Copacabana Entre la serenidad y el tumulto
A 155 km de la ciudad de La Paz se encuentra Copacabana, un sitio que está entre la serenidad del majestuoso lago Titicaca y la tumultuosa realidad comercial que la rodea. Esta localidad, ubicada en la frontera entre Perú y Bolivia, se ha convertido en un lugar de encuentro de culturas y creencias, atrayendo no solo a peregrinos locales, sino también a visitantes de todo el mundo. Sin embargo, esta creciente concurrencia no está exenta de controversia y preocupación, ya que la gran afluencia de personas podría estar amenazando al entorno natural.
El lago navegable más alto del mundo con una altura de 3.812 metros sobre el nivel del mar, y uno de los lugares sagrados más importantes para las culturas andinas, es la joya que adorna el paisaje de Copacabana. La serenidad que emana de sus aguas tranquilas es casi mágica, brindando un refugio para la reflexión y la paz interior. Los pobladores locales han mantenido su conexión profunda con la naturaleza y las tradiciones ancestrales, pero también se han encargado de abrir negocios a como dé lugar.
Así, esta armonía se ve interrumpida por el bullicio que se ha apoderado de las calles de Copacabana. Además, la proximidad a la frontera entre Perú y Bolivia ha dado lugar a un peculiar fenómeno: el uso combinado de las monedas soles y bolivianos en el comercio local. Los puestos de mercado y las tiendas exhiben sus mercancías con precios en ambas monedas.
Además de esta agitación comercial, la localidad enfrenta el desafío de gestionar la afluencia constante de peregrinos, especialmente en momentos de festividades religiosas y feriados. Las decenas de automóviles que se estacionan a orillas del lago son, en su mayoría, procedentes de Perú y a su retorno ocasionan congestión vehicular en las principales calles.
Tanto bolivianos como peruanos acuden a la localidad para rendir homenaje a la Virgen de Copacabana, patrona de ambos países. El santuario dedicado a la virgen es un imán para los fieles, que buscan bendiciones y milagros. Si bien esta devoción es la principal fuente de ingresos para la comunidad local, también plantea cuestiones de sostenibilidad y preservación cultural.
Un aspecto que preocupa cada vez más es la contaminación que trae consigo la afluencia de visitantes y los negocios de entretenimiento que se crearon cerca del lago. Además, el aumento de turistas y peregrinos implica un incremento en la generación de residuos y la demanda de recursos naturales. La autenticidad y el encanto que se ven en las fotografías e imágenes promocionales de Copacabana como destino turístico están cada vez más cerca a convertirse en un meme de “expectativa versus realidad”.
Ante esta encrucijada entre la serenidad ancestral y los desafíos modernos, Copacabana enfrenta la tarea de encontrar un equilibrio sostenible. Las autoridades locales, en colaboración con las comunidades residentes y las partes interesadas, deben tomar medidas para gestionar el crecimiento turístico de manera responsable. La implementación de programas de educación ambiental, la promoción del turismo sostenible y la inversión en infraestructura adecuada son esenciales para proteger la belleza natural y cultural de este tesoro boliviano.
CÓMO LLEGAR
Los buses salen de la terminal de La Paz y también de la terminal interprovincial de El Alto. El precio del pasaje varía entre 30 a 100 bolivianos por persona y el trayecto es de aproximadamente tres horas y media. A medida que uno se acerca al destino, un momento singular aguarda a los pasajeros: el cruce del estrecho de Tiquina. A solo 45 minutos de Copacabana, los viajeros descienden del bus para abordar pequeños botes mientras el vehículo cruza en una balsa. Al otro lado del lago, retoman su asiento en el vehículo y prosiguen con la travesía.
ATRACTIVOS
La Isla del Sol e Isla de la Luna son el mayor atractivo de Copacabana. Decenas de casetas del puerto ofrecen el servicio de barco hasta ellas. Es aconsejable ir por la mañana, el viaje dura una hora y media. En la Isla del Sol se encuentra el palacio de Pilkokaina Inca (también conocido como Templo del Sol), la escalera del Inca y la Fuente de las Tres Aguas (llamada también Fuente de la Juventud). Muchos turistas deciden pasar una noche en esta isla para apreciar el cielo estrellado.
En la Isla de la Luna se encuentra el Inakullu, Templo de la Luna o también conocido como Templo de las Vírgenes, el que todavía conserva parte de las fachadas que rodean la explanada donde se organizaban las ceremonias. Un aspecto que destacar es el servicio de guía de los mismos comunarios, entre ellos niños, que hablan tres idiomas: aimara, castellano e inglés.
Una experiencia enriquecedora aguarda a aquellos dispuestos a ascender a el Calvario, ubicado junto a Copacabana. Este paseo de 30 a 45 minutos cobra un significado especial durante la Semana Santa, cuando los peregrinos recorren los marcados pasos del Vía Crucis de Jesucristo. La cima regala una vista panorámica de Copacabana y su bahía, un regalo para los sentidos y el espíritu.
PREOCUPACIÓN
En las últimas semanas se informó sobre el descenso del nivel de agua del Lago Titicaca debido a la actividad minera en el departamento de Puno, Perú. En los ríos de Puno que desembocan al lago Titicaca fluye arsénico, plomo, boro, hierro, manganeso, sodio y otras sustancias potencialmente nocivas. Además, el cambio climático también pone su parte: las sequías están provocando que algunas zonas de este lago empiecen a secarse.
Los gobiernos de Bolivia y Perú están trabajando con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y en alianza con el sector privado, cooperación internacional y comunidades indígenas y campesinas hacia la descontaminación del lago Titicaca a través de la iniciativa Gestión Integrada de Recursos Hídricos-Titicaca-Desaguadero-Poopó-Salar de Coipasa, que es financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).