En marcha el plan de acción para proteger a la paraba frente roja
El comercio internacional de la paraba frente roja (Ara rubrogenys) desencadenó la disminución poblacional enérgica de esta especie en el siglo XX. Aunque los controles fronterizos para eliminar el comercio ilegal de vida silvestre se fortalecieron en el siglo XXI, propiciando el descenso del tráfico internacional de esta especie, esta actividad ilícita no ha cesado. Complementariamente, es transcendental señalar que la demanda doméstica de esta especie como mascota mantiene activa su comercialización prohibida.
La considerable degradación de su hábitat natural es el motivo para la disponibilidad limitada de alimento natural para esta especie durante parte del año. Por otro parte, la agricultura de maíz y maní se ha transformado en un recurso alimenticio muy atrayente para esta paraba, al cual apela durante parte del año. Esto ha generado que agricultores no duden en sacrificar a individuos de este género cuando los encuentran en sus campos agrícolas. Finalmente, la degradación de la vegetación nativa de las laderas de los valles, producida por la ganadería (principalmente caprina) y la extracción de madera (para leña y para producción de carbón vegetal) siguen ejerciendo presión sobre el hábitat de este grupo que aún perdura.
“Toda esta complejidad de factores (amenazas) hicieron que esta preciosa especie endémica de Bolivia se encuentre en peligro crítico de extinción. Si no se toman acciones para revertir las presiones que ejercen estas amenazas sobre esta especie y su hábitat, la extinción de la paraba frente roja en vida silvestre será inevitable en el corto plazo”, señala la Asociación Armonía, organización si fines de lucro que se dedica a implementar estrategias de conservación eficaces, coordinando con las comunidades locales la protección de la vida silvestre y los hábitats del país en programas de todo el país.
No obstante, Armonía señala que existe una serie de iniciativas que ya han impulsado la preservación de la paraba frente roja. La mayoría de ellas ha centrado sus esfuerzos en educación e información, técnicas para menguar el impacto de loros sobre cultivos, programas de desarrollo sostenibles y la creación y gestión de áreas protegidas.
En ese contexto, la organización trabaja con tres comunidades que tienen autoridad sobre el área donde se encuentra la Reserva Natural Comunitaria Paraba Frente Roja: San Carlos, Pereta y Amaya. Todas instituyeron la Reserva Natural Comunitaria Frente Roja y erigieron un albergue para acoger observadores de aves. La posada abrió sus puertas en 2011 y desde entonces se ha producido un acrecentamiento en los ingresos por ecoturismo hasta la gestión 2015.
Manejo integral
Por su parte, el Centro de Biodiversidad y Genética de la Universidad Mayor de San Simón trabajó con autoridades ediles y dirigentes regionales para instaurar un par de áreas naturales de manejo integrado (ANMI) en los municipios de Pasorapa y Aiquile. Los dos sectores son considerados trascendentales para las poblaciones silvestres de esta especie.
Pero es no es todo, porque Armonía puso en marcha un plan para concienciar a la gente sobre el alto peligro de extinción de esta especie en cuatro poblaciones consideradas claves que se sitúan dentro el espacio de repartimiento de la paraba frente roja: Aiquile, Omereque, Saipina, Icla. En ese contexto, se desarrollaron talleres educativos e informativos con estudiantes, autoridades y líderes regionales.
Entre tanto, la Fundación Loros de Bolivia apuntala a la gestión del área
protegida municipal Jardín de Cactáceas,
así como a la comunidad de Anamal
con proyectos de desarrollo sostenible.
Compromiso
Mientras tanto, los Gobiernos municipales de Pasorapa y Saipina han trabajado con la Fundación Natura Bolivia con la finalidad de proteger áreas de alimentación críticas para el paraba mediante la rúbrica de acuerdos de incentivos de conservación basados en la comunidad. En Pasorapa, 214 propietarios de 12 comunidades se comprometieron a salvaguardar el hábitat de las parabas y, a cambio, recibieron proyectos de riego y acceso al agua con un valor de 56 mil dólares. Casi el 10 por ciento del distrito de Pasorapa, o más de 20 mil hectáreas, ahora están resguardadas a través de alianzas de preservación.
La campaña se extiende
Natura también ayudó a instituir áreas protegidas en tres de los 14 municipios preferentes, para la subsistencia de las parabas: Moromoro, Pucará y Vallegrande. Estas áreas resguardadas, aunque no se enfocan en la conservación de la paraba frente roja en sí, han colaborado para proteger ecosistemas significativos en estas jurisdicciones. Varios Gobiernos municipales han establecido Fondos Municipales de Conservación del Agua, que gestionan recursos financieros para ayudar en el amparo de las cuencas y de la paraba frente roja, y otras especies de vida silvestre.
Armonía trabaja con las áreas protegidas Toro Toro y el Palmar con el propósito de optimizar sus sistemas de monitoreo y protección de los sitios de anidamiento que se encuentran dentro estas áreas preservadas.
Según Armonía, el plan de estrategia de conservación se desarrolla con la participación de instituciones académico-científicas, Gobiernos municipales, organizaciones sociales y representantes de áreas protegidas nacionales y municipales, a través de variadas reuniones y talleres de discusión. Asimismo, participaron en los dos talleres de discusión de la estrategia representantes de los Gobiernos autónomos departamentales y de la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas.
La organización afirma que para conservar con éxito la paraba frente roja, los Gobiernos nacional, departamentales y municipales de Bolivia deben sacar rédito de las iniciativas de conservación existentes.