Diplomacia del Panda: cómo estos carismáticos osos son embajadores chinos por excelencia
Un oso panda estaba acostado panza arriba con la mirada al cielo, únicamente respirando y existiendo, aun así, despertó los instintos más enternecedores de los expectantes. Otro que se encontraba dormido, se levantó y se dirigió a un tronco a rascarse la espalda baja, cual caricatura, avivando el interés de tomar fotografías y videos de los visitantes de la Base de Investigación de Pandas Gigantes de Chengdu, Sichuan, la provincia que visitó Los Tiempos y que cuenta con el 74.4 por ciento de los pandas salvajes de China.
Comer, dormir, rascarse y juguetear. En efecto, estos peludos y populares mamíferos se encontraban simplemente haciendo “cosas de pandas”; sin embargo, en el Gigante Asiático su valor como emblema y tesoro nacional trasciende a un fuerte símbolo de relaciones políticas. Tal es su magnitud de relevancia que tiene su propia denominación: Diplomacia del Panda.
Estos carismáticos animales bicolores se convirtieron en los mejores embajadores de China, ya que, por ser una especie endémica del país asiático, cuenta con la “tutela” de todos ellos en el mundo.
Este país planteó el propósito de fortalecer los lazos de amistad y las relaciones políticas y económicas de China con otros países por medio, de nada más y nada menos, que del envío de pandas. Esta estrategia de diplomacia única en el mundo se remonta a la época de la dinastía Tang (618-907 d. C.), no obstante, se intensificó luego de la creación de la República Popular China, en 1949 y es vista también como una herramienta para difundir lo que ellos denominan su “poder blando”, además de fortalecer el sentido de pertenencia a este animal endémico para reforzar sus esfuerzos de la conservación de esta especie.
Presidentes de Estado, primeras damas, cancilleres, ministros y diferentes personajes del escenario político mundial posan visiblemente felices a lado de los pandas en fotografías documentadas en un mural de La Base del Panda Gigante, donde se rescata su alto valor en el mundo de la diplomacia. Y es que China, desde la década de los 50, solía regalar una pareja de pandas para fortalecer sus relaciones bilaterales con otros países (Estados Unidos, Unión Soviética —en ese entonces—, España y México), ahora bien, desde los 80 hasta la actualidad, como refuerzo a su sentido de pertenencia y protección de su tesoro nacional, la Diplomacia del Panda se institucionalizó bajo un “esquema de préstamos” y también debido a que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres imposibilitó a China a “regalar” pandas.
La nueva modalidad de la Diplomacia del Panda consiste en su préstamo por un millón de dólares anuales por 10 años a “países prioritarios para la política exterior de China”, particularmente occidentales, buscando mantener el objetivo de proyectos bilaterales en la investigación científica, únicamente para la conservación de esta especie. Sin embargo, durante los últimos años se evidenció que la Diplomacia del Panda va mucho más allá de un préstamo, sino que se convierte en una especie de “termómetro” de la cercanía entre China y otros países. Además, este acuerdo establece que en caso de que la pareja “rentada” tenga oseznos, de igual manera pertenecen a China con el compromiso forzoso de regresarlos al país asiático.
Cabe resaltar que los pandas gigantes fueron declarados en peligro de extinción en 1988, debido a su limitada alimentación y estilo de vida, pero gracias a los esfuerzos incansables de conservación de China, desde 2016, pasaron a ser una “especie vulnerable”, por lo cual el trabajo medioambiental y científico en estos animales se refleja hasta el día de hoy en parques nacionales protegidos (pandas en estado salvaje) y centros de cría e investigación científica (pandas en cautiverio).
Uno de ellos es La Base del Panda Gigante, famosa en todo el mundo por la protección de este mamífero, que está ubicada en la Avenida del Panda del distrito de Chenghua, en una ciudad en la que Los Tiempos fue testigo de la impresionante caracterización y promoción de este peludo amigo y brinda, desde 1987, una educación científica popular y una base de turismo cultural y paisajístico. Resguarda 240 ejemplares entre adultos y crías, pero, tan sólo un 10 por ciento de ellos puede ser avistado por los visitantes tomando en cuenta también las condiciones climáticas para los protagonistas, pese a que está lleno de lugares recreacionales e informativos para la admiración y comprensión de estos icónicos animales y su importancia para China con el mundo.