Mitos y verdades sobre la estética facial: lo que debes saber antes de iniciar un tratamiento
La estética facial va ganando protagonismo en la conversación sobre el bienestar y el autocuidado, pero, a medida que crecen las opciones de tratamientos, también lo hacen los mitos que generan dudas y temores en quienes buscan mejorar su apariencia sin perder naturalidad.
Para despejar las inquietudes, la Revista OH! conversó con el doctor José María Azeñas, especialista en dermatología y dermatología estética, quien comparte su experiencia sobre lo que es cierto y lo que no en el mundo de los procedimientos faciales.
Uno de los mitos más comunes es que el bótox cambia por completo la fisonomía del rostro, pero, en realidad, cuando se aplica correctamente, no paraliza el rostro, sino que “reeduca” ciertos músculos para suavizar líneas de expresión sin perder naturalidad, explica el especialista.
Otro tratamiento frecuente son los rellenos faciales, como el ácido hialurónico, que también genera preocupaciones sobre posibles deformaciones o flacidez.
“Si bien es cierto que cada tratamiento tiene sus riesgos, una aplicación adecuada no debería generar alteraciones visibles ni provocar flacidez a largo plazo. El problema surge cuando se repite excesivamente o se aplica sin un diagnóstico personalizado”, aclara.
Azeñas destaca la importancia de la evaluación previa a cualquier procedimiento. No se trata de aplicar productos por moda, sino de entender el rostro de cada persona, su estructura facial y cómo lograr una mejor versión de sí misma sin alterar su esencia. Lo natural siempre debe ser la prioridad, subraya.
Una creencia muy extendida, especialmente entre quienes tienen piel grasa, es que no necesitan hidratarse. “Toda piel necesita hidratación, incluso la grasa. Lo que varía es el tipo de producto que se usa. La hidratación mantiene la barrera cutánea en buen estado, algo esencial en cualquier tratamiento estético”, afirma.
Sobre las populares cremas antiarrugas, el dermatólogo señala que pueden funcionar en determinados casos, especialmente en pieles jóvenes o con signos iniciales de envejecimiento.
“Sin embargo, en pieles más maduras o con mayor daño solar, los resultados suelen ser limitados. En esos casos, se puede combinar con otros procedimientos como bioestimuladores o terapias de regeneración”, indica.
Lo importante, según Azeñas, está en la orientación profesional. “Más allá de los mitos, el factor determinante siempre será quién realiza el procedimiento. Un médico certificado y con experiencia sabrá indicar lo que realmente necesita cada piel, sin poner en riesgo la salud ni la naturalidad del rostro”, añade.
Frente a la saturación de información y desinformación en redes sociales, el especialista recomienda informarse de fuentes confiables y no dejarse llevar por soluciones rápidas o modas estéticas.