Banda de guerra del Amerinst: 65 años de tradición y legado musical
En los albores de la década de los 50, una semilla de entusiasmo musical germinaba. Gustavo Garnica, actual director de la banda del colegio metodista Instituto Americano (Amerinst), nos transporta a aquellos años, cuando la escuela apenas contaba con escasos instrumentos, pero rebosaba de jóvenes apasionados. Fue en 1958 cuando un giro inesperado dio un vuelco a la historia.
Con el impulso del “Maestrito” Florencio Garnica, un músico con vastos conocimientos y una paciencia sin límites, la banda se transformó en lo que es hoy: una de las más destacadas del país. A lo largo de 33 años, Florencio moldeó talentos y dejó un legado imborrable en el alma musical del instituto.
A sus 18 años, su nieto Gustavo Alejandro Garnica Gonzales tomó el testigo con un entusiasmo palpable. La música era un camino inexplorado para él, pero la pasión y el llamado lo llevaron a aceptar el reto. Así comenzó una travesía de aprendizaje ininterrumpido, marcada por el compromiso con la herencia musical de su familia.
En 1993, la banda contaba con alrededor de 100 a 105 integrantes. Aunque no era un conjunto abrumador en número, su esencia resonaba con la misma fuerza. Aquel año, Gustavo Garnica se embarcó en la misión de perpetuar el legado de su abuelo.
Bajo su dirección, la banda ha florecido hasta contar con 173 apasionados miembros. La esencia de la banda se refleja en su versatilidad, desde las características marchas de percusión hasta las melodías de viento que ahora han ganado prominencia. A pesar de competir con gigantes, estos jóvenes músicos han cosechado victorias en festivales y concursos nacionales, elevando el nombre del colegio lo más alto del escenario musical boliviano.
En a1955 llegaron los instrumentos como una donación de Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, canalizada a través de la iglesia metodista. El lote incluía trompetas, cornetas y liras, etc. que llegaron empaquetados en robustas cajas de madera de pino. Aproximadamente el 80% de estos instrumentos eran de origen alemán, habiendo pertenecido a las tropas de Hitler, y también algunos eran de fabricación francesa.
Algunos datan de los años 1912 y 1917, testigos silentes de los tiempos que han pasado. En los años 60, cuenta el historiador Pablo Michel, los tambores “africanos” del Instituto Americano de La Paz, Bolivia, causaron controversia al descubrirse que pertenecieron a las juventudes hitlerianas durante el III Reich.
De los 28 tambores y timbales, 12 permanecieron en el Amerinst de La Paz y se usaron hasta 1970. Otros 6 fueron al Instituto Americano de Cochabamba, 4 a la banda del Colegio Militar de Ejército y los 4 restantes al Colegio Alemán de La Paz.
A más de 70 años del fin de la guerra, estos tambores son reliquias históricas. La banda del Amerinst continúa usándolos en desfiles, demostrando su arraigada tradición, en contraposición a la tendencia actual de desechar legados históricos.
IDENTIDAD MUSICAL
Los acordes que resuenan en la banda del Amerinst tienen una historia rica y centenaria.
Cada banda tiene su sello distintivo, y la del Amerinst no es la excepción. Mientras en La Salle resplandecen los heraldos y sus marchas llevan un matiz único, en Don Bosco encontramos una cadencia más marcial, con tambores que danzan al ritmo de un compás diferente y guaripoleros que imprimen su energía, detalla el director.
Desde 1958, la firma musical de la banda ha sido la percusión, específicamente los tambores. Sin embargo, Gustavo Garnica ha trabajado incansablemente por armonizar y ampliar la sección de vientos. Desde su llegada, ha procurado enfocarse en esta área, equilibrando el conjunto con esmero.
La formación de la banda es una coreografía musical. Comienzan con los estandartes, símbolos de su identidad. A continuación, los guaripoleros aportan su destreza y gracia. Al día de hoy, cuentan con tres guaripoleros, quienes mantienen la esencia de esta tradición.
