visas, herencias, etc., así como también adquieren obligaciones porque no es lo mismo novio que esposo, porque con el segundo ya formaste una vida, cosas que las personas LGBTI+ no tienen. Entonces, si mencionamos el artículo 14 de la constitución política del estado no tiene que existir diferencia alguna entre personas”, señala, por su parte, Albarracín
Es importante preguntarse, ¿qué cambios se necesitan para que las personas LGBTI+ se sientan incluidas y aceptadas en la sociedad? Para responder a esta pregunta, es necesario analizar los avances y desafíos en cuanto a la inclusión de las personas LGBTI+ en diferentes países y regiones del mundo.
“Quisiera que la separación de Iglesia y Estado se traduzca en la opinión popular, y que se deje de usar la religión para deslegitimar nuestra lucha, quisiera un espacio más seguro para infancias LGBT+ en colegios, y una educación sexual integral que contemple la historia LGBT+, quisiera campañas en contra del desempleo de la población trans y ayuda especial para compañeras transmigrantes rural-urbanas”, añade Bruna.
PERSPECTIVA DE LOS PADRES
Nilla Ossio Tadic, madre de Bruna, comparte su experiencia y reflexiones sobre el proceso de transición de género de su hija. Con una mirada sincera y llena de amor, expresa sus primeras reacciones, las dificultades enfrentadas y el apoyo brindado durante este proceso de autodescubrimiento. Además, comparte sus perspectivas sobre la inclusión de las personas LGBTI+ en la sociedad y la importancia de la educación y la sensibilización.
Nilla compartió que, en un principio, Bruna se identificó como bisexual, “una manera de enfrentar su sexualidad de manera gradual”. Sin embargo, posteriormente, su hija reveló su verdadera identidad como gay y existía un mundo dentro de ella que no podía definir o explicar claramente. Recuerda que Bruna siempre fue una niña especial en el entorno familiar, disfrutando de juegos con sus primas y no mostrando interés por actividades asociadas a la identidad masculina. Estas señales, quizás inadvertidas en un principio, prepararon el terreno para una estrecha relación madre-hija.
Sobre cómo manejó la situación con el resto de la familia y amigos cercanos, Ossio menciona que inicialmente sugirieron a Bruna que fuera discreta, con la intención de que se sintiera totalmente segura antes de revelar su verdadera identidad. Sin embargo, pronto comprendieron que este apoyo era insuficiente y decidieron enfrentar el mundo juntos, abierta y decididamente. Para su alegría, encontraron un gran apoyo y amor de parte de amigos cercanos y de la familia, quienes respaldaron a Bruna con todo su cariño y respeto.
En cuanto a las dificultades enfrentadas como madre de una persona transgénero, Ossio destaca el miedo como el mayor desafío al que se enfrentó. El miedo a que su hija sufriera, fuera lastimada física y emocionalmente, y el temor a que no pudiera vivir plenamente. Los mensajes de discriminación y odio hacia la comunidad LGTBI+ que circulan en las redes sociales y los medios de comunicación evidencian que aún queda un largo camino por recorrer para que todos aceptemos y respetemos los derechos fundamentales de seguridad, libertad y plenitud de este grupo.
“Apoyamos a Bruna con la valentía que ella nos inspiró a tener, con todo el amor y comprensión que necesitaba, dejando que ella nos guie en el proceso. También la llevamos a especialistas para que haga una transición segura con apoyo psicológico y profesional. Y lo más importante, dejarla ser, mostrar su verdadera esencia”, expresa.
Cuando se le pidió dar consejos a otras madres que tienen hijos transgénero, Ossio enfatizó la importancia de apoyar a sus hijos para que puedan mostrar su verdadera identidad y vivir con plenitud y tranquilidad. Destacó el amor incondicional de los padres y la importancia de que sus hijos se sientan aceptados, lo cual les dará la fortaleza necesaria para enfrentar cualquier adversidad.
