Tesoros turísticos escondidos en Cochabamba
Cochabamba, conocida por su rica gastronomía, historia y paisajes impresionantes, guarda entre sus calles y montañas una serie de joyas ocultas que no suelen aparecer en las guías turísticas convencionales. Desde pasajes con murales históricos hasta lugares naturales de ensueño, estos cinco destinos en el municipio ofrecen una experiencia única para los viajeros que buscan explorar más allá de lo convencional.
1 PASAJE SAN RAFAEL, HISTORIAS ENTRE ADOQUINES
El pasaje San Rafael es una experiencia fuera del tiempo en Cochabamba. El asfalto, cubierto de adoquines de cerámica o Pavic para el alto tráfico, brinda una estética singular que se integra con el entorno. Aquí, los balcones y fachadas de casas antiguas se engalanan con maceteros colgantes rebosantes de plantas.
Este lugar, más que una ruta peatonal, es un portal a la historia cultural latinoamericana. Los mosaicos creados con pedazos de cerámica reciclada dan vida a 35 mujeres influyentes, como Frida Kahlo, Yolanda Bedregal y Mercedes Sosa, que, gracias a la realidad aumentada a través de la aplicación Artivive, permite sumergirse en sus vidas con una breve reseña histórica. Solo se necesita escanear a través de la aplicación cada retrato para descubrir la magia.
Atrás quedaron los días oscuros del pasaje, conocido antes como “Calle del Diablo”, un nombre que evocaba relatos de apariciones y misterios. Hoy, tras su restauración, es un remanso para los peatones que buscan atajos entre la calle Lanza y Av. San Martín. Sin embargo, las leyendas aún susurran entre las fachadas.
La historia se entrelaza con la cotidianidad: antiguas casas de adobe con puertas de aldabas y la tradición de evitar el lugar después de las 18:00 por temor a lo sobrenatural. La peregrinación con el arcángel San Rafael en los años 70 cambió el aire del pasaje, pero las historias persisten.
La declaración como espacio patrimonial y cultural en 2014 resguarda su esencia, mientras las festividades anuales en honor al patrono mantienen viva la tradición. Las leyendas de sombras nocturnas y duendes con sombreros son parte de la atmósfera única de este lugar que, entre sus muros, conserva las raíces y la creatividad de la cultura latinoamericana.
2 Capilla Nuestra Señora La Merced, TESORO NEOCLÁSICO
Ubicado entre las avenidas Juan de La Rosa y Beijing, en la zona de Sarco, la capilla de la Merced no solo es un símbolo religioso, sino un monumento nacional consagrado por su invaluable herencia cultural. Desde su designación, mediante Decreto Supremo el 7 de diciembre de 1967, ha sido un destino de devoción y arte arquitectónico.
Iniciado en 1826 y finalizado en 1832, su inauguración oficial en 1840 fue el resultado de un proceso meticuloso y que incluye ornamentación importada de Europa. Esta joya arquitectónica exhibe una fachada neoclásica excepcional, pero su singularidad más conmovedora radica en la cripta familiar bajo el altar mayor, que resguarda los restos y cenizas de los ancestros de la familia Irigoyen.
La historia de la capilla se entreteje con un relato de fe y gratitud. Don José de Gamarra, arriero de oficio, obsequió en 1820 la imagen de la Virgen de “La Merced” a Don Sebastián de Irigoyen, propietario de la campiña de Sarco. Conmovido por la curación de sus dolencias que encomendó a la misma Virgen, Sebastián emprendió la construcción de una capilla dedicada a ésta. La tarea recayó en el arquitecto italiano Franchesco Fontaine.
La capilla, originalmente privada para la familia, se convirtió en un sitio de acceso público en 1982, cuando se entregó la custodia a los religiosos del Divino Verbo.
La estructura lateral revela una cúpula, ventanas circulares denominadas “ojos de buey”, y una cubierta con bóveda de cañón corrido. La singularidad de la iglesia se acentúa con la torre que alberga 14 campanas, convirtiéndola en la única capilla de Cochabamba con tal número.
Además de su esplendor arquitectónico, el interior acoge un retablo mayor de tres calles, destacando la imagen de la Virgen de La Merced, el Sagrado Corazón de Jesús, San Joaquín y Santa Ana. La decoración interior se completa con las figuras de Arcángel Miguel, San Pedro, San Juan, San Antonio y otros santos, cada uno aportando su significado a este santuario de fe y devoción.
