Claves para recordar lo que ocurre en la noche
Es común despertar de un sueño vívido y olvidarlo en cuestión de minutos o incluso segundos. Este fenómeno se debe, en gran medida, al sueño de movimientos oculares rápidos (MOR o REM por sus siglas en inglés), según revela un artículo publicado en Scientific American.
Durante la fase REM del sueño, la actividad cerebral se asemeja a la del estado de vigilia, aunque con algunas diferencias cruciales. Investigaciones lideradas por Deirdre Barrett, experta en sueño de la Facultad de Medicina de Harvard, indican que en esta etapa las áreas cerebrales encargadas de transferir recuerdos al almacenamiento a largo plazo, así como las propias áreas de almacenamiento, están relativamente inactivas.
Aunque las áreas de memoria a corto plazo están activas durante el sueño REM, sólo retienen los recuerdos durante unos escasos 30 segundos. Por lo tanto, para recordar un sueño, generalmente es necesario despertarse durante esta fase. Si se pasa a la siguiente etapa del sueño sin despertar, es probable que ese sueño no se almacene en la memoria a largo plazo.
El sueño REM se presenta aproximadamente cada 90 minutos y se extiende a medida que avanza la noche. Aunque el primer ciclo REM suele durar pocos minutos, al final de una noche de ocho horas, una persona habrá pasado alrededor de 20 minutos en esta fase, según Barrett.
De ahí que la duración del sueño tenga una fuerte correlación con la capacidad de recordar los sueños. Dormir sólo seis horas implica menos de la mitad del tiempo de sueño de una noche completa. Esas últimas horas de descanso son cruciales para el soñar y, generalmente, la gente tiende a recordar el último sueño de la noche, aquel que precede al despertar.
Existen rasgos individuales que influyen en la memoria de los sueños. Por ejemplo, un meta análisis de 2008 señala que las mujeres tienden a recordar más sueños que los hombres. Además, los jóvenes tienen una mejor capacidad de recuerdo en comparación con los adultos mayores. La memoria de los sueños aumenta en los niños a medida que pueden comunicarlos y se mantiene estable durante la adolescencia y la veintena, para luego disminuir gradualmente en la edad adulta.
Sin embargo, existen variaciones notables entre las personas en lo que respecta a la memoria de los sueños. Mientras algunas rara vez recuerdan sus sueños, otras pueden recordar varios cada noche. Barrett observa que las personas introvertidas y centradas en sí mismas tienden a recordar más sueños, a diferencia de las extrovertidas y orientadas a la acción, que suelen recordar menos.
Factores como la imaginación, la susceptibilidad a la hipnosis y la creatividad también están relacionados con la capacidad de recordar los sueños. Según un estudio de 2017, el recuerdo de los sueños parece estar vinculado a la apertura a la experiencia, un rasgo de personalidad caracterizado por la disposición a probar cosas nuevas y explorar ideas inusuales.
Algunos estudios sobre sueños lúcidos, en los que el soñador siente tener un control consciente sobre el sueño, sugieren que ciertas áreas cerebrales asociadas a la atención están más activas en las personas que recuerdan más sueños, lo que sugiere que las diferencias neurológicas pueden desempeñar un papel crucial.
A pesar de estas tendencias, es posible entrenar al cerebro para recordar más sueños. Leslie Ellis, asesora clínica en Columbia Británica, sugiere tomarse un momento al despertar para reflexionar sobre el sueño antes de moverse, lo que facilita el paso de la memoria a corto plazo a la larga.
Factores como la imaginación, la susceptibilidad a la hipnosis y la creatividad también están relacionados con la capacidad de recordar los sueños.