Las guaripoleras siguen en la procesión, nunca más de 16, preservando la esencia de este grupo especial. Posteriormente, los tambores, platillos y bombos añaden su resonancia a la sinfonía.
Luego, los pentatones y las liras entran en escena. Estas últimas, 24 en total, una de ellas, una majestuosa lira doble, adorna la formación con la figura de dragones esculpidos en sus costados y un halcón de bronce en su cúspide, un regalo que atesora la historia de la banda.
Las trompetas hacen su entrada triunfal con 34 talentosos músicos. Dada la experiencia del director en este instrumento, ha procurado motivar y enseñar a estos jóvenes talentos con todo lo que puede.
Los bajos, conocidos como hevicones y barítonos, añaden profundidad a la sinfonía. Este año, han incorporado las color guards, banderolas que despliegan movimientos más arriesgados.
Así, la banda Amerinst no sólo es una orquesta, sino un espectáculo visual y sonoro que rinde homenaje a la música, la tradición y la pasión que les une. Ha conquistado los primeros puestos en diversos festivales, un logro destacable en una categoría competitiva marcada por la diversidad de instrumentos y la cantidad de participantes.
Recientemente, han alcanzado el primer lugar en el concurso de Manfred Reyes Villa, auspiciado por la Alcaldía de Cochabamba, demostrando su dedicación y habilidad. No contentos con su éxito local, la banda se aventuró a competir a nivel nacional. En Sucre, en la competencia auspiciada por el Liceo Militar, obtuvieron el segundo lugar. Este triunfo no sólo enorgullece a los jóvenes músicos, sino que también los impulsa a mirar hacia adelante, considerando participar en el próximo concurso nacional en Santa Cruz.
CULTIVANDO VALORES
El director de la banda no sólo se centra en la música, sino que también se esfuerza por inculcar en los jóvenes el valor de la amistad y la fraternidad. Al estar compuesta por niños y jóvenes de diferentes niveles, enfatiza la importancia de cuidarse mutuamente durante las actividades.
En ocasiones, los estudiantes expresan sus inquietudes a través de cartas, solicitando desafíos cuando no están conformes con la dirección de su sección. Esta competencia, según el director, es una oportunidad valiosa para que los jóvenes demuestren su capacidad y habilidades. Además, es una manera de inculcarles el valor de la superación personal, fomentando así su crecimiento tanto en el ámbito musical como en el personal.
TRADICIÓN QUE PERDURA
La banda Amerinst no sólo se conforma con el presente, sino que también celebra y promueve su historia a través de la banda de exalumnos. En este selecto grupo, destaca la presencia de destacadas personalidades que han llevado el nombre del colegio a nuevos horizontes.
Su legado se extiende a través de nombres como Guillermo Torrez Sanjinés, Juan Carlos Escobar Giacommo Urresti, Silvia Jiménez, Sisinia Anze, Alex Alba, Luis Laredo, Anibal Cruz, Michel Pérez, Andrés y Erick Cuevas y centenares de otras influyentes personalidades del país.
LA EVOLUCIÓN MUSICAL
Este año ha marcado un hito importante para Amerinst, con la realización de proyectos que se habían gestado hace años. Uno de los logros más destacados es la creación del grupo de trompetistas y tambores más destacados, conocido previamente como Las Retretas. Los jóvenes se enfrentaron al reto de encontrar un nombre adecuado para este conjunto, y así nació la Senior Band.
La formación de este grupo implicó un proceso riguroso de selección, en el que todos los miembros de la banda participaron en un casting. La versatilidad de la banda ha alcanzado nuevos niveles, abordando géneros que van desde cumbias hasta morenadas y diabladas, ejecutando cada ritmo con una habilidad que roza lo semiprofesional. Actualmente, se encuentran inmersos en la preparación de la retreta de gala programada para el 25 de octubre.
Un momento especial se avecina, con la llegada de exalumnos de la promoción que celebra sus 50 años, provenientes de distintos lugares del mundo. Este encuentro coincide con la fecha de la presentación, y se prepara una emotiva dedicatoria para estos distinguidos visitantes.