3 EL PUEBLITO, ANTIGÜEDAD Y TRADICIÓN
El encantador enclave conocido como El Pueblito resguarda en su esencia la nostalgia de los pueblos coloniales y la autenticidad del valle cochabambino. Emplazado en la zona de Tupuraya, al nordeste de Cochabamba, este antiguo barrio alberga a más de 500 habitantes, y es mucho más que un simple asentamiento urbano.
Su nombre no es casualidad, es un homenaje a la riqueza cultural que abraza. Un lugar que atestigua el legado histórico de las culturas collas, quechuas y aimaras, manifestado en sus calles y pasajes interiores. Aquí, la estructura urbana se desvanece en favor de una disposición peculiar, alejada del tradicional damero español. Los manzanos, pintados con armoniosas irregularidades, cuentan historias de tiempos pasados, evocando una arquitectura singular y nostálgica.
Pero El Pueblito es mucho más que su arquitectura, es un crisol de tradiciones culinarias que cobran vida en diferentes épocas del año. Sus calles se impregnan con los aromas y sabores de festividades gastronómicas, ofreciendo un festín para los sentidos y un viaje a través de la herencia culinaria de la región.
Este espacio urbano, original y arraigado en la historia, se erige como un santuario de la tradición, donde cada callejuela, cada fachada, cuenta la historia de un pasado rico y diverso. El Pueblito, más que un simple barrio, es un monumento vivo a la autenticidad y la riqueza cultural que define la identidad del valle cochabambino.
4 MIRADORES DE LA CICLOVÍA, VISTA PANORÁMICA
La experiencia de recorrer en bicicleta la ciclorruta de Cochabamba se convierte en un deleite en sí misma. Durante este trayecto, se encuentran dos miradores: el primero se sitúa tras pasar el puente Pasarela Ciclovía y el herbazal Jardinera Circuito Bolivia. Este mirador se distingue por un diseño vibrante y pintoresco en el suelo, lleno de colores que inyectan vida al recorrido, convirtiéndolo en un punto lleno de energía.
El segundo mirador, conocido como Solterito Alto, ofrece una perspectiva panorámica de una majestuosidad incomparable. Aquí, la ciudad se abraza con las montañas, mientras los tejados se entrelazan con la exuberante vegetación, creando un cuadro en movimiento que refleja el constante bullicio de la vida en Cochabamba.
Estos miradores son más que meros puntos de observación, se transforman en espacios perfectos para detenerse, tomar aliento y sumergirse en la exquisita belleza natural que envuelve a Cochabamba.
5 VALLE DE SAN SILVESTRE, NATURALEZA Y AVENTURA
El Valle de San Silvestre, a solo diez kilómetros al suroeste de Cochabamba (Distrito 9), se erige como un tesoro turístico natural de enorme potencial. Este destino cautiva a los amantes de la naturaleza y a los aventureros. Con una diversidad paisajística sin igual, este nuevo punto de interés turístico ofrece una ventana a distintos períodos históricos y prehistóricos de la ciudad a través de sus paisajes diversos: montañas imponentes, quebradas serpenteantes, mesetas expansivas, miradores panorámicos y formaciones rocosas intrigantes.
El Valle de San Silvestre brinda al visitante una perspectiva única de Cochabamba y una vivencia turística sin igual. Escondido al sur de la ciudad y colindante con el municipio de Santivañez, este lugar ofrece tres espacios imperdibles para explorar:
En primer lugar, la Pajcha de San Silvestre, bautizada así por su formación rocosa que se desploma en una caída de aproximadamente 50 metros. Durante la temporada de lluvias, se transforma en una hermosa cascada con tres saltos de agua, cada uno con pozas que invitan a un refrescante chapuzón. Sus características únicas hacen de este lugar un sitio ideal para la práctica de rappel y trekking, una experiencia que despierta la adrenalina y conecta con la naturaleza.
A esta maravilla se suman dos miradores. A unos treinta minutos de la Pajcha de San Silvestre se encuentra el Valle de las Rocas, desde donde se contempla una vista panorámica que abarca el valle central, el valle bajo y parte del valle alto cochabambino. A quince minutos más, otro mirador deleita con un nuevo paisaje, ambos ubicados a una altitud de 3 mil metros sobre el nivel del mar.
El Valle de San Silvestre, con su diversidad natural y sus atractivos panorámicos, invita a explorar y descubrir la riqueza paisajística y cultural de Cochabamba en un entorno de aventura y serenidad.