Al abordar el progreso de la sociedad en cuanto a la inclusión de las personas LGBTI+, Ossio reconoce que se ha logrado avances en materia de derechos, pero señala que aún queda mucho por hacer. Como parte de un grupo de apoyo llamado Fameli (Familiares de Mentes Libres), Ossio es testigo de que el apoyo familiar es lo que a menudo falla en estos casos, y esto puede llevar a la expulsión de los hijos de sus propios hogares. Para ella, la falta de aceptación de las personas LGBTI+ en su entorno cercano puede resultar extremadamente dolorosa para todas las partes involucradas.
Acerca del papel de la educación y la sensibilización en la creación de una sociedad más inclusiva y respetuosa de la diversidad, Ossio resalta la importancia de desmitificar la creencia de que se pretende imponer la ideología de género en las escuelas. En cambio, sostiene que se busca reconocer la realidad existente, permitiendo que cada niño sea tratado como cualquier ser humano, reconociendo su integridad, talentos y capacidades, así como su capacidad de amar y ser amado.
“El cambio que quisiera ver es que haya más empatía, que por un momento se imaginen tener a un ser muy querido con una orientación diferente o que se identifique con el otro sexo, por favor imagínense, hagan este ejercicio. Poniéndote en los zapatos del otro, puedes sensibilizarte. Quisiera que la sociedad entienda que no es fácil, que estas personas no se están complicando la vida por diversión, es algo más fuerte que ellos, y sólo quieren vivir libremente en la forma que su ser les pide”, destaca.
La historia de Nilla y Bruna recuerda la importancia del amor incondicional y el apoyo familiar en el proceso de transición de género. A medida que más familias, como la suya, comparten sus experiencias, se espera que la sociedad continúe avanzando hacia una mayor inclusión y respeto por la diversidad, construyendo así un futuro más igualitario y acogedor para todos.
CONMEMORACIÓN
El 28 de junio se conmemora el Día Internacional del Orgullo LGBTI+, también conocido como Día del Orgullo Gay, una fecha que tiene un significado especial en la lucha por la tolerancia, la igualdad y la dignidad de las personas gays, lesbianas, bisexuales y trans.
Esta celebración tiene sus raíces en los eventos ocurridos en Stonewall, un bar de Nueva York, el 28 de junio de 1969. En aquel entonces, la comunidad LGBTI+ se enfrentó a una redada policial en un acto de resistencia que marcó un hito en la historia de los derechos civiles. Las primeras marchas del Orgullo Gay, que se llevaron a cabo en la década de 1970 en Estados Unidos, fueron un acto de conmemoración y reafirmación de los derechos y la dignidad de las personas LGBTI+.
En este contexto, el desfile del 28 de junio se convierte en un espacio de resistencia política, pero también de celebración. Es un momento para honrar a aquellos que han pavimentado el camino hacia la igualdad y la aceptación, así como para reafirmar la vida y la diversidad en toda su amplitud.
Sin embargo, Morales destaca la importancia de mantener una postura clara frente a esta conmemoración. A menudo, los medios de comunicación sensacionalizan el desfile distorsionando su mensaje y privando a la audiencia de comprender su verdadero significado. Por eso, enfatiza que el desfile no es un “freak show” para el consumo televisivo, sino una expresión de deseo de ser y vivir en libertad. Es una manifestación política, rebelde y amorosa que busca afirmar la vida y luchar por los derechos de la comunidad LGBTI+.
El Día Internacional del Orgullo LGBTI+ es una oportunidad para reflexionar sobre el progreso logrado en la lucha por la igualdad y la aceptación, pero también recuerda que todavía queda trabajo por hacer. A través de la visibilidad, la educación y la promoción de la igualdad, se espera que esta celebración contribuya a la construcción de una sociedad más inclusiva y respetuosa de la diversidad, donde todas las personas puedan vivir con plenitud y dignidad, sin importar su orientación sexual o identidad